martes, noviembre 25, 2008

Columna Asimetrias. Anabel Ochoa: Bienestar y Plenitud

Por Fausto Fernandez Ponte

"Hay que tener siete días seguidos de intimidad sexual para acercarse a Dios". Ed Young,
Pastor de la iglesia cristiana protestante Fellowship, de Dallas y Miami.

I

Falleció días há Anabel Ochoa, mujer extraordinaria en el entorno sociocultural mexicano por su aportación pedagógica al desarrollo de la conciencia colectiva en materia de comunicación humana íntima y, por tanto, liberadora de prejuicios sexuales.

Anabel tenía 53 años de edad y al fallecer ya había creado lo que es su legado didascálico trascendente como mujer de ciencia y poseedora, por añadidura, de una acusada preocupación social en el ejercicio de lo que ella consideraba su afán vocacional.

Y su afán vocacional era, precisamente, el de ayudar a romper las cadenas que atan, inmanumisos y cegados, a millones de mexicanos al régimen de tabúes que presiden las relaciones humanas, las de pareja, hacia una vida plena y feliz.

El deceso, ciertamente sentidísimo, de la doctora Anabel, como era conocida en sus programas de radio, sus libros y la práctica de medicina, ocurrió en un contexto singular: la aplicación de cierta controversial política del gobierno del Distrito Federal.

Esa política se expresa en la dotación gratuita de condones a jóvenes y, en general, a adultos de toda laya generacional, y de la llamada "píldora azul" --de Viagra-- y las de Levistra o Cialis (marcas registradas) a varones en la adultez madura.

Cierto. La pildorilla añil será dispensada gratuitamente por el gobierno de la Ciudad de México a unos 112 mil varones mayores de 70 años, quienes recibirían adicionalmente asistencia médica integran en tres centros de salud sexual abiertos ex profeso.

Por imperativos genéticos --de la edad-- y/o de alimentación y/o salud, el 70 por ciento del total de adultos mayores padece disfunción eréctil. Ésta disfuncionalidad es atendible en gran medida con arreglo a los alcances de la medicina.

II

Subráyese que esos 112 mil adultos mayores de 70 años residentes en el D. F., son desde los últimos años del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador recipiendarios de un apoyo alimentario de 700 pesos mensuales. Apoyo utilísimo.

Ese apoyo alimentario tiene sustento moral e incluso ético, pero sobre todo político-jurídico, pues el Estado mexicano es signatario de protocolos internacionales que lo obligan a proveer a los adultos mayores de ese tipo de asistencia y seguridad.

Empero, el Estado mexicano ha sido criminógenamente omiso en acatar sus deberes internacionales --establecidos mediante tratados y convenciones ratificadas por el Senado de la República-- en una gama variopinta de obligaciones contraídas.

Entre esas obligaciones se incluye, v. gr., seguro al desempleo que el Estado mexicano como tal ha ignorado desde que el Senado de la República ratificó una convención internacional en la materia. Sólo el gobierno del DF --local-- lo cumple.

Los adultos mayores defeños reciben, además, otros servicios: por ejemplo, pueden utilizar gratuitamente la Red del Transporte Público del DF que incluye no sólo a autobuses, sino también al Metro, como se le conoce al sistema subterráneo de trenes.

Por añadidura, todo defeño, no importando cuál fuere su edad o condición socioeconómica o política o cultural, tiene derecho a atención hospitalaria gratuita, incluyendo cirugías complejas y tratamientos costosos y medicinas. Cortesìa del gobierno local.

Para no pocos en el DF o el resto del país, el reconocimiento y aplicación material de esos derechos son prácticas de clientelismo político y/o populismo o demagogia. Pudiere ser el caso, por lo menos potencialmente.

III

Pero lo cierto es que son prácticas que concitan adhesiones sociales, si no es que lealtades electorales al gobierno de la capital federal, en cuyo perímetro viven unos nueve millones de personas. Esa población es un microcosmos de la del país.

Un microcosmos fidelísimo, añadiríase, en cuanto a composición societal, pluralidad cultural, diversidad ideológica y política y una cosmovisión cincelada e inducida por los medios de control social, propiedad privada de la gran oligarquía.

Señálese que la gran oligarquía es un conjunto de negociantes muy ricos y poderosos que maneja a su arbitrio y albedrío la economía y la política para beneficiar sus intereses en agravio de los de las mayorías, los de la sociedad misma.

Esa peculiaridad define a la gran oligarquía como un grupo antisocial. En México, esa experiencia es asaz dramática, evidentísima hoy a la luz de la suma de crisis mayores y menores que estrujan a los mexicanos, llevándolos a la infelicidad.

Y la infelicidad, sábese, tiene que ver con la calidad de vida. "Todos tenemos derecho a ser felices y por eso el gobierno del DF se ocupa de ello", dijo Marcelo Ebrard al anunciar la dispensa próxima de los medicamentos aludidos.

Ante ésta decisión del señor Ebrard, que podría ser calificada de heterodoxa, lo que emerge es una interpretación innovadora de los derechos humanos (incluyendo los sexuales). Los gobernantes de México tienen que redefinir, por ejemplo, ciertas realidades.

Y una de esas realidades es el correlato entre los vectores que concurren al respeto irrestricto y acatamiento cabal de los derechos humanos y, desde luego, al bienestar y a vivir a felícita plenitud; ésta tiene equivalencia moral a la libertad.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Criminógenamente: criminógeno. Proclive a incurrir en acciones criminales. Con orientación a lo criminal.

Didascálico: de didascalia. Educativo. Felícita: feliz.

No hay comentarios.: