martes, febrero 24, 2009

Señalan a Uribe como responsable de espionaje

El señalamiento lo realizó este martes la columnista Claudia López, del diario El Tiempo, uno de los diarios más importantes de Colombia, donde además asegura que con el nombramiento por Uribe, de Jorge Noguera como director del DAS, el órgano quedó tomado por la banda de éste y otras 40 mafias y que hasta ahora ninguna investigación, de las tantas anunciadas, ha dado un solo nombre de los miembros de esas mafias, ni quién manda a espiar, ni quién paga y se beneficia de las ilegalidades del DAS.

TeleSUR

El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), acusado de espiar a contra periodistas, magistrados y políticos de la oposición colombiana, quedó en manos de la mafia no por asalto o infiltración sino por designación del presidente, Alvaro Uribe.
El señalamiento lo realizó este martes la columnista del diario El Tiempo, Claudia López, quien recordó que ese organismo de inteligencia está bajo la dirección y control de la Presidencia de la República.
López asegura que con el nombramiento por Uribe, de Jorge Noguera como director del DAS, el órgano de inteligencia quedó tomado por la banda de éste y otras 40 mafias que fueron retribuidas así por su apoyo electoral a la campaña presidencial de Uribe.
Indica además que ésta es la tercera vez que la prensa descubre seguimientos ilegales del gobierno, que dice no saber nada del problema.
Como se recordará, la antecesora de Muñoz en la dirección del DAS, María del Pilar Hurtado, renunció a su cargo en octubre pasado tras un escándalo por seguimientos y espionaje ilegal al senador Gustavo Petro, que fue ordenado por uno de sus subalternos sin su conocimiento.
En esta oportunidad el director del organismo de inteligencia, Felipe Muñoz, declaró en rueda de prensa este lunes que "aceptó la renuncia del capitán retirado Jorge Alberto Lagos, quien se desempeñaba desde hace cerca de tres años como subdirector de Inteligencia del DAS".
En el texto, la columnista añade que hasta ahora ninguna investigación, de las tantas anunciadas, ha dado un solo nombre de los miembros de esas mafias, ni quién manda a espiar, ni quién paga y se beneficia de las ilegalidades del DAS.
López asegura que el DAS está controlado por funcionarios y amigos de la Casa de Nariño, por narcotraficantes y paramilitares, y todo se hace al margen de los directores de ese organismo que sólo ponen la cara cuando se descubren los delitos.
Señala además que los funcionarios del DAS se sienten autorizados a seguir a los magistrados, políticos y periodistas que el Presidente ha señalado públicamente como objetivos legítimos por ser amenazas a su seguridad y la del Estado.
La columna de El Tiempo afirma que el DAS no está fuera de control sino haciéndole caso al Presidente y "sólo cambiará si cambia el comportamiento de la Casa de Nariño; de lo contrario, seguiremos de escándalo en escándalo".
Estas fuertes imputaciones se suman a las críticas de toda la oposición y numerosas personalidades al mandatario, al que responsabilizan de lo que ocurre en su organismo de inteligencia.
El nuevo escándalo del espionaje telefónico y electrónico fue destapado este sábado, cuando la revista Semana de Bogotá reveló que desde las instalaciones del DAS se estaban interceptando comunicaciones de periodistas, magistrados, políticos opositores, e incluso de varios funcionarios de la Presidencia cercanos al mandatario Alvaro Uribe.
Este lunes autoridades de Estados Unidos confesaron que han entregado equipos de interceptación telefónica y otras ayudas al servicio de inteligencia de Colombia.
El embajador estadounidense, William Brownfield, señaló que existe apoyo de varias instituciones policiales de EE.UU. con el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, inteligencia).

Por su parte, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, negó que él hubiese ordenado las escuchas desde el DAS, como se conoce al ente de inteligencia, y agregó que él mismo se siente "víctima de esta infamia".
En un comunicado enviado exclusivamente a la emisora RCN, Uribe expresó su indignación después de que la revista Semana denunciara el hecho.

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