Max Lesnik
Acabo de regresar de La Habana. Estuve allí apenas sólo cinco días en mi condición de periodista director del programa radio-Miami para reportar, como lo hicimos, junto a nuestro sub-director Lorenzo Gonzalo, sobre el desarrollo de la reunión celebrada la pasada semana en el Hotel Nacional de La Habana, en la que participó un grupo de cubanos residentes en el exterior y una amplia representación del gobierno revolucionario de la isla, entre ellos el Ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque, el Director del Departamento DACRE, el Embajador Carlos Zamora, así como el Ministro de Cultura Abel Prieto y el Presidente de la Asamblea del Poder Popular -el Parlamento Cubano- Ricardo Alarcón de Quesada.
El trascendental evento tuvo como objetivo fundamental testimoniar ante el pueblo de Cuba y su gobierno, en el propio suelo de nuestro país, la posición inquebrantable de lucha de los cubanos que vivimos dispersos en tantas y tantas naciones del mundo, nuestra posición contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba así como para ratificar el rechazo al terrorismo en todas sus manifestaciones y muy en particular ese terrorismo que por muchos años se ha venido practicando con el pueblo cubano, un terrorismo asesino que no puede ser diferenciado de otras acciones criminales de ese tipo porque, como tantas veces hemos afirmado, no hay un “terrorismo” malo cuando esa acción se realiza contra Estados Unidos, pongamos por caso, el atentado a las Torres Gemelas de New York, y un “terrorismo bueno”, como fue aquel acto criminal de hacer estallar en el aire un avión de Cubana de Aviación sobre los cielos de Barbados, dejando el trágico saldo de 73 víctimas inocentes, mientras sus asesinos se pasean libremente por las calles de Miami bajo la protección cómplice de autoridades de Estados Unidos.
No puede haber diferencias entre uno y otro terrorismo. Porque no hay terrorismo “bueno” y terrorismo “malo”. Así lo hemos dicho en Miami y así también lo afirmamos en La Habana. Para que nadie se llame a engaños ni queden dudas de que nosotros no tenemos un doble y contradictorio discurso, diciendo una cosa aquí y otra allá como otros pudieran hacer por temor o por favor.
De nuevo estamos aquí en Miami, en esta trinchera periodística de Radio-Miami, siempre prestos al debate de las ideas enfrentándonos a los que transitan por los caminos del odio y la confrontación anti-cubana. Para esos energúmenos frustrados, de La Habana les traigo un recado del pueblo cubano: “Señores militantes del odio, cambien de ruta que por el camino que van, a Cuba jamás van a llegar”.
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