viernes, agosto 06, 2010

Pasión de los privilegiados

Barómetro Internacional

Bruno Peron Loureiro

Las virtudes de un hombre se conocen por sus acciones, dicen algunos aforismos. Quienes los formularan olvidan de que primero es necesario elevar los pensamientos y purificar las intenciones, esto es, se pueden identificar los vicios antes que las apariencias.

Los malhechores creen que mantienen sus engaños sin mayores dificultades, pero más temprano o más tarde encuentran en su propia conciencia el cobro por los actos inconsecuentes y las ideas imprudentes, desafortunadamente comunes en la conducta humana.

Estadistas renombrados –a pesar de canallas y deudores- han reiterado el papel de algunos países como piratas y verdugos de los que menos pueden y menos tienen, como ejemplo podemos nombrar las prácticas hediondas de Baby Bush y la masacre de los pueblos islámicos, todavía en curso.

Como se reincide en los errores del pasado, el grupo Al Qaeda hace frecuentes pedidos al gobierno de EUA para que retiren sus tropas –y las de los ejércitos aliados- y dejen de entrometerse en la vida política de los países islámicos. Las lágrimas de civiles víctimas de las guerras han sido impotentes para sensibilizar a los “cruzados” del Siglo XXI.

Equívocos que se repiten insistentemente tienden a convertir costumbres en política internacional.

Entre 1962 y 1971 Estados Unidos contaminó los suelos de Vietnam lanzando un herbicida llamado Agente Naranja, que arrasó con bosques, cosechas y ha provocado hasta hoy, nacimientos con deformaciones. La única amenaza fue la existencia de ántrax en aquel país, que nunca se encontró.

Es tan impostora la política exterior estadounidense, que ellos condenan todo lo que imponen a otras naciones, como dictaduras, armas químicas y programas nucleares. Puede suceder cualquier tragedia en el mundo, pero ¡qué no se traspasen las fronteras de este país decrépito!

Mientras millardos de humanos –encarnados o desencarnados, con alma o desalmados- que flotan sobre la superficie de la tierra, se sometan a la dieta de McDonald o hinchen las entrañas de Intel o de la British Petroleum de dinero, se continuará masacrando todo aquello que amenace la “libertad” de consumo o de (su) expresión.

La victoria del ex ministro de defensa Juan Manuel Santos como presidente de Colombia es la continuidad de la política de “seguridad democrática” de Álvaro Uribe, o sea, el combate a los guerrilleros y al crimen organizado lleva al pie de la letra el modelo de anulación de toda oposición.

Se cobra la asesoría de “estilistas” en América Latina, una vez que se convirtió en moda la acusación hecha al presidente venezolano Hugo Chávez de atacar la libre expresión en su país con la “clausura” de medios de comunicación. Chávez podrá ser desafiador, pero no está loco. Deberían ser frecuentes al día siguiente en los periódicos matutinos las rectificaciones, explicando que se trata de una prerrogativa del Estado venezolano de no renovar las licencias de emisión, como sucediera con RCTV, y no de medidas arbitrarias y autoritarias.

Es de esperarse por parte de Chávez una postura solidaria con el pueblo iraní, y el repudio a las cobardes sanciones impuestas por EUA al territorio donde prosperó Persia. Se instalan en Venezuela, en sociedad con Irán, nuevas fábricas para la producción de leche, a despecho de las presiones de una “comunidad internacional” contra países rebeldes.

Aunque estamos distantes de culpar de nuestros errores a los países dominantes, es necesario reconocer que la forma en como nuestros países se insertan en el mundo ya nos genera desventajas colosales. El conformismo, la corrupción endémica, el fetiche del crecimiento económico sobre la distribución de oportunidades, roen nuestras esperanzas.

Las auténticas actividades de resistencia, los movimientos guerrilleros, las reivindicaciones indígenas, las acciones de los organismos de interés público, las propuestas de democracia directa y participativa, las reformas constitucionales hechas por gobiernos de izquierda, son estigmatizadas o negligenciadas, pero nadie hace escándalo cuando las iniciativas vienen de los conservadores.

La medición de las relaciones políticas por parte de grupos que no entienden nada de eso o que amparan sus propios candidatos a cargos electivos, induce un escenario depresivo en la ciudadanía. Por eso es que se habla de “Partido de la Prensa” en Brasil y de Globovisión como emisora de TV desestabilizadora en Venezuela.

Seamos fieles a nuestra conciencia. El primer paso es escucharla y mantenernos libres de la pasión de quienes se consideran privilegiados en este mundo.

http://www.brunoperon.com.br

Traducción: Miguel Guaglianone

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