domingo, noviembre 11, 2007

Consejo gratuito para el usurpador mexicano


Por María Teresa Jardí

A pesar de que salta a la vista que su imagen le tiene que recordar, cada mañana, cuando ve reflejada su cara en el espejo, que para millones de mexicanos no es el elegido ni será nunca un presidente legítimo de México. A pesar de que sabe que llegó en medio de una muy cuestionada elección, corto de miras, que es, se ve reflejado en Salinas y borra de un plumazo el desencanto que desde 1994 se ha apoderado del pueblo mexicano. Desencanto, ahondado por Fox, de mala manera, debido a lo mal y ausente presidente que fue, a lo ladrón, que ya queda claro públicamente, que es, y, sobre todo, al hecho imperdonable de haber convertido, en dueña "del changarro" --en que convirtió para efectos prácticos su antecesor, el inmoral militante panista también, a la República Mexicana, que se convirtió bajo su mandato en la narcorrepública que, hoy, es México-- a la perversa mujer con la que él decidió compartir la cama, pero a la que nadie eligió para que ocupara ningún cargo.
Desencanto agravado con la muy poco proba "ascensión", búnker militarizado de por medio, de Calderón cuestionado y, peor aún, no reconocido por millones de ciudadanos convencidos, al haberse negado al recuento de los votos, de que el triunfador es AMLO.
Pero también salta a la vista que Calderón cree que de usurpador va a pasar a ser recordado como un gobernante que medianamente se legitimó como le ocurrió a Salinas, no aquilatando que ni las condiciones son las mismas ni sus golpes de mando son los correctos para que así pudiera suceder; no analizando que no lo son ni siquiera para matizar su paso a la historia al lado de Victoriano Huerta.
La lucha contra el narcotráfico es una guerra perdida que pagan los pueblos de manera demasiado cara incluso por las vidas tan inútilmente perdidas y generadora de una corrupción que acabará por ahogarlo todo. Cuando, mintiendo, deciden apostarle a eso para reivindicarse, lo que demuestran es qué tan estúpidos pueden llegar a ser hoy los gobernantes. Está plagada la historia de Colombia de fallidas historias al respecto.
Lo único que puede matizar la usurpación es la dignidad y no hay nada más indigno que el entreguismo a un gobierno extranjero.
Apostarle al Bin Laden mexicano, en que se quiere convertir al "Chapo Guzmán", elegido por el PAN para convertir a México en la narcorrepública, que hoy es, no conmueve a nadie y menos aún despierta el respeto, que está tan urgido de despertar Calderón. La "persecución" del chino Ye Gon hace unos meses, como la del "Chapo" hoy, sólo despiertan el convencimiento de las ligas que tiene el prianismo con el crimen organizado.
La lucha contra el narcotráfico es una gran farsa y a México lo que le toca es pugnar por la despenalización de la droga, sujetándola a aranceles para su venta, como la mercancía, que es. Las tareas pendientes de México al respecto tienen que ver con la educación para que los jóvenes no consuman las drogas que ya se venden en cada esquina del país. Las tareas pendientes pasan por la atención a la salud y por el respeto a los que decidan suicidarse de un pasón de droga,
incluido el alcohol, que tantas vidas también cuesta.
Los golpes de timón que necesitaba Calderón para medio reivindicarse, pasaban por el cese fulminante de Ugalde, que se debió dar dos minutos después de la vergonzosa "toma de posesión". ¿Qué no le correspondía al usurpador cesarlo? ¿Y qué? Aquí ya se sabe que nada es lo que tendría que ser. Se trataba de una cuestión de inteligencia elemental. Bien pudo haber ordenado a la parte prianista del Congreso acelerar esa salida que el PRD habría aprobado de inmediato.
Su escasa reivindicación posible pasa por el cese de Elba Esther Gordillo como dueña del sindicato de maestros y pasa por la salida de su yerno de la Secretaría de Educación pública y por el encarcelamiento, al menos, de los Bribiesca Sahagún, aunque si llegará a Fox, sería aún mejor, por poner los otros más atroces ejemplos de la gran corrupción por la que va a ser recordado el fecalismo.
El entreguismo es atroz siempre, es traición a la Patria. Pero el entreguismo de Calderón, además, exhibe un grande desprecio por el pueblo de México y una muy pobre concepción de aquello por lo que la humanidad, cada vez más unida, está dispuesta a levantarse en pie de lucha.
Medio legitimarse no es tarea fácil para Calderón. Pero más difícil se la está poniendo Calderón al elegir exactamente lo que lo convierte en dictador.
El Plan México es una despreciable traición a la Patria y que no le quepa la menor duda de que por siglos, mientras su dinastía exista, se les recordará esa traición por el pueblo de México.

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