miércoles, septiembre 30, 2009

Socialismo o barbarie

Barómetro Internacional

Pedro Calzada

Hay muchísima gente a la que esta alternativa aparentemente fatal le luce como un chantaje sin sustento. Una baladronada catastrofista de quienes no encontrando ningún otro argumento para sostener su particular idea del mundo, recurren al miedo. ¡Cuando no, el miedo!, ese instrumento virtuoso para torcer voluntades, para manipular conciencias, en fin: Para que el mundo vaya por el camino que a otros les da la gana.

Pero, ¿es correcta esta percepción?. En principio se trata de una afirmación que excluye al capitalismo, que ni siquiera lo menciona, que lo da por muerto o desahuciado, pese a que hasta ayer, ese Sistema Mundo lucía como el enemigo histórico del socialismo, como su polo opuesto, su contradicción dialéctica -les gusta decir a algunos-. La contradicción capitalismo-socialismo se nos presentaba sin alternativas y a muchos nos enseñaron que toda sociedad pos-capitalista sería necesariamente socialista, aunque estaba prohibido discutir que el único modelo de socialismo posible era el soviético y que el único ser humano clarividente y omnisciente era el “padrecito“ Stalin.

Después, como en un bolero “todo se derrumbó“, es historia reciente que no hace falta contar una vez mas. Despertamos a la realidad de una historia sin fin, pese al majadero de Fukuyama y comprendimos que lo que se estaba derrumbando no era solo el capitalismo y su expresión política preferida, el liberalismo, sino todo el grandioso edificio de la modernidad donde también estaban incluidas todas las formas pretéritas de socialismo que se nos vendieron en algunos recetarios o libros canónicos. En semejante cataclismo, se han puesto en tela de juicio todas las construcciones filosóficas de la “vieja Europa“, desde Descartes en adelante, y de la Europa transterrada y no tan vieja también para no excluir a John Rawls o Milton Freedman y otros bichitos.

Hoy, quienes apostamos por la construcción del socialismo, conservamos con prudencia el respeto por los precursores y tratamos de rescatar de ellos lo que nos luce rescatable, pero la inquietante novedad que cada vez convalida mas gente, es que para construir el socialismo, o lo que cada quien quiera entender por tal, “o inventamos o erramos“. Y algo peor aún: Esta realidad se nos hace presente, y no por casualidad, justo en el momento en que el capitalismo parece haber agotado todo recurso de sobrevivencia.

El capitalismo, como toda forma de vida es lo que Prigogine definió como una estructura disipativa. El capitalismo, como cualquier célula viva, se ha sostenido por siglos en un equilibrio dinámico con su entrono mientras ha sido capaz de expulsar de sí la entropía, el desorden, las toxinas, y tomar de ese entorno los nutrientes, los elementos negentrópicos sin los que hoy queda en juego su propia existencia. Por esto, desde su mismo nacimiento, el capitalismo ha conservado la condición de un núcleo altamente estructurado, rodeado de una periferia que –en el discurso ideológico del sistema- luce desordenada y en “estado de naturaleza“.

Aceptando la categoría de análisis propuesta por Emmanuel Wallerstein, el capitalismo, en tanto que Sistema Mundo, nació en el centro de Europa e inmediatamente definió su periferia (Los países Bálticos, Polonia, Rusia y Escandinavia fueron sus proveedores de alimentos y de las maderas con las que se hicieron los barcos del comercio mundial). Al amparo de esta primera estructura, se desarrollaron dos grandes polos comerciales: La Liga Hanseática en el norte de Europa y las Ciudades Estado del norte de Italia.

Alcanzados los límites de expansión que aquella periferia permitía, muy probablemente el sistema hubiera colapsado, pero le cupo en suerte descubrir un nuevo continente, América, cuajado de riquezas, de metales preciosos, de toda clase de materis primas, incluidos sus habitantes que ni siquiera fueron en principio considerados parte de la especie humana. Después -es historia conocida- el capitalismo expandió su periferia por África y por Asia y por último, pero ya en el reino de lo simbólico, expande hoy su dominio sobre La Galaxia y mas allá en las calenturientas páginas de ese género que conocemos como Ciencia Ficción.

Al capitalismo se le ha agotado el mundo, pero mas valdría que tanto despistado que hay por ahí, terminara de entender que el mundo se nos está agotando a todos:

• Dos mil millones de seres humanos mal viviendo con menos de un dólar por día.
• Mas de cien millones de seres humanos que quedarán sin tierra donde vivir, solo en La India y Bangladesh, por el incremento en el nivel de las aguas que está provocando el deshielo de los polos
• La locura de dedicar un alimento humano fundamental, los cereales, para producir combustible para los vehículos promueve hambre y escasez de agua para el consumo humano.
• Las legiones de desempleados en todo el mundo aumentan todos los días.
• Hay miles de casas deshabitadas por falta de un comprador y miles de gentes viviendo a la intemperie por no tener el recurso para comprar una casa.
• Hay cientos bancos y aseguradoras quebradas y hay gobiernos que siguen imprimiendo papel moneda como si el papel sirviera para comer

Estos y muchísimos ejemplos mas, apuntan fatalmente a la visión de un sistema, de unos modos de vida, de un conjunto de relaciones sociales de producción, que se revuelven contra sí mismos al no encontrar la puerta hacia nuevas formas de convivencia mas justas, hacia un nuevo pacto social que de forma difusa pero unánime llamamos socialismo.

