domingo, agosto 03, 2008

A dos años de asumir el gobierno, Raúl
Castro busca inyectar cambios orgánicos al sistema

En la mira, el deterioro de servicios básicos como educación y salud, y la devastada infraestructura

Gerardo Arreola

La Habana, 30 de julio. Dos años después de que asumió el poder, Raúl Castro abre interrogantes sobre el rumbo que seguirá para inyectar "cambios estructurales" que hagan viable el sistema cubano, y al mismo tiempo muestra una cautela que sugiere un ritmo más pausado en el trayecto.El 31 de julio de 2006, obligado por una enfermedad que le todavía le impide aparecer en público, Fidel Castro cedió el ejercicio provisional de sus funciones a su hermano menor, quien fue designado jefe de Estado y de gobierno en febrero pasado.
Desde su etapa provisional, Raúl movió los reflectores hacia la crítica escasez de alimentos, el burocratismo y la ineficiencia, y abrió en esaforma un debate en las estructuras oficiales, que coincidió con discusion esacadémicas y polémicas espontáneas sobre esos y otros temas de actualidad.
En la fiesta nacional del 26 de julio del año pasado, en la provincia de Camagüey, Raúl Castro ofreció introducir "los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios".Hablaba de la agricultura, pero pedía, sin rebasar los márgenes del sistema,"cuestionarnos cuanta cosa hacemos, en busca de realizarla cada vez mejor,de transformar concepciones y métodos que fueron los apropiados en su momento, pero han sido ya superados por la propia vida".Su antecedente argumental era el discurso del 17 de noviembre de 2005 en la Universidad de La Habana, en el cual Fidel Castro expuso que el sistema político cubano puede destruirse desde dentro si no se reforma.
Raúl pidió debatir su mensaje de Camagüey y detonó así una ronda de foros populares, que abrieron las entrañas de la vida cotidiana y sedimentaron expectativa de cambio.
El comandante de la revolución Ramiro Valdés, uno de los líderes históricos de la revolución de 1959, dijo que se trataba de "revisar y actualizar críticamente" la política económica.El ánimo social se conectó con la decisión del presidente de poner el nivelde vida de la población en primer plano, como cuando dijo hace un año que"el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades".
Regresando al tema hace tres semanas, Raúl Castro dijo al Parlamento que"todos quisiéramos ir más rápido, pero es necesario actuar con realismo", yse excusó por la "crudeza" de decir algo que rara vez sale de la boca de una autoridad en la isla: en este país "se trabaja poco".
En esa ocasión ofreció una de las explicaciones más claras sobre sus planes:la gente tiene que cumplir realmente con su carga laboral, ahorrando recursos y sin robar a la empresa; se eliminarán "gratuidades indebidas y el exceso de subsidios" y todo el mundo pagará impuestos.
Como país que envejece, Cuba retrasará las jubilaciones para ajustarlas a un nivel que tienen, por ejemplo, Austria, Brasil o Sudáfrica. A finales de año una reforma administrativa reducirá la estructura del gobierno, en busca deeficiencia.
Jornadas de "trabajo real"
Analistas estiman posible la compactación de sectores pródigos en oficinas,como el agroalimentario y la industria (cuatro ministerios cada uno), las relaciones económicas internacionales (tres ministerios) o la educación (dos).
Ya se intenta agilizar la atención de ventanilla, al descentralizar gestiones agrícolas y de vivienda hasta los municipios.
Está bajo la mira oficial el deterioro de servicios básicos como la educación y la salud y ha crecido la atención a la devastada infraestructura nacional.
En resumen, Raúl está pidiendo que haya jornadas de trabajo real, rígido control de los recursos públicos, menos paternalismo y mejor gestión gubernamental, para todo lo cual el presidente recurre a menudo al ejemplo del complejo empresarial de los militares.
Su mensaje incluye la extirpación del mercado negro, el gran colchón subterráneo de la subsistencia familiar.
Su herramienta principal, que teóricamente también viene de las empresas militares, es un sistema de pagos indexado a los resultados en el sector productivo, pero los empleados de los servicios y la administración pública,donde está el grueso de la fuerza laboral urbana, tienen que esperar aumentos graduales.
Pareciera que está en marcha una gran operación de limpieza del funcionamiento de la economía, las instituciones y los servicios públicos,indispensable desde cualquier punto de vista. Lo que no queda claro es siserá una sacudida única o el primer escalón de un cambio de mayor calado.En contraste con el discurso del 26 de julio de 2007, cuando trazó un horizonte de cambios, en la misma fecha de este año el presidente cubano destacó la inflación internacional como el factor decisivo del corto plazo.Sin nuevas señales sobre la reforma, esta vez describió un panorama de austeridad inevitable.
La gestión de Raúl Castro como jefe de Estado y de gobierno reabrió la discusión de los límites a los que puede llegar aquí el sistema socialista en puntos tan sensibles como la propiedad y el mercado ycuál es el concepto admisible sobre el nivel de vida a que puede aspirar un cubano.
