martes, enero 20, 2009

La traición del sueño de Martin Luther King y la investidura de Obama

Andrew Hughes
Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El Día de Martin Luther King en 2009 precede el amanecer de la histórica investidura del primer presidente afro-estadounidense de EE.UU. Esta toma de posesión es aclamada como la realización del sueño del doctor King, un momento definidor en el paradigma cultural, un giro tectónico en las relaciones raciales y un fanal de cambio real para la difícil situación de pobres y oprimidos. Imbuir con los sueños y el espíritu del doctor King a la persona presidencial exige la confluencia de ideales y acciones para que merezca verdaderamente la asociación. La traición del sueño, la explotación del sacrificio son un insulto al legado. Ser digno de la antorcha exige integridad.
“Esta locura debe terminar de alguna manera. Debe terminar ahora mismo. Hablo como criatura de Dios y hermano de los pobres sufrientes de Vietnam. Hablo por aquellos cuyo país está siendo arrasado, cuyas casas están siendo destruidas, cuya cultura está siendo subvertida. Hablo por los pobres en EE.UU. que están pagando el doble precio de esperanzas destrozadas en casa y la muerte y destrucción en Vietnam. Hablo como ciudadano del mundo, por un mundo que contempla consternado el rumbo que hemos tomado. Hablo como estadounidense a los dirigentes de mi propia nación. La gran iniciativa en esta guerra es nuestra. La iniciativa de terminarla debe ser nuestra.”
Este discurso del doctor Martin Luther King en 1967 es tan conmovedor hoy como lo fue entonces. Los nombres cambian, pero la pesadilla sigue siendo la misma. Iraq y Afganistán de hoy reemplazan al Vietnam de ayer. El aumento del nivel de pobreza y el encarcelamiento de una cantidad inmensamente desproporcionada de afro-estadounidenses de hoy, la matanza de millones más de pobres del mundo y el subsiguiente asesinato del doctor King a manos de su propio gobierno testimonian exactamente del tipo de iniciativa que se eligió.
El presidente electo Barack Obama, en sus discursos, expresa su deseo de inculcar los ideales del doctor King a su toma de decisiones y a su actitud hacia sus semejantes. Se le “hace un nudo en la garganta” repitiendo las palabras de ese Hombre de Paz, pero lo “mantendrá” el día de la investidura. Convertirá a EE.UU., en las palabras del doctor King en “un país que ya no está rasgado en pedazos por el odio racial y la división étnica, un país que es medido según cómo trata a los más bajos en importancia de entre ellos, un país en el que la fuerza se define no sólo por la capacidad de librar la guerra sino por la determinación de forjar la paz – un país en el que todas las criaturas de Dios puedan unirse en un espíritu de hermandad.”

Guarda silencio mientras su país ayuda al genocidio de los palestinos. Forjará la paz enviando 30.000 soldados estadounidenses a Afganistán para intensificar la masacre que ha llevado a las muertes de casi 800.000 de sus hermanos y hermanas. Guarda silencio sobre los más de 700.000 de sus hermanos y hermanas que han sido asesinados en Iraq. Amenaza con la guerra contra Irán, Siria y Líbano casi destruido. Guarda silencio sobre el asesinato de su hermano Oscar Grant III por el policía Johannes Mehserle en California. Perpetúa lo que el doctor King llamó “una nación que sigue gastando año tras año más dinero en defensa militar que en programas de mejora social.”

“Muchas de las horribles páginas de la historia estadounidenses han sido ocultadas y olvidadas… EE.UU. tiene una deuda de justicia que sólo ha comenzado a pagar. Si pierde la voluntad de terminar o flaquea en su determinación la historia recordará sus crímenes y el país que podría ser grande carecería del elemento más indispensable de grandeza – la justicia” Martin Luther King, 1967.

El presidente electo se niega a llevar ante la justicia a George Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Henry Kissinger y al resto de los criminales de guerra mientras mira hacia adelante desde la cumbre de la montaña y muestra el camino hacia la muerte espiritual.

¿Habría votado el doctor King, si hubiera ocupado un cargo público, por la invasión de Iraq, la invasión de Afganistán, el envío de armas y dinero a Israel, y guardado silencio mientras sus hermanos y hermanas empobrecidos eran masacrados?

Las palabras de Martin Luther King han sido secuestradas por los que utilizaron su mensaje para impulsar sus objetivos narcisistas. Su súplica pacífica ha sido traicionada por mentiras y una nauseabunda adulación de la oratoria sin contenido. Sus mayores declaraciones de amor y humanidad han sido relegadas a anuncios publicitarios para el consumo masivo de un público engañado que depositó su fe en un hombre que representa todo aquello contra lo que luchó pacíficamente el doctor King.

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Andrew Hughes es colaborador frecuente de Global Research

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=11867

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