domingo, marzo 29, 2009

Evaporadas, millonarias utilidades de Pemex


Creadas por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, diversas empresas filiales de Petróleos Mexicanos evaden los mecanismos de fiscalización legislativos y operan en la absoluta impunidad, con el argumento de que no son parte de la administración pública. La Auditoría Superior de la Federación le corrige la plana a la paraestatal y le exige que compruebe el destino de casi 7 mil millones de pesos en utilidades, registradas entre 2006 y 2007, tan sólo de una refinería en Texas, de la que es dueña en 50%.
Por medio de un complicado entramado financiero de 11 empresas, cinco de ellas creadas al final del sexenio de Miguel de la Madrid y el resto en el de Carlos Salinas de Gortari, Pemex comercializa importaciones y exportaciones de crudo y sus derivados en el mundo sin rendir cuentas de ingresos y egresos. Incluso, en 1993 compró a Shell 50% de Deer Park Refining Limited Parthnership, una refinería en Houston, Texas, que a la fecha no ha entregado su parte de ganancias a la paraestatal mexicana.A petición de la Cámara de Diputados, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) realizó por vez primera un análisis del manejo de los recursos de la refinería mexicana radicada en el extranjero. Los resultados contenidos en la revisión de la cuenta pública de 2007 fueron preocupantes: de los más de 9.2 mil millones de pesos en utilidades obtenidas por Deer Park entre 2006 y 2007, casi 2 mil 297 millones de pesos se pagaron en impuestos a Estados Unidos. Del resto, poco menos de 6 mil 918 millones de pesos, “no se aclaró el destino”.Además, el manejo de los recursos financieros tanto de la refinería mexicana en Texas como del entramado financiero de las 11 empresas que hoy integran el Grupo PMI (Pemex Internacional), están fuera del alcance de la fiscalización de la Cámara de Diputados y el destino de sus utilidades lo determinan tres funcionarios que ocupan los principales puestos de PMI, quienes a su vez designan operadores en cada una de las empresas. Según lo reportado por PMI a la ASF, esas 11 empresas y la refinería en el extranjero no son parte de la administración pública, por lo que no están obligadas a rendir cuentas al Congreso de la Unión. De hecho, desde 1990 la entonces Secretaría de Programación y Presupuesto a cargo de Ernesto Zedillo Ponce de León confirmó el criterio de PMI. Ya como presidente de la República, Zedillo conservó el mismo esquema, que ha sido avalado por los gobierno panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, lo que mantiene en la opacidad el manejo de los millonarios recursos de Pemex a nivel internacional.Pero el auditor superior de la federación, Arturo González de Aragón, le recordó a Pemex que:“Al ser Pemex una entidad paraestatal sujeta a control presupuestal directo por parte de la Cámara de Diputados, como cualquier otra inversión que tiene ese organismo descentralizado, los ingresos que debería obtener Pemex por los recursos invertidos en Deer Park, por un lado, tendrían que ser considerados ingresos públicos y registrados como tales en la Ley de Ingresos de la Federación y de la Cuenta Pública, y por otro lado la aplicación o utilización de los mismos constituyen gasto público que debe ser autorizado por la Cámara de Diputados y también registrado en la Cuenta Pública del ejercicio de que se trate.”Más aún, le exigió a Pemex “aclare y proporcione la documentación justificativa y comprobatoria de 6 mil 917 millones 888 mil pesos por concepto de utilidades”.
De México para Estados Unidos
Al optar Carlos Salinas de Gortari por construir una refinería en Estados Unidos y no en México, año con año le paga al gobierno de aquel país miles de millones de pesos en impuestos que bien podrían ser captados por la autoridad hacendaria mexicana.Según parte del reporte que PMI entregó a la ASF, una de las empresas mexicanas que conformaron la refinería Deer Park pagó en 2007 al gobierno de Estados Unidos 2 mil 296 millones 988 pesos por concepto de impuestos.El ingeniero químico José Felipe Ocampo Torrea, autor de las bases para ejecutar el proyecto Deer Park por encargo del entonces director de Pemex, Francisco Rojas, revela en entrevista que el gobierno de Salinas de Gortari sacrificó un proyecto para la reconfiguración de la refinería mexicana de Salina Cruz, del cual él mismo también formó parte.“Y de repente, Hacienda dijo que no había dinero y canceló el proyecto de Salina Cruz, pero en menos de tres meses dijo que sí había dinero para comprar la refinería Deer Park.”Ocampo Torrea trabajó 30 años en Pemex y llegó a ser jefe de la oficina de la paraestatal en Europa de 1965 a 1968, bajo la dirección de Jesús Reyes Heroles. Un día de 1992, Francisco Rojas lo mandó llamar para pedirle que representara a Pemex-Refinación. Su encargo fue crear el proyecto de ampliación de la planta de Salina Cruz.“Cuando ya se iba a poner en marcha el proyecto, Hacienda nos dijo que no había dinero y que se anulaba, pero en menos de tres meses me volvió a llamar Francisco Rojas para decirme que el proyecto ahora era la refinería de Houston, Texas, y acepté”, recuerda.La maniobra de Pemex fue retirar de México la inversión y pasarla a Estados Unidos, adquiriendo 50% de una refinería de Shell llamada Deer Park.“Pero para entonces Deer Park era más vieja que Matusalén, más vieja que cualquiera de las refinerías existentes en México. Fue una canallada no haber hecho la refinería en México, haber cancelado el proyecto de Salina Cruz”, se indigna.Ocampo Torrea recuerda que en la década de los ochenta, cuando el gobierno mexicano invirtió en Petróleos de España (Petronor, que luego pasó a ser Repsol), el sistema de refinación de México cubría todas las necesidades del país. Para cuando Pemex adquirió 50% de Deer Park, el sistema ya no abastecía a todo el país.Aclara que no juzga si la compra de Deer Park fue una buena o mala inversión, lo que cuestiona es “por qué el gobierno decidió tener 50% de una refinería en el extranjero en lugar de tener 100% en una mexicana”.
