lunes, agosto 03, 2009

Entre el cinismo, la ocurrencia y la esperanza

Ricardo Andrade Jardí

Y mientras en México funcionarios y legisladores del prianismos nacional intentan justificar el porqué gobernadores, senadores, funcionarios, familiares y los grandes narcotraficantes del país, reciben los apoyos de PROCAMPO, al tiempo que cientos de miles de campesinos son obligados a emigrar y abandonar sus tierras o a morir de hambre. En el continente la dictadura militar, disfrazada de usurpación civil, intensifica la represión contra los cientos de miles de hondureños que resisten la embestida golpista, sabedores de que si los minoritarios oligarcas ganan por ese camino, el futuro de construcción democrático de Honduras y de América Latina habrán dado un salto al peor de los pasados posibles y de que, con ese salto, se estarán cerrando también las puertas para alcanzar la justicia y la libertad para todos por la vía pacífica.El cinismo y la insensibilidad de nuestras corruptas clases políticas responde a un imaginario prepotente que se sabe (o se supone) seguro de sus privilegios. Por eso pierden toda dimensión en sus justificaciones sin sustento para “normalizar” sus anormalidades políticas. Procuradores que afirman “ir ganando la guerra contra el crimen organizado”, al tiempo que se ejecutan a más de 40 personas en un día, declaraciones que ocultan el hecho de que ese crimen se organiza, como las dictaduras militares, desde el interior mismo de los usurpadores desgobiernos, impuestos no para combatir el rentable negocio neoliberal de la prohibición, sino toda forma de protesta social y en particular la que tenga el menor potencial de proponer formas de organización que se aparten de la lógica del libre mercado y la trasnacional “Democracia Corporation S.A.”Es continente está condenado a la corrupción política que vela sólo por los intereses de las oligarquías rapaces, que lo que no se roban es lo que no han podido rematar a los capitales imperialistas. “Pobres son los pueblos que se sueñen dueños de su destino”. Pues ahí mismo saltarán La Media Luna (boliviana) y los Micheletti, los Pinochet y los Videla, los Díaz Ordaz, los Echeverría, los Salinas, los Fox... Pero más pobres se tornarán los pueblos que no comprendan que toda nueva esperanza es siempre revolucionaria. Incluso sólo por el hecho de que su naturaleza es desestabilizadora del sistema. Y esa lógica es la que sostiene, por más de treinta días ya, a cientos de miles de hondureños que prefieren la dignidad rebelde, que la humillación golpista. Mientras por acá más al Norte, pero no tanto, seguiremos conociendo los apoyos federales recibidos por los familiares de los grandes capitalistas terratenientes que hoy nos desgobiernan. Mientras cientos de miles de campesinos son arrojados al mercado laboral urbano ante la falta de apoyos federales para cultivar. Y todo porque, en vez de droga, siembran maíz. Qué ocurrencia tan estúpida en el neoliberalismo.

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