viernes, junio 20, 2008

La democracia formal a la colombiana

Barómetro Internacional

Gobierno de Uribe

Por Bruno Lima Rocha

La muerte de Manuel Marulanda Vélez (Pedro Antonio Marín de bautismo), no significa el fin de la insurgencia en Colombia. El líder histórico de las FARC-EP estaba en armas desde de la derrota del levante popular conocido como Bogotazo, el 9 de abril de 1948. En este día el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, abogado, político y líder de una “cruzada ética nacional” fue asesinado. El uso de la violencia política entre oligarcas dejó la certeza de que las reglas de competencia política son incapaces de incluir a las mayorías empobrecidas.

El episodio desató la violencia social en el campo colombiano, en un período conocido por bandolerismo (o “la violencia”), cuyo saldo fueron 300.000 muertos entre 1948 y 1953. Marulanda nace a la política en esta escuela, siendo el mismo un mito fundador de la rebelión de los campesinos pobres. La tragedia épica y victoriosa del Cerco de Marquetalia es una muestra de este salto histórico de una etapa de autodefensa de masas hasta una fuerza regular insurgente. El lenguaje de la rebelión es reforzado por el hecho de que todos los acuerdos entre guerrillas y gobierno de turno, desde la campaña electoral de 1964, cuando el cura dominicano Camilo Torres Restrepo (1929-1966) desistió de la protesta pacífica, han resultado en masacres en plena “tregua democrática”. La experiencia de las FARC siendo parte de la Unión Patriótica (UP), partido legal para disputar elecciones generales y legislativas fue terrible.

Entre 1987 y 1992, 4.500 militantes “legales” fueron asesinados. Entre ellos, dos candidatos a presidente. El resultado fue el abandono de la vía electoral y la opción permanente de las armas, haya visto lo que ha pasado en momentos anteriores.

El tema de la democracia interna en las zonas y sectores sociales bajo influencia de las guerrillas es el problema de fondo a ser solucionado. No hay como avanzar socialmente sin romper con la base económica de la palma africana y de la refinación de coca. El latifundio tiene capacidad de reproducción ideológica bajo todas las circunstancias. La interdependencia estructurante de una realidad social, siempre está en las estructuras de producción económica, la ocupación de un territorio y las posibilidades de aumento de la participación de la gente. En este sentido, toda fuerza beligerante insurgente debería ser un eje de empuje de las luchas de abajo y de empuje para la gente. Infelizmente, no es siempre así que se mueven las fuerzas de la política.

Volviendo al tema de la democracia formal, este régimen no es garantía ni siquiera de la participación política. Esto porque en Colombia es más seguro ser guerrillero de que actuar como militante de base. Sin los derechos básicos de tener libertad de reunión, opinión y manifestación, no hay “juego democrático” que resista bajo ningún régimen político u modelo de gestión económico.

Presentamos abajo algunas conclusiones a respecto del caso de la “democracia colombiana”, su gobierno, su presidente y el papel que juega este Estado en la política del Continente:

1) Soberanía no es fantasía, por lo tanto, un gobierno que recibe US$ 3 mil millones de dólares al año; como es el caso del mandatario antioqueño, es todo menos soberano.

2) 400.000 hombres en armas a tiempo completo, toda la ayuda proveniente del Plan Colombia, palma africana como sustituta de la hoja de coca y la disminución del Estado de derechos universales a niveles mínimos. Esta es la receta de paz política, promovida por Bush y aplicada por Uribe.

3) El ADN político de Álvaro Uribe Vélez es el mismo que el de Salvatore Mancuso y Carlos Castaño. Los paracos, los capos narcos de Antioquia, la relación con las empresas mineras y las exportadoras bananeras-cocaleras; todos tienen relaciones orgánicas con Uribe.

4) La mesa directiva del partido creado por Uribe aún en los ’80 tiene parte de sus mandos en prisión. Para que un político colombiano esté preso, es porque poca cosa no hizo.

5) No solamente las FARC son una fuerza beligerante, el ELN, desde hace 40 años o más y también el EPL. Las FARC-EPL aplican el esfuerzo de guerra y cobran impuestos a todos los que comercialicen algo rentable en larga escala sobre el territorio donde actúa. La economía de guerra casi siempre implica en tensión entre las bases sociales y la fuerza insurgente. En este sentido la construcción de base de los elenos es más participativa.

6) El ataque del abogado antioqueño en Ecuador expuso para el mundo la condición de que el conflicto colombiano es generalizador. También expuso la real condición de autonomía ausente que tiene un Estado que recibe el monto absurdo que el Imperio le envía todos los años.

7) La posibilidad no confirmada de una guerra en la región era la única oportunidad de definición del conflicto cívico-militar en Colombia. La guerrilla más antigua del Continente se veía con su gran momento histórico para tentar definir la guerra civil. Capaz que sea la única en esta etapa post-Bipolaridad. El raciocinio lógico nos lleva a creer que FARC, ELN y el aún menor EPL tendrían que recomponer otra edición de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB en fines de los ’80, principios de ’90) y hacer una alianza estratégica con Ecuador y Venezuela.

8) De su parte el gobierno Uribe removilizaría los paramilitares, más allá de las Águilas Negras que siguen en actividad. Para colmo el enlace de Uribe-CIA también se daría (y se da) con capitales de la costa y de la sierra ecuatoriana, sumado al vínculo histórico con los escuálidos de Venezuela. Este sería el inicio del conflicto ampliado en la Amazonia.

9) Como último comentario, sugiero dos lecturas. Abajo van dos enlaces para sitios de internet donde están dos libros que juzgo esenciales para comprensión de la realidad colombiana. Los materiales tienen acceso libre y prueban lo que todos siempre lo supieron: ¡URIBE ES NARCO Y PARACO! ¡SIEMPRE LO FUE! Pablo Emilio Escobar Gaviria tiene la misma ADN empresarial y política del abogado antioqueño Álvaro Uribe Vélez y no hay como desmentir tamaña verdad.

Bibliografía:

El señor de las sombras, una biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez
Joseph Contreras (corresponsal de la revista Newsweek) y Fernando Garavito (fue reportero especial de El Espectador). Editorial Oveja Negra

Los Jinetes de la Coca, Fabio Castillo (ex reportero especial de El Espectador)
Editorial electrónica: Equipo Nizkor – Derechos Humanos Human Rights

blimarocha@via-rs.net

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