jueves, julio 31, 2008

¿Duda usted del triunfo de la Consulta Popular?

María Teresa Jardí

Si tiene la menor de las dudas con relación al triunfo de la consulta realizada en nueve entidades, apenas, de la república, recuerden que en Yucatán se vota el 10 de agosto, bastará, para perder las dudas, el escuchar y, a los que son televidentes, ver la cara a los panistas para entender el triunfo contundente del movimiento ciudadano esbozado por esa Consulta Popular diciendo NO al exterminio del petróleo que es de lo que trata la reforma del gafe que usurpa el poder sentado en la silla del Ejecutivo federal.

Es tal la ira que sienten que ya no saben qué inventar los corruptos, más corruptos del planeta, los panistas, pues los que se negaron a contar los votos ciudadanos, los capaces incluso de "legalizar" hasta el fraude para imponer a un usurpador comparable regresando a México, con el fecalismo, al huertismo, es tal la ira que sienten, acompañada del miedo, los que saben que van a acabar en el basurero de la historia, que se han convertido, sin quererlo por supuesto, en los verdaderos promotores del triunfo del ejercicio ciudadano que la Consulta Popular ya tiene como resultado. No importa lo que pase en el resto de los Estados. El pueblo ya dijo NO a la privatización de sus recursos naturales y el miedo exhibido por un panista, corruptísimo, tras otro, toda la clase política de ese partido lo es, da la medida de la fuerza que tiene ya el movimiento ciudadano que alrededor de AMLO se aglutina. Lo saben también los priístas encabezados por Don Beltrone, pero menos tontos --igual de estúpidos sólo los Chuchos y Acosta-- no se exhiben en los medios a modo sacando hasta por los ojos el odio que contra el pueblo exhiben los otros. Perdedores todos, incluso la Corona de España que se atreve a amenazar y a la que un gobernante patriota le respondería:

"…México es uno de los países más ricos del mundo. Es codiciado con exceso por todos aquellos que pretenden amasar fortunas. Sus recursos son en realidad útiles a todo el mundo y hasta necesarios para las industrias de todo el mundo. Ninguna empresa capitalista puede mirar hacia México sin codiciarlo. La diplomacia extranjera, con la cual ha llegado a ser amargamente familiar, es la diplomacia del dólar, la que casi lo ha obligado invariablemente a otorgar preferencia a los intereses extranjeros sobre los suyos propios. Lo que México necesita por encima de todo es ayuda económica que no implique la venta de su libertad ni la esclavitud de su pueblo…".

Sensatas palabras ¿no? y si piensan que son del General Cárdenas, se equivocan. Las escribió Woodrow Wilson "con su autorizada voz como Presidente de los Estados Unidos" y así lo consignaba Miguel de la Madrid en uno de los libros editados para conmemorar el 50 aniversario de la expropiación petrolera.

Y decía más Wilson: "… Si fuéramos a intervenir en México, avivaríamos indudablemente las más graves sospechas en todas las naciones de América… Más todavía: el orden ha sido comprado en México a un terrible costo cuando ha sido obtenido con ayuda. La extranjera generalmente ha venido en forma de ayuda financiera. (Ahí está hoy la solicitada con la Iniciativa Mérida = Plan México por el gafe usurpador PAN fascista, traidor a la Patria y además entreguista, al que desprecian ya los yanquis y los españoles porque la indignidad lo que despierta es desprecio a pesar de que se finja por un tiempo una amistad que no existe, porque la amistad se finca también en el respeto). Esa ayuda financiera casi invariablemente ha sido obtenida en forma condicional a cambio de concesiones que han puesto en manos de capitalistas extranjeros la mayor parte de los recursos del país no explotados aún, y del mismo modo, bajo la "protección" de gobiernos extranjeros. Aquellos que han estabilizado en México el orden con éxito por esos medios, como Díaz, han encontrado que eran servidores, no de México, sino de concesionarios extranjeros…".

Qué tal el Presidente Wilson definiendo ayer, a través de Porfirio Díaz, al hoy panista usurpador mexicano Felipe Calderón.

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