sábado, agosto 15, 2009

Los cómplices

Laura Bolaños Cadena

No es el Ejército en sí, ya que no se trata de una fuerza independiente del gobierno, como ocurre en otros países de nuestra América donde los altos mandos tienen su origen en una casta proveniente de las oligarquías y al servicio de éstas. Aquí, la subordinación al sistema no ha tenido fisuras. En México no ha habido golpes de estado ni hemos padecido dictaduras militares como las de Centro y Sudamérica, no obstante haber sido generales seis de los primeros presidentes a partir del triunfo de la Revolución.

Y el paso al civilismo fue pacífico. Así que las denuncias y críticas no son “contra el Ejército” sino contra el uso que se le ha dado. La responsabilidad recae íntegra en el sistema. Y ese uso ha sido contrario a lo estipulado en el Art. 129 de la Constitución donde se asienta claramente que
“En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar”.
Es responsabilidad de los sucesivos gobiernos de México, el empleo indebido que se ha dado a las fuerzas armadas asignándoles tareas policíacas y de represión a la población civil. Y es también de su absoluta responsabilidad la forma como se conducen durante ese desempeño. Si el Ejército no supiera que tiene manos libres para ejercer conductas delictivas y violadoras de los derechos, no lo haría. La insistencia de Felipe Calderón de extender el fuero militar a este tipo de acciones es reconocer que se ejecutan. ¿Cuál sería el caso si no?
Podría alegarse en torno a su empleo actual, que estamos “en guerra” contra el narcotráfico. La pregunta, que ya he hecho en anterior ocasión, es que si la solución es el empleo del Ejército, ¿por qué los Estados Unidos, donde está la causa, no utiliza a su ejército, el más poderoso del mundo, para combatirlo? ¿Por qué mandan recursos a Colombia y a México, y brindan ayuda policíaca y militar si ellos, con todo su Ejército y su gran policía no pueden acabar con las redes de distribución al interior de su país? Y por lo visto, tampoco pueden con el lavado de dinero en sus bancos. Los EU se benefician de múltiples maneras del narcotráfico; una de ellas es la económica. La ganancia fundamental de la droga, como de cualquier otra mercancía, está en la venta al menudeo. Y la venta de armas a los narcos provee de multimillonarias ganancias a los fabricantes estadunidenses. Pero lo principal: la “generosa” ayuda a nuestros gobiernos para “combatir el tráfico de drogas”, es una muy buena forma de mantener subordinados a sus vecinos del sur, pues origina mayor dependencia política y tecnológica, o sea, vamos a dar a lo mismo: la cuestión económica. (¿El marxismo es obsoleto?) Es dentro de los EU donde está la raíz del mal, pero son nuestros gobiernos los que le hacen el juego. EU no es el villano absoluto de la película, sino cuenta con magníficos cómplices en el continente. Y no se diga que no se puede obrar de otra manera, hay ejemplos.

El “peligro para México”
Pareciera sólo un empeño necio insistir en “guerritas” y en políticas económicas que han fracasado y siguen fracasando. No se conoce un solo país donde la guerra contra el narco haya dado buen resultado; como tampoco se conoce uno, uno nomás, donde las políticas neoliberales hayan conducido a la prosperidad económica. Pero esto no parece convencer a nuestros gobernantes. Sólo en México llevamos cuatro sexenios y medio en el camino que nos iba a llevar al primer mundo y no sólo no nos sacó de la crisis en que nos dejaron los dos anteriores, cuyos errores “populistas” los nuevos “salvadores” iban a enmendar, sino que nos acabamos de desbarrancar y todavía no se le ve fondo al desastre. Pero en vez de rectificar, insisten. Hemos hablado ya de la liga de intereses que subyace en esta triste historia. No es el país lo que importa sino los intereses de una clase social.
Dígase lo que se diga, lo único que habría podido enderezar el barco era un proyecto por el beneficio del país: el de López Obrador. Con las deficiencias y errores que se quiera, un programa de verdadera izquierda habría por lo menos estabilizado la economía mexicana, que tal como se encontraba sólo podía salvarse del hundimiento con un golpe de timón para luego ir mejorando poco a poco. Los gobiernos de izquierda, de izquierda capitalista, única posible al menos de momento, han probado ser buenos administradores de la economía. España es una muestra. A manos del PSOE salió del agujero económico a una razonable prosperidad.
Era verdad que Andrés Manuel representaba un peligro, un peligro real e inminente para los proyectos neoliberales y vendepatrias. Pero por eso mismo era casi imposible que le respetaran el triunfo.

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