José Antonio Almazán González
Atrapados en el mar de sus contradicciones internas, sin voltear a mirar, por lo menos, a lo que pasa abajo en las luchas de resistencia, en la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2007, el PRD dio una buena muestra de lo que sucederá en el tratamiento de los grandes problemas nacionales, esbozados tanto en los resolutivos de la convención nacional democrática (CBND) como en el proyecto de nación alternativo al neoliberalismo de los diálogos nacionales.
Las prisas. Aunque es de todos conocido que la Cámara de Diputados tenía como fecha límite el 31 de diciembre para aprobar el PEF, sin razón alguna que lo justificara, el 22 de diciembre se precipitó su discusión y en la madrugada del 23 se concretó su aprobación, pasando por alto que la mayoría de los diputados ni conocían el dictamen elaborado por la Comisión de Presupuesto y menos aún los anexos, los cuales contenían las reasignaciones y recortes presupuestales. Es decir, se voto sobre las rodillas y sin el pleno conocimiento de los alcances y repercusiones de los cambios operados al proyecto de PEF enviado el 5 de diciembre por el Ejecutivo.
Todavía el 22 de diciembre, a eso de las 9 de la noche, en reunión del grupo parlamentario del PRD sus coordinadores instaban a su aprobación, argumentando que de no hacerlo se corría el riesgo de que algunos avances, como el relativo a las pensiones de adultos mayores, fueran rechazados por el PRI y el PAN. Sin embargo, diversos diputados perredistas señalaron que las prisas sólo beneficiarían a Calderón; que se diera tiempo para analizar las propuestas hasta el martes 26 de diciembre; y que la aprobación quedara condicionada al conocimiento previo del dictamen y de los anexos, con las cifras precisas y etiquetadas de las reasignaciones.
El procedimiento. Como a las 4 de la mañana del 23 de diciembre los famosos anexos, elaborados en su última versión por funcionarios de la Secretaría de Hacienda, llegaron a la reunión de la Comisión de Presu-puesto donde fueron votados precipitadamente. Como consta en el Diario de los debates, a las 6:50 de mañana del mismo día se reanudo la sesión y a las 7:34 am comenzó a distribuirse el dictamen a los diputados. En esos momentos el grupo parlamentario del PRD se reunió aparte y los diputados Ramón Pacheco y Antonio Almazán, integrantes de la Comisión de Energía y además jubilados del SME, hicieron notar nuevamente que aun cuando la Comisión de Energía había votado por unanimidad diversas propuestas de reasignación presupuestal favorables a Petróleos Mexicanos, Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro, ninguna de ellas había sido tomada en cuenta, y que por el contrario, en los anexos que aún no habían sido entregados al pleno de la sesión de la Cámara de Diputados, se establecía un recorte presupuestal de 5 mil 474 millones de pesos a las tres empresas públicas. Se hizo saber que dicho recorte lo valorábamos como un acto de traición a la lucha encabezada por el Sindicato Mexicano de Electricistas en defensa de la soberanía energética y como un aval a los proyectos de privatización energética; pero también a los postulados de la CND en cuanto a la defensa del patrimonio nacional energético. Por tal razón propusimos votar en contra del dictamen del PEF.
Metidos ya en la discusión de los artículos reservados del PEF, varios diputados del PRD seguían reclamando la entrega de los famosos anexos, para mejor argumentar la defensa de sus propuestas, pero también para evitar que las reasignaciones presupuestales quedaran sujetas al manejo discrecional de la Secretaría de Hacienda. Finalmente, por 400 votos a favor y 44 en contra (la mayoría del PRD) el PEF fue aprobado en forma precipitada, sobre las rodillas, no como resultado de un trabajo legislativo acucioso y responsable, sino derivado de un acuerdo político entre los coordinadores de las fracciones parlamentarias. Todavía el 26 de diciembre solicitamos una explicación al coordinador del PRD, quien respondió que la madrugada del 23 él desconocía de los recortes presupuestales a las empresas públicas de energía y que Hacienda le había dicho que con los presupuestos de estas empresas no se metieran, que ellos iban a hablar con los directores de la misma.
Las consecuencias. Más allá de las cifras, de las cuales podrá decirse que lo aprobado como gasto social está por encima de la propuesta del presidente legítimo López Obrador, los ganadores fueron el PRI y el PAN; uno porque siendo la tercera fuerza supo utilizar y maniobrar con las carencias del PRD. El PAN, porque alcanzó su objetivo político de imponer un acuerdo político en beneficio de Calderón y de su ortodoxia neoliberal, como lo reconoció en su carta a los legisladores del 26 de diciembre. Por supuesto otro de los ganadores fue esa corriente al interior del PRD que sueña con llegar a consensos y acuerdos con Calderón, sin importarles que en las prisas de los "acuerdos políticos" se pisoteen principios y procedimientos democráticos; convencidos de que hay que impedir que se dilapide su capital político por la radicalización de Andrés Manuel López Obrador.
Lo visto, en esta lucha por la democracia y por el bien de todos está: López Obrador, los hombres y mujeres libres de México y algunos del PRD; en contra están: el gobierno, la oligarquía, los intereses extranjeros, el PRIAN y algunos del PRD.
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