TeleSUR
El terremoto de 7,3 en la escala abierta de Richter que azotó el pasado 12 de enero a Haití profundizó el abismo de pobreza en el que se encuentra este país, donde padres desesperados dejan a sus hijos fuera de los hospitales para evitar verles morir de hambre.
El inclemente terremoto, que dejó sin hogar a más de un millón 300 mil personas (de las nueve millones que habitan la isla), fue el último empujón hacia el precipicio para algunas familias que apenas podían ya alimentar a sus hijos.
Actualmente, una enorme cantidad de personas viven en tiendas de campaña provistas por la benevolencia de algunas naciones hermanas, además subsisten de un apoyo internacional que no cubre las necesidades básicas de los haitianos, por lo que las familias están abandonando a sus hijos con la esperanza de que las organizaciones que trabajan en la isla les den una mejor vida mejor.
Un ejemplo de la difícil situación por la que atraviesan los familiares de menores de edad en este país caribeño es el caso narrado en un informe por un trabajador social en el Hospital Saint Catherine en el barrio miseria de Cite Soleil.
Según el escrito semanas después de que un niño de un año fuese hallado en un depósito de basura, su padre apareció. El bebé se movió en su cuna, sonrió y alzó los brazos, pero su padre ni lo tocó y el bebé comenzó a llorar y patalear.
El hombre partió poco después y no se le volvió a ver.
Otro caso es el de una bebé de apenas cuatro días de nacido fue dejada en una caja de cartón en las afueras de un hospital.
Niños pequeños han sido hallados solos en salas de espera en hospitales, de hecho, en las afueras de una clínica privada, voluntarios descubrieron a un niño de tres años con una bolsa de ropa interior cuidadosamente doblada. Una nota pedía a quienes le encontraran cuidasen de él.
Antes del sismo, los padres, inmersos en una extrema pobreza, dejaban a sus hijos en orfanatos donde, por lo menos, recibían una comida al día.
La colaboradora de la coordinación de asuntos logísticos del hospital de campaña montado por la Universidad de Miami en terrenos del aeropuerto de Puerto Príncipe, Tamara Palinka, afirmó que el número de niños abandonados ha aumentado enormemente.
"Yo he convencido a muchas madres a que no entreguen a sus hijos", dijo Palinka, quien preparó un área dentro de la tienda pediátrica del hospital de campaña para los niños abandonados, incluyendo otro pequeño hallado en una pila de basura.
Una portadora del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), Nadine Jean-Baptiste, dejó a su bebé en un orfanato que está ubicado en la misma calle en la que está el cobertizo de almacenaje en donde vive actualmente.
Antes del terremoto que devastó a varias ciudades haitianas, en especial Puerto Príncipe, y que dejó a más de 222 mil personas, cerca de 311 mil resultaron heridos, 869 desaparecidos y 1, 5 millones damnificados, Jean-Baptiste apenas podía costear sus medicamentos y los alimentos de su hija.
Luego del desastre natural, su esposo quedó sepultado bajo los escombros del restaurante en el que trabajaba. Ella oyó sus gritos pidiendo ayuda, pero no pudo hacer nada.
En medio de la situación por la que está atravesando, la madre está pensando dar a su bebé a una pareja de extranjeros en adopción.
"Yo amo a mi hija. Entregarla no es mi deseo", dijo Nadine, con la voz entrecortada. "Pero no tengo qué darle de comer. No tengo otra opción".
La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, afirmó el pasado 18 de marzo que tras el terremoto la pobreza extrema en el país caribeño superó el 70 por ciento.
La Cepal estimó en su evaluación sectorial de daños, pérdidas y requerimientos, que el porcentaje de haitianos en extrema pobreza en la actualidad llegó a 71 por ciento después del terremoto.
Los daños materiales se cuentan en más de 7 mil millones de dólares, según el informe con cifras refrendadas por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, el Sistema de Naciones Unidas y la Comisión Europea.
Cepal afirmó que el sismo hizo retroceder en diez años su lucha contra la pobreza.
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