martes, junio 10, 2008

Lo único que sabemos es que ponemos los muertos

María Teresa Jardí

Vamos a ver: Como no se investigan las ejecuciones que ya suman varios miles, tan sólo en el periodo encabezado por el usurpador panista, no sabemos, bien a bien, si los asesinatos son producto de ligas con el crimen organizado o si el usurpador hace una limpia de ciudadanos molestos o si otros aprovechan para deshacerse de los que consideran sus enemigos o si se trata de venganzas entre familias, lo único que sabemos a ciencia cierta es que los gobernados y de vez en cuando gobernantes municipales de quinta y algún que otro policía, que no es policía, porque en México hace tiempo que no tenemos policía, y de vez en cuando un soldado, también de quita, que no son policías ponemos los muertos, mientras que la derecha panista y usurpadora garantiza, debido a la impunidad que impera, el no castigo a los asesinos y por ende la continuación de los crímenes que abochornarían a cualquier dictador menos cínico que Calderón y compañía.
Los errores de los gobernantes los pagan los pueblos. A cuarenta años del 68 y a 37, en México, del Jueves de Corpus de 1971, el mundo es peor en todos sentidos. Pero no existen palabras suficientes para calificar el retroceso de México incluso si se le compara con los más atrasados países del continente africano o con Haití o El Salvador o Guatemala.
Y que no nos vengan los paleros del sistema a decir que el mundo siempre ha estado igual de mal que ahora y que es natural lo que ocurre aquí. Eso que la telecrática Telebasura nos quiere vender lo desmiente la historia.
Es cierto que la humanidad ha tenido épocas muy negras. Pero las torturas practicadas en Guantánamo por los militares gringos hacen palidecer a la Inquisición.
El fanatismo religioso ha cobrado muchas vidas. Pero a Vlad Dracul se le puede considerar un santo si se le compara con George W. Bush.
El mundo hoy es mucho peor de lo que nunca ha sido a pesar de que los avances de la ciencia podrían haber propiciado un mundo mejor, sin exclusión para nadie y donde todos tuviéramos cabida. Y lo peor es que sigue siendo en aras de perseguir como inmortales el mismo becerro de oro que Cristo denunciaba como el enemigo de Dios.
Católicos, protestantes, anglicanos, judíos, etc., en nombre del mismo Dios, porque a final de cuentas, lo único que es claro es que: si Dios existe es uno solo sin importar cómo se le llame, han contribuido a que la Tierra se haya convertido en un planeta a todas luces en proceso de destrucción de la vida humana y de la animal en gran medida que en ella queda, sobrevivirán las cucarachas y otros bichos, quizá, para bien del mundo.
El mundo ha perdido la conciencia de la muerte, como leía no sé dónde ni denunciado por quién hace poco.
Y porque se ha perdido la conciencia de la mortalidad es que legisladores a modo del sistema, a cambio de gozar del dinero del erario, que como limosna les deja gastar la corrupción del sistema, son capaces de condenar al pueblo al que pertenecen con la existencia de una Ley GESTAPO y por lo mismo es que, efectivamente, el Plan México se impondrá cueste lo que cueste incluso por lo que toca a los grupos paramilitares que como crónica anunciada traen aparejados esos planes del imperio, que pudiendo haber elegido propiciar una mejor vida para el mundo, eligió convertirse en el policía del planeta, que nadie le pidió que fuera y a costa de convertir al pueblo estadounidense en el más odiado de la Tierra.

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