martes, julio 15, 2008

Una experiencia democrática
Pablo Gutiérrez. Demanda positiva

MONTERREY, NL.- El director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), Pablo Gutiérrez, considera que todos los países del continente deben estar “muy atentos” a la demanda que Proceso interpuso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el Estado mexicano, debido a que éste le negó el acceso a las boletas de la elección presidencial de 2006 para fines informativos.En entrevista efectuada el jueves 10 en esta ciudad, el funcionario de la OEA califica el recurso del semanario como un ejercicio iné-dito en el continente, y afirma que “todo ciudadano tiene derecho a hacer una solicitud ante la autoridad”.Enfatiza: “Debemos estar, creo yo, todos los países de América muy atentos para aprender de esta experiencia, y por eso nosotros estamos colaborando intensamente a que se encuentren las autoridades en distintas instancias, para ver esta experiencia en México”.Para Gutiérrez, de origen chileno, es “importante” que este semanario consiguiera el miércoles 2 que la CIDH, organismo de la OEA, pidiera al Estado mexicano evitar la destrucción de las mencionadas boletas electorales.Situaciones como ésta, dice, contribuyen al desarrollo político “totalmente, absolutamente. No hay una mejor guía de reconstrucción y modernización que la misma experiencia de los procesos electorales”.Y advierte: “Si esto lo vamos a tomar para demoler a las autoridades electorales, no tiene ningún sentido, porque la autoridad electoral es uno de los pilares de la democracia; pero si eso significa que los Congresos modernicen, generen nuevas regulaciones, yo creo que es muy positivo”.Lo que pasa, agrega, es que los problemas surgidos en cada contienda electoral son específicos y en ocasiones inusuales, como el que atañe a Proceso. Como ejemplo, Gutiérrez refiere la legislación de un país cuyo nombre prefiere no citar. Ésta, dice, prohíbe las agresiones “a ladrillazos” en los centros de votación.“Eso quiere decir que alguien, en algún minuto, lanzó un ladrillo. ¿Por qué no dicen ‘una piedra’? Lamentablemente no hay regulación que pueda contener, adivinar o prever muchas situaciones. Pero lo importante es ir recogiendo estas experiencias, institucionalizándolas y regulándolas; por eso cada país debe buscar la fórmula que le parezca más adecuada.”Cuando se le pregunta si conocía un caso semejante al que Proceso presentó a la CIDH, el funcionario de la OEA responde: “La verdad, no conozco ninguno. Todos los ciudadanos tienen derecho a hacer su solicitud ante la autoridad, y esto viene desde Juan Sin Tierra, desde varios siglos atrás, así que me parece estupendo (…) Todo este tipo de situaciones debe ayudar a los latinoamericanos a ir aprendiendo experiencias, mecanismos y fórmulas nuevas”.
Desconfianza
En 2006 Pablo Gutiérrez fungió como observador de la OEA en la elección presidencial mexicana, y los pasados 10 y 11 de julio participó en el Encuentro Interamericano sobre Gestión de Calidad en Autoridades Electorales, que se realizó en Monterrey con el auspicio de la Comisión Estatal Electoral de Nuevo León.En la entrevista, señala que problemas poselectorales como el que se desató en México se repitieron en otros países del hemisferio ese mismo año: menudearon los pleitos legales y los fallos fueron dictados en tribunales, no por el voto ciudadano directo y en las primeras instancias electorales.Explica que el principal problema lo origina la confusión que generan los resultados que de manera extraoficial revelan las mismas instituciones, los partidos políticos y las empresas privadas, los cuales dan a conocer cifras anticipadas que confunden a los ciudadanos.Por ejemplo, señala que sondeos como el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que utiliza en México la autoridad electoral, generan incertidumbre y deben ser modificados.Las cifras del PREP que se dieron a conocer la noche del 2 de julio de 2006 provocaron desconcierto porque inicialmente dieron la ventaja a un candidato y en cuestión de horas cambiaron a favor de otro.“Muchas de las quejas iban orientadas a la entrega de resultados. Hay distintos tipos de resultados con distintos niveles de certeza. Están los conteos rápidos, que son una suerte de auditoría del resultado electoral, que no es certera y, además, tiene un margen de error.”También, dice, aparecen resultados preliminares que abarcan la totalidad de los votos, incluso los impugnados, y por último el resultado definitivo, cuando la elección está juzgada.“Estas son las opciones que existen aquí, que fue lo que ocurrió en 2006 en México, que hubo un conteo rápido y un resultado preliminar. Alrededor de eso, además, están las encuestas y las bocas de urna (conteos de salida). Lo que nosotros planteamos es que tenemos que buscar la manera de que el resultado que la ciudadanía conoce, y entiende que es, debe estar ajustado a la realidad popular”, dice Gutiérrez.Y advierte que una característica constante en procesos electorales es que la publicación de resultados previos genera un estado de ánimo en la ciudadanía, y como esos números no son confiables, contravienen “en no pocos casos” las cifras finales. l

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