¿Estrategia financiera?
Al argumentar ante la ASF las razones por las cuáles se decidió invertir en la refinería de Estados Unidos, PMI aseguró que desde 1991 se enfrentaron problemas serios para la venta de crudo pesado, pues desde 1979 no se habían construido nuevas refinerías en México.“Se consideraba que la única manera de que la empresa tenía para superarlo era vendiendo bien en el extranjero, para lo cual era necesario tener una garantía de acceso a una refinería que procesara crudo pesado (…) y por ello la dirección general de Pemex autorizó a PMI hacer la alianza con Shell (…) como parte de la estrategia referente a la comercialización del crudo maya en el mercado internacional y el abastecimiento de productos petrolíferos para el mercado nacional.”Pemex autorizó la creación de PMI Holdings North America (PMI-HNA) para que fuera “el vehículo financiero” a través del cual Pemex adquiriría la participación accionaria de 50% de Deer Park, y luego involucró a la empresa que era su intermediaria con la española Petronor, PMI-HPE.Sin embargo, desde la perspectiva de la ASF, a Pemex “de ninguna manera se le facultó para contratar créditos e invertir en otras empresas ubicadas en otros países, como sería el caso de Estados Unidos, además de que no contaba con recursos para destinarlos a otro fin”.De acuerdo con lo que PMI aseguró a la auditoría, “el objetivo principal de Deer Park sería procesar el petróleo crudo aportado por sus socios (Pemex y Shell), regresándolo en productos refinados para su comercialización en el extranjero, a cambio de una cuota de procesamiento pagada por los socios en partes iguales”.Además, según ello, “Pemex se beneficiaría no sólo por la estabilización en el volumen considerable de sus ventas a través del contrato de largo plazo, sino por el efecto sobre el precio del incremento en la demanda (…), y se obtendría una fuente confiable de suministro de gasolina a largo plazo mediante la importación permanente de una parte del requerimiento”.El ingeniero químico Ocampo Torrea, uno de las dos personas que encabezaron el comité de inversiones y el de operaciones para el proyecto Deer Park, rechaza lo anterior y comenta:“Deer Park no fue echa para venderle a México, cuando menos no explícitamente.”Ocampo Torrea, quien participó también durante los foros sobre energéticos que se realizaron durante julio y agosto pasados en el Senado de la República, recuerda que entre 1997 y 2000 mientras fue asesor de la Comisión de Energéticos de la Cámara de Diputados, siempre les sugirió a los legisladores que solicitaran información sobre la refinería mexicana en Estados Unidos. Y asegura que en ningún informe de labores de Pemex se reportan las actividades de Deer Park “ni de el dinero que gasta o el que recibe o sus utilidades. ¡Qué bueno que ahora ya está saliendo algo de información!”, dice un poco aliviado.
La opacidad
Para rehabilitar la refinería de Shell, Pemex autorizó en 1993 la creación, a través de PMI, de una nueva empresa: PMI-Norteamérica S.A. de C.V. (PMI-NASA), que no rinde cuentas al Congreso de la Unión.Según la Auditoría Superior de la Federación, eso provocó que la toma de decisiones recayera en funcionarios de PMI y no de Pemex. “A pesar de no tener personal ni oficias, PMI celebró contratos de prestación de servicios, así como en decisiones para la aplicación de los ingresos obtenidos”, como el destino incierto de 6 mil 917 millones 888 mil pesos de utilidades de Deer Park entre 2006 y 2007, de las cuales “no se obtuvo evidencia documental”.Y agrega: “No obstante la rentabilidad que generó Deer Park a sus socios, Pemex sólo se benefició contablemente de los recursos que tuvo invertidos en la refinería Deer Park a través de PMI-Nasa, situación cuestionable, en función de que desde un principio los recursos invertidos provenían de dicho organismo descentralizado”.Más clara, la ASF establece: “Pemex no se beneficia directa o indirectamente de las utilidades generales de Deer Park. Éstas se quedan acumuladas como inversión en las otras dos empresas”, aunque tampoco se proporcionó evidencia de ello.Esa situación no se presentaría si la inversión en Deer Park se hubiera hecho como inicialmente se planteó por Pemex, con una sola de las empresas que creó, “y no como realizó la inversión Pemex a través de empresas que intermediaron la operación, en contravención incluso a lo que había decidido Pemex en agosto de 1992”.Para Pemex, la conclusión de la Auditoría Superior de la Federación no tiene validez, pues ya desde el 27 de enero de 2009 había establecido que no requirió de un acuerdo específico de su consejo de administración para la constitución de PMI-NASA, “en virtud de que la participación de ese organismo descentralizado fue indirecta y, por tanto, dicha responsabilidad correspondió a sus accionistas de PMI-HBV y PMI-HPE”. Es decir, aunque el dinero, la compra de equipo y contratación de personal provino de las arcas de Pemex, su participación fue “indirecta” y las decisiones las toma PMI, incluyendo el destino de las utilidades. l

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