lunes, agosto 06, 2007

Contrastes

Por: Edna Lorena Fuerte

Cd. Juárez, Chihuahua, México


Hoy recibimos una noticia que no nos sorprende, la revista Fortune dio a conocer su listado de las personas más ricas del mundo, en la que el empresario mexicano Carlos Slim finalmente ha aventajado al magnate de Microsoft con una fortuna que suma 59 mil millones de dólares, mil millones más que William Gates.

Las noticias que se tenía de ambas fortunas hacen que este hecho no sea sorpresivo, pues mientras Gates está empeñado en vender las acciones de su empresa en pos del crecimiento de su fundación de ayuda humanitaria, Slim está concentrado en engrandecer sus empresas y con ello seguir en el acelerado ascenso de su fortuna.

Entonces era inminente la ventaja que hoy se anuncia, confirmando el papel de este mexicano en la esfera financiera mundial, y evidenciando a la vez la enorme paradoja que este caso encierra, pues nuestro país es, además de la morada y origen del hombre más rico del mundo, también lo es de más de 60 millones de los más pobres.

Esto sí resulta sorprendente, pues no se trata sólo de un caso de desigualdad inherente al sistema social de un país en desarrollo como el nuestro, ni a la astucia de un hombre de negocios contra el infortunio de millones de sus compatriotas, sino de la evidencia más grande de los yerros en materia económica de nuestro Estado.

Slim ha sido acusado en repetidas ocasiones de frenar el desarrollo nacional por prácticas monopólicas y oligopólicas, de lo que no cabe duda; pero la responsabilidad de permitir esas prácticas no está en quién aprovecha la oportunidad y la capitaliza sorprendentemente, sino en quien la permite, es decir, el gobierno mexicano que ha auspiciado este tipo de acciones económicamente desleales, por decirlo de la manera neoliberal.

Creo que todos los mexicanos podríamos coincidir en que catafixiaríamos gustosos al empresario más rico del mundo porque centenares de medianos o pequeños empresarios pudieran enriquecerse a la décima parte de la velocidad con que lo ha hecho Carlos Slim, y también porque los sectores estratégicos de la economía nacional, como son las comunicaciones, gozaran de sana y productiva competencia entre varias empresas.

Sin embargo, no es posible hacer esa catafixia, así que nos quedamos con Slim y lo que nos resta es poner sobre la mesa temas como la desigualdad, el monopolio y la regulación para que nuestros gobiernos tomen esta experiencia como la señal inequívoca de que no deben permitir que los mexicanos nos alejemos cada vez más unos de otros, pues tan mexicano es Carlos Slim, como los Indígenas Taraumaras de la Sierra de Chihuahua.


Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednalorenafuerte@gmail.com para sus comentarios. Muchas Gracias.

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