lunes, febrero 02, 2009

Editorial. Entre la “goliza”, el “catarrito” y la desvergüenza. .

Año 6, número 2513
Lunes 02, febrero del año 2009



Como si los Mandatarios del mundo entero ignoraran las vicisitudes por las que los mexicanos estamos atravesando, el señor Felipe Calderón, cerrando con broche de oro su presentación en Davos, volvió de nueva a cuenta a hacer el ridículo.

Ignorando, por supuesto, que los EEUU nacionalizaron los Bancos más importantes, que es exactamente lo contrario que él propone, formuló al mundo entero, dentro de sus “recetas” para mitigar la debacle económica internacional, como si fuera un experto en la materia y no se supiera de nuestros fracasos económicos, ¡un Fobaproa! para salvarlo de la crisis.

Además reivindicando en su discurso al ex presidente Ernesto Zedillo por haberlo llevado a cabo en nuestro suelo; a pesar de que en aquél entonces la Nación perdió una quinta parte de su Producto Interno Bruto.

“Ya lo hicimos hace diez años en México; y hoy el País tiene una de las economías más sólidas del mundo” (¡¿?!) expresó el discutido y poco aceptado gobernante mexicano; que incapaz de practicar la auto-crítica, habla sin muy darse cuenta de lo que dice.

Lo que ocasionó que al escuchar lo anterior, los presentes se miraran los unos a los otros de manera interrogante, como tratando de adivinar qué es lo que le habría caído mal al Mandatario Mexicano, que tan lejos estaba de la realidad en su discurso.

Como si previamente a la reunión en Suiza, la “goliza” y el “catarrito” no le hubieran dado la vuelta al mundo; y no se supiera de la inseguridad que vivimos en México. Además del rotundo fracaso económico del que presume, y que nos ha llevado a una devaluación del 50 % de nuestra riqueza interna.

Toda vez que ha colocado a la Nación en una peligrosa situación de subordinación hacia el exterior, que hace que las palabras Independencia y Soberanía suenen a broma de mal gusto.

Pero finalmente don Felipe ya regresó de un viaje más (inútil, al igual que todos los anteriores que ha realizado; por no comentar de lo altamente costoso) y de nueva cuenta tendrá que enfrentarse al “infierno” cotidiano que él mismo ha provocado.

Y del que al parecer ya quiere salir huyendo; pues así como hay quienes gozan el Poder, hay quienes lo sufren. Sin dejar de reconocer que la peor parte de todo esto la llevamos los ciudadanos, que sin ser los directamente responsables de lo que sucede, literalmente somos quienes pagamos los platos rotos.

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