viernes, diciembre 04, 2009

Columna Asimetrías ¿Qué Hacer? Ya se Sabe…





04 diciembre 2009

“El cambio en México no se producirá espontáneamente, por sí solo, aunque existan condiciones para ello. El pueblo tendrá que realizarlo”.

Filomeno Mata.

I

Perdone el caro leyente que atendamos hoy misivas de quienes nos leen por la Internet: Alberto Peraza López, quien nos busca, dice, en el Sureste, y Ana Melgoza, quien, informa, nos sigue desde Los Cabos, BCS, Inquieren: ¿Por qué alude usted siempre a la historia?

Doña Ana escribe: “Usted me ha hecho ir a la historia y entender lo que nos está pasando y ver las soluciones”. Don Alberto escribe: “Entiendo que usted conoce el marxismo, pero no proselitiza. ¿Qué es el marxismo para usted?”

Démosle respuesta a los leyentes. Los historiadores tenemos por proclividad irreprimible abrevar en la pedagogía, paradigmas y moralejas de la historia para ubicar (historicismo) en su contexto hechos y sucedidos de la actualidad y, así, entenderlos y aprender de ellos.

Por experiencia propia éste escribidor está cierto de que las herramientas del historiador son de suma utilidad en el ejercicio del periodismo, no sólo como reportero, cronista o entrevistador, sino también, y acusadamente, como comentarista y editorialista/ensayista.

Útiles son también las herramientas del conocimiento. Las obras científicas de Marx y Engels y sus ejércitos de millones --literalmente— de intérpretes, exégetas y críticos (que han mejorado sus teorías) son centrales en política, economía, cultura y vida social.

II

Hecha esa salvedad, vayamos al grano. En 1810, en la Nueva España el poder político –conformado principalmente por la élite de españoles y selectos novohispanos criollos y el alto clero católico— sentía desasosiego y temores. Y no en vano.


En la vieja España, el poder político monárquico había cesado. El pueblo se organizaba políticamente no para resistir en un movimiento de resistencia civil pacífico, sino para alterar la correlación de fuerzas políticas y por esa vía modificar el statu quo.

El desasosiego y los temores en la Nueva España eran atizados en las fogaratas de la percepción entre los novohispanos de a pie de que el poder virreinal actuaba cada vez más en un vacío, lo cual en su turno nutría inquietudes.

Y es que si en la metrópoli el pueblo se organizaba, ¿por qué no en la Nueva España? En esa coyuntura lanzó Miguel Hidalgo su grito emblemático. Pero el grito no fue oído en los palacios del Arzobispado y del Virrey hasta que don Miguel dio otro paso.

¿Y cuál fue ese paso? Abolir la esclavitud, pues ésta era el eje central, pivotal diríase, de la forma de organización económica colonial. Mano de obra esclava que creaba plusvalía y riquezas y ganancias para quienes se apropiaban de ella: la Corona y banqueros, comerciantes.

III

Cuatro años más tarde, José María Morelos promulgó la Constitución de Apatzingán, inspirada en la de Cádiz. Sus enunciados iban directo al corazón del régimen monárquico- colonial español-novohispano, disociado de las turbulencias ibéricas.

La guerra de independencia duró 14 años. Y desde 1824 hasta 1857, si bien no existía la esclavitud en lo jurídico, sí persistía de hecho. De 1874 a 1910, esa esclavitud de hecho se acentuó dramáticamente. Pero la Revolución Mexicana no logró erradicarla.

Y pese al hito cardenista (1934-40) la esclavitud continúa persistiendo, ahora bajo modalidades aun más perversas y sofisticadas. La esclavitud mexicana moderna tiene modalidades bajo las cuales se ha pretendido disfrazarla. En vano.

Esa esclavitud –opresión-- es la venta de la fuerzas de trabajo individual y social a quienes no sólo poseen los medios de producción que utilizan los trabajadores para crear plusvalía, sino que también se apropian de ésta, obteniendo así ganancias enormes.

Los insurgentes y revolucionarios de hoy --incluso los resistidores y reformistas organizados para resistir reactivamente y defenderse sin atacar—podrían aprender de Hidalgo. Crear una economía alternativa socialmente solidaria. Ya abundaremos en ello.


ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

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