¿Hay alternativas? Algunos piensan que si. Quienes se benefician hasta lo inimaginable, lo incifrable, sugieren algunas alternativas para aliviar la presión sobre el sistema. Cosas tales como reducir por cualquier medio el número de seres humanos sobre el planeta hasta una cifra mínima indispensable para el trabajo esclavo en beneficio de la misma élite que nos ha traído hasta aquí. Menos bocas que alimentar, menos presión sobre el planeta, menos preocupaciones por estallidos sociales, parecen razones suficientes para quienes detentan el poder y se sienten eternos o fundadores de alguna dinastía. Son alimañas poderosas agrupadas en logias semisecretas como el Club de Bildenberg de cuyos propósitos nos ha advertido Daniel Estulin (ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_Bilderberg) :

• Un sólo gobierno planetario, con un único mercado globalizado, con un sólo ejército y una única moneda, regulada por un Banco Mundial.
• Una Iglesia universal, que canalice a la gente hacia los deseos del Nuevo Orden Mundial. El resto de las religiones serán destruidas.
• Unos servicios internacionales que completarán la destrucción de cualquier identidad nacional a través de su subversión desde el interior. Sólo se permitirá que florezcan los valores universales.
• El control de toda la humanidad a través de medios de manipulación mental. Este plan está descrito en el libro Technotronic Era (Era Tecnotrónica), de Zbigniew Brzezinski, miembro del Club. En el Nuevo Orden Mundial no habrá clase media; sólo sirvientes y gobernantes.
• Una sociedad postindustrial de "crecimiento cero", que acabará con la industrialización y la producción de energía eléctrica nuclear (excepto para las industrias de los ordenadores y servicios). Las industrias canadienses y estadounidenses que queden serán exportadas a países pobres como Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, etc., en los que existe mano de obra barata. Se hará realidad, entonces, uno de los principales objetivos del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América de Norte).
• El crecimiento cero es necesario para destruir los vestigios de prosperidad y dividir a la sociedad en propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad, hay progreso, lo cual hace mucho más difícil la represión.
• Cabe incluir en ello la despoblación de las grandes ciudades, según el experimento llevado a cabo en Camboya por Pol Pot. Los planes genocidas de Pot fueron diseñados en Estados Unidos por una de las instituciones hermanas de Bilderberg, el Club de Roma.
• La muerte de cuatro mil millones de personas, a las que Henry Kissinger y David Rockefeller llaman bromeando "estómagos inservibles", por medio de las guerras, el hambre y las enfermedades. Esto sucederá hacia el año 2050. "De los dos mil millones de personas restantes, 500 millones pertenecerán a las razas china y japonesa, que se salvarán gracias a su característica capacidad para obedecer a la autoridad", es lo que afirma John Coleman en su libro Conspirators' Hierarchy: The Story of the Committee of 300. El doctor Coleman es un funcionario de inteligencia retirado que descubrió un informe encargado por el Comité de los 300 a Cyrus Vance "sobre cómo llevar a cabo el genocidio". Según la investigación de Coleman, el informe fue titulado "Global 2000 Report", "aprobado por el presidente Carter, en nombre del Gobierno de Estados Unidos y refrendado por Edwin Muskie, secretario de Estado". Según este informe, "la población de Estados Unidos se verá reducida a 100 millones hacia el año 2050".
• Crisis artificiales para mantener a la gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y emocional. Confundirán y desmoralizarán a la población para evitar que decidan su propio destino, hasta el extremo de que la gente "tendrá demasiadas posibilidades de elección, lo que dará lugar a una gran apatía a escala masiva".
• Un férreo control sobre la educación con el propósito de destruirla. Una de las razones de la existencia de la UE (y la futura Unión Americana y Asiática) es el control de la educación para "aborregar" a la gente. Aunque nos resulte increíble, estos esfuerzos ya están dando "buenos frutos". La juventud de hoy ignora por completo la Historia, las libertades individuales y el significado del mismo concepto de libertad. Para los globalizadores es mucho más fácil luchar contra unos oponentes sin principios.
• El control de la política externa e interna de Estados Unidos (cosa ya conseguida a través del Gobierno de Bush), Canadá (controlada por Inglaterra) y Europa (a través de la Unión Europea).
• Una ONU más poderosa que se convierta, finalmente, en un Gobierno Mundial. Una de las medidas que conducirán a ello es la creación del impuesto directo sobre el "ciudadano mundial".
• La expansión del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América de Norte) por todo el hemisferio occidental como preludio de la creación de una Unión Americana similar a la Unión Europea.
• Una Corte Internacional de Justicia con un sólo sistema legal.
• Un estado del bienestar "socialista" donde se recompensará a los esclavos obedientes y se exterminará a los inconformistas y alborotadores.

Si tales objetivos llegaran a consolidar o en todo caso son viables, esto significaría la destrucción no solo de el capitalismo, el socialismo o la modernidad en su conjunto, sino de todo lo que desde hace al menos diez mil años, hemos conocido como civilización y si mi manejo del idioma no es muy deficiente, creo que la alternativa a la civilización es la barbarie.

Solo me restaría decir que la expresión “Socialismo o Barbarie“ luce ahora incompleta. Quizás en orden de probabilidades, debiéramos más bien proclamar como alternativas inminentes para nuestra especie: Extinción, barbarie o socialismo

P.D. Una esperanza, una chispa (ISKRA) como la que en el poema de Pushkin incendió toda la pradera, ha surgido en Venezuela. No la desamparemos, cuidemos entre todos este pequeño fuego, con la vida si fuera necesario, porque de todos modos nuestra vida está en juego y en mi caso la de mis nietos que son en fin de cuentas, todos los nietos del mundo.

cajp391130@yahoo.es

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