Hace tres semanas, Raúl dijo al Parlamento: "Admiro la gran empresa socialista, incluidas las agropecuarias, y no renunciaremos a ellas. Conozco varias que producen con eficiencia. Lo anterior no niega en absoluto el papel de la cooperativa en sus diversas modalidades y del pequeño agricultor, de los que también puedo poner ejemplos muy destacados. Todas son formas de propiedad y producción que pueden coexistir armónicamente,pues ninguna es antagónica con el socialismo".
Ni antes ni después, en sus dos años de ejercicio, primero provisionalmente y luego de pleno derecho, el presidente cubano había expuesto argumentos tan explícitos sobre la noción de propiedad. Pero aun ésta, su más extensa opinión en público en la materia en este lapso, deja sin precisar si las conclusiones se quedan en la agricultura son válidas para toda la economía obajo qué reglas pueden funcionar.
En la misma ocasión, el mandatario extendió todavía más los márgenes del debate, al exponer que "socialismo significa justicia social e igualdad,pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no es igualitarismo". Y luego citó el discurso de la Universidad de La Habana (17de noviembre de 2005), en el que Fidel Castro reconoció: "Entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía cómo se construye el socialismo".
Aunque esa fue la primera vez que Fidel hacía una confesión de ese tamaño,no es la primera vez que se levanta la espiral de discusiones sobre el modelo cubano. Quizás la polémica más célebre fue la que enfrentó en la primera mitad de los años 60 al Ché Guevara con Carlos Rafael Rodríguez,junto con otros líderes y teóricos cubanos y extranjeros.
Siguieron otras discusiones en los años 70, la campaña de "rectificación deerrores y tendencias negativas" de los 80 y nuevos debates en los 90, que criticaron o respaldaron cambios, en los que fueron y vinieron posiciones y consecuencias prácticas sobre mercado y propiedad, alternando etapas aperturistas y centralistas. Entre otras variantes se produjo la "ofensiva revolucionaria" de 1968, que terminó por estatizar lo que quedaba de pequeña empresa y la implantación de un modelo de corte soviético en los años 70.
A lo largo de décadas aparecieron o desaparecieron el mercado agrícola delibre oferta y demanda, el autoempleo y regímenes varios sobre tenencia devivienda; ha habido épocas tanto de estímulos como de restricciones a la inversión extranjera, a la autonomía gerencial y a la centralización de decisiones económicas.
A mediados de julio, Raúl Castro autorizó la entrega de tierras a quien demuestre que puede explotarlas, sea empresa estatal, cooperativa oparticular. Pero la que parece hasta ahora la decisión más trascendente del gobierno quedó limitada por la naturaleza de la dotación (en usufructo, no en propiedad) y un plazo de 10 años que, si bien es renovable, puede incluso reducirse por causales de ley.
La decisión está cobijada con otras, como la descentralización de funcionesdel Ministerio de Agricultura; la liberación de la venta directa de leche a los expendios minoristas, sin pasar por el intermediario estatal; un incipiente mercado de insumos y el aumento de precios al productor.Por ahora hay que esperar plazos adecuados para evaluar esta política agraria. Mientras, su definición ya es una pieza en un debate de nutridos antecedentes, aunque actualizado y que sólo forma parte de una discusión mayor: la de la estrategia de desarrollo.
Otra pieza es la construcción, a veces explícita, pero a menudo tácita, del horizonte de nivel de vida. En los últimos dos años Raúl Castro autorizó la compra de computadoras, la libre contratación de líneas de teléfonos celulares, el alquiler de autos y el hospedaje en los hoteles de primera,todo lo cual estaba prohibido, y también permitió el comercio libre de electrodomésticos, que se regía por limitaciones o prohibiciones.
Además del impacto en el terreno de las libertades individuales y en elmercado interno, esa nueva política tiene un efecto conceptual: reconoce la legitimidad de que una persona tenga ingresos altos y pueda materializarlosc on el consumo de bienes y servicios. En la misma dirección apunta la indexación de salarios al rendimiento en el sector productivo y los estímulos al campo.
Un activo polemista ha sido el propio Fidel Castro. Desde que volvió a tocar en público asuntos nacionales, en junio de 2007, ha incluido en sus artículos su propio concepto de nivel de vida ("puede elevarse si seincrementan los conocimientos, la autoestima y la dignidad de un pueblo");su escepticismo sobre la inversión extranjera ("no se puede prescindir de algunas. pero tampoco se puede inundar con dinero el país sin vender soberanía"); críticas a la apertura económica de la década pasada ("medidas desesperadas"), a la libre circulación de divisas (creó "desigualdades y debilidades ideológicas"), a las remesas familiares ("limosnas", crean"desigualdades y privilegios irritantes") y a las visitas de los emigrados ("propaganda para el consumismo"), y ha defendido una economía basada en el ahorro y el consumo austero.
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