Francisco Luna Kan
Recesión
Para que la sociedad pueda construir un sistema estable en su devenir, requiere que la organización del Estado propicie planes de gobierno a fin de alcanzar las metas propuestas en diversos programas de producción que demanda el crecimiento poblacional, mismo que no puede quedar al azar si se desea mejorar las condiciones de desarrollo social.En esta tarea muy compleja radica el desempeño de un gobierno auténticamente democrático, consciente de su papel histórico. Nada de “dejar hacer, dejar pasar”, de épocas superadas. Sería grave responsabilidad que la autoridad ejecutiva, electa, olvidara el compromiso de la administración pública para dinamizar el anhelo de progreso permanente de los integrantes de una colectividad.La situación del desarrollo de nuestro país reclama el ejercicio gubernamental para contribuir al mayor nivel de bienestar que por otra parte es responsabilidad y compromiso de cada individuo, como expresión de su nivel educativo, para adelantar en formas de producción que generen mayor ocupación de la población económicamente activa.Bienvenidos a nuestro país los ex gobernantes invitados por el “Instituto de Investigaciones Belisario Domínguez” del Senado de la República, presidido por el legislador Carlos Navarrete, representante del Estado de Guanajuato. A su convocatoria acudieron a nuestro país los ex presidente: José María Sanguinetti, de Uruguay; Ricardo Lagos, de Chile; Felipe González, de España, y el ex Jefe de Gobierno de Italia, Romano Prodi. En el Castillo de Chapultepec se abrió el Foro donde estos hombres vertieron sus experiencias con relación a la actual crisis que padecen varias naciones del mundo. Entre ellas, México vive la suya y como era de esperarse, produce un estado de angustiosa preocupación en toda la población.Tales personalidades estuvieron de acuerdo en la inexistencia de “recetas” para combatir estas crisis financieras que periódicamente afectan el desarrollo de varios países. No podemos olvidar que hace seis meses, precisamente en una visita que el presidente Calderón y el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, hicieron a Estados Unidos, cuando se tocó el tema, ambos declararon que el nuestro era un país sólidamente estructurado en sus finanzas y que el quebranto observado en ese país no nos afectaría. Según Carstens, se había superado la correlación de “gripa” en ellos y “pulmonía” en el nuestro.La realidad, terca como es, precisamente cuando se iniciaba el Foro de los ex mandatarios, el señor gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, informaba públicamente que “en el 4º trimestre de 2008 ocurrió un decrecimiento de 1% respecto a 2007. En total, en ese año se observó un crecimiento de 1.8%, menor al 2 por ciento estimado anticipadamente; 3 meses antes.El Gobernador del Banco de México, fue enfático al expresar que “en 2009 el Producto Interno Bruto decrecerá entre 0.8 y 1.8% a tasa anual”. Todavía fue más explícito al aseverar: “al estar esperando una contracción económica, esto corresponde a cualquier definición de recesión” (nota de Roberto González Amador; La Jornada 28-I-09).Este negro panorama coloca al peso mexicano con una pérdida de una cuarta parte de su valor frente al dólar americano, a partir del comienzo del actual régimen del presidente Calderón.Muy certeras las observaciones de los integrantes del Foro de México ante la Crisis, en el que externaron líneas generales sobre el posible tratamiento que habría de formularse para aminorar los malignos efectos de la misma, que se extiende a varias naciones.Vale recordar algunas expresiones como la de Romano Prodi, en que resaltó la falta de ética como una de las causas que contribuyeron al quebranto. Afirmó categórico: “no es cierto que el mercado se vaya a regular solo; si no se actúa con energía, dentro de 10 ó 15 años, tendremos otra crisis”.Por su parte Sanguinetti, formuló la necesidad de “Reformas para regular el mercado con un Estado que asuma su rol: que estimule las iniciativas individuales y la espontaneidad de la sociedad”.Al referirse concretamente el caso mexicano coincidieron en que el problema central que se padece es el desempleo, por lo que resaltaron la conveniencia de proteger los puestos de trabajo y los salarios, a la vez que estimular la industrialización. México requiere una industria para abastecer su mercado interno y para exportar no sólo a los Estados Unidos, sino a todo el mundo.De que la crisis nos llegó no cabe duda y que su duración no es breve cuando se asienta en un país, también es dolorosa verdad.Lo que extraña es la obstinación del presidente Calderón, que desde Davos, Suiza, en otro Foro Anual de Desarrollo Económico, se aferre en negar validez a las aseveraciones del Director del Banco de México, quien con números del comportamiento económico en nuestro país, afirma que estamos dentro de un período recesivo, cualquiera que sea la interpretación que se le dé al fenómeno. El Diccionario de Economía de Valleta Ediciones define el término: “período de contracción de la actividad económica. Depresión de actividades industriales y comerciales. Decrecimiento de la producción, del trabajo, los salarios, los beneficios, las rentas y los precios”.Por su parte el Diccionario de Economía, Limusa, contiene una definición más larga. Es la fase del ciclo económico que se caracteriza por un retroceso de la actividad económica. Anuncia el comienzo de un descenso en el ritmo del crecimiento. Es una distensión clara de las fuerzas que dan lugar al desarrollo. La ocupación y el gasto en bienes de consumo comienzan a disminuir, al igual que la inversión y el empleo.De que llegó, llegó. No hay duda. “De cualquier manera Juan te llamas”, como dice el refranero popular.
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