martes, septiembre 15, 2009

Del inicio de la Independencia: El Grito de Dolores

Del inicio de la Independencia: El Grito de Dolores
Por Alvaro Cepeda Neri

Este septiembre se cumplen 199 años de cuando un puñado de mujeres y hombres se decidieron, tras años de reflexionar sobre la opresión política y explotación económica más que degradante: de hambre, de los en su mayoría mexica-indígenas sometidos, socialmente, como esclavos.

Y teniendo una élite de españoles a control remoto con un régimen derechista-monárquico, que delegaban el ejercicio del férreo sistema, en una pandilla de gachupines (llegaron con éstos y desde la Conquista, cientos de delincuentes de las cárceles de España, premiados con su libertad a cambio de convertirse en capataces de los indios en las minas y la incipiente agricultura). Con Hidalgo, que sintetiza en su hazaña de mestizo valiente con una incontenible piedad, a todos los que participaron en la Revolución de 1810, fue posible convocar al pueblo.
Se hacen los preparativos para celebrar, desde la élite actual, el Bicentenario de nuestra Independencia, obtenida a sangre y fuego, con toda la violencia de que es capaz una comunidad humana, con tal de quitarse el yugo de sus opresores.
Allá arriba habrá motivos para, un año antes comenzar los festejos, pero los de abajo, el pueblo llano, que como hace 199 años, sufre opresión, miseria, desempleo; violaciones en los tribunales, oficinas burocráticas y abusos de desgobernadores (los nuevos caciques) y presidentes municipales, no parecen muy dispuestos a quedarse fuera, mirando a la clase dirigente, brindar por Hidalgo y la Revolución ya bicentenaria, a partir de la arenga a las puertas de la iglesia de Dolores.
“¡Mexicanos (se desgañitaba Hidalgo, y no llamándolos indígenas): Mueran los gachupines, Muera el mal gobierno!”, y los asistentes esa madrugada a la misa dominical, si bien se sorprendieron, mucho sabían de lo que con Hidalgo se preparaba y que el movimiento abortado por la delación de que fueron objeto los revolucionarios, estaba por estallar.
Desde entonces perdura la exclamación de: “¡Muera el mal gobierno!”. En esta frase memorable, el Padre fundador de la Nación, encerró para siempre, lapidariamente, lo que un pueblo, víctima de los malos gobernantes, está dispuesto a volver a gritar.
Estos días son (aparte de los globos, matracas, ceremonias la noche del 15 con falsas peroratas de los que salen al balcón, desde la Plaza de la Constitución en la capital del país, hasta el lugar de reunión municipal), para reflexionar sobre los hechos económicos, políticos y sociales que suman desdichas, desgracias y profundo malestar en el pueblo.
Y que, al darle la oportunidad de gobernar a la derecha de ahora (los gachupines de entonces, los conservadores después y los panistas hoy) se comportan como para que el grito de Dolores renazca virulentamente para calificar (también a los malos perredistas, priístas, verdes, petistas, a sus depredadores sindicales, etc.) a quienes fueron y son incapaces de ejercer el buen gobierno democrático y republicano, por el que hace 199 años lucharon quienes desde esa historia nos repiten su grito de “¡Muera el mal gobierno!”.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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