miércoles, octubre 01, 2008

Raciona el gobierno cubano la venta de frijol, arroz y tubérculos

Solicita “el sacrificio de todos” para encarar un fin de año con falta de alimentos
Entra en vigor el control de precios en mercados agropecuarios tras dos huracanes devastadores
Garantizada, la oferta de 10 huevos por persona
Casi no habrá hortalizas en unos 5 meses

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 30 de septiembre. El gobierno racionó desde hoy la venta de arroz, frijol, ajo y tubérculos y empezó a controlar precios en los mercados agropecuarios, que durante 14 años se han regido por la libre oferta y la demanda, pero en la capital una parte de los vendedores dejó sus puestos vacíos, en una señal adicional de una inminente escasez de alimentos.

La televisión pidió “el sacrificio de todos” para encarar un fin de año de falta de comida y el subdirector de la Unión de Empresas Avícolas, Jorge Carballo Espinosa, dijo que en el corto plazo hay huevo para surtir la canasta básica racionada, pero no la venta libre.

Los “agros” reabrieron tras su descanso semanal de los lunes, con la sorpresiva decisión oficial de limitar la venta de arroz y tubérculos a 10 libras (unos 4 kilos y medio) por persona; la de frijol a 5 libras (2.2 kilos) y la de ajo a 10 cabezas.

El control de precios, anunciado en la víspera, se aplicó a 16 productos: tres tipos de plátano, tres de frijol, tres tamaños de ajo, malanga, boniato y yuca (tubérculos), cebolla, tomate, col y arroz.

Los nuevos precios estaban por debajo de los niveles que alcanzaron tras el paso de los huracanes. Por indicaciones oficiales, el plátano se vende ahora por peso y no por pieza, con lo que se abarata; el tomate pasó de 20 pesos la libra a 8; la cebolla de 20 la libra a 10; el ajo, de 8 la cabeza a entre uno y 3, según el tamaño, y así lo demás.

Pero en los cuatro más concurridos “agros” de la ciudad no había tomate, sólo en dos había cebollas diminutas y sólo en uno había un puesto con arroz y frijoles. El mercado de 19 y 42, en el municipio Playa, tenía casi todos sus puestos vacíos.

Un vendedor del “agro” de la calle Egido, en el centro histórico, explicó que ya no le sale la cuenta para traer cebollas y venderlas al precio oficial. Otro más relató: “El jueves venía con el camión, pero me paró la policía en la carretera y no me dejó entrar a La Habana. Eso nunca había pasado... alguien está apretando de más”.

Funcionarios del Partido Comunista, algunos en el traje militar de la Defensa Civil, inspectores y policías, se desplegaron en los “agros” para supervisar la aplicación de la nueva política.

Hacia el mediodía, agentes de civil ejecutaron una batida contra los habituales vendedores ambulantes que trabajan ilegalmente, rondando cerca del mercado de 19 y B, en el céntrico barrio del Vedado.

La ofensiva contra el mercado negro corre paralela a la intervención estatal de los agropecuarios. El ejemplo más típico era el “agro” de Cuatro Caminos, en el conflictivo barrio de Atarés. Sus calles adyacentes están habitualmente pobladas por revendedores de todo, en lo más parecido al Tepito de la ciudad de México. Después de varias recientes incursiones policiales, hoy esas vías estaban desiertas y gobernadas por los agentes de tránsito.

La televisión hizo una especie de ruta crítica de los próximos cinco meses en el abasto de alimentos: casi no habrá hortalizas ni “viandas” (los tubérculos y el plátano grande para freír, piezas principales de la dieta popular); ambos renglones pueden empezar a recuperarse entre diciembre y febrero, pero su nivel anterior a los huracanes sólo llegará en el segundo semestre de 2009; en los agropecuarios, “inevitablemente va a haber un decrecimiento de la oferta”; el control de precios “no va a resolver el problema, pero va a evitar que haya un disparo irrefrenable”.

El comentario agregó que, a pesar del fuerte impacto de los huracanes en la agricultura, un factor que lo atenúa es que se produjo justamente al principio de la temporada de siembra. “Si hubiera pasado en noviembre, ya sembrado todo, el daño hubiera sido catastrófico”.

Las autoridades han insistido en que el único camino para enfrentar los meses inmediatos es el del sembrado masivo de cultivos de ciclo corto, que reportan en pocas semanas, como la calabaza. La ministra en funciones de Agricultura, María del Carmen Pérez, dijo recientemente que hay planes de emergencia para impedir que el golpe sea mayor, pero “siempre se harán sentir las consecuencias de un fenómeno tan devastador”.

Carballo Espinosa dijo al semanario sindical Trabajadores que está garantizada la oferta de 10 huevos por persona, fijada en la libreta de racionamiento, pero sólo habrá 30 por ciento de los suministros habituales a hospitales, escuelas y centros laborales y no alcanza para la venta libre.

El subdirector de la Unión de Empresas Avícolas informó que la producción de huevo se redujo en septiembre en más de 40 por ciento y en octubre habrá más existencias, pero la recuperación del sector llegará dentro de ocho o diez meses, “haciéndolo todo bien; la formación de los animales de remplazo demora seis meses y para la puesta, otros dos meses más”.

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