HOY LE VOY a dar gusto a El Negro Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo de la peculiar Administración del señor Felipe Calderón. Voy a hablar de una boda y no del narcotráfico ni de los pésimos informes que, sobre la “guerra” en su contra, se difunden desde Estados Unidos dejando como trapo al ocupante de Los Pinos.
Aunque la boda de la que aquí le voy a platicar es nada menos que la de su hijo Rodolfo Elizondo del Palacio, quien dentro de 26 días contraerá nupcias con Lidi Pérez Hernández, en las playas de Huatulco, Oaxaca.Y no, no cambie su atención a otra página o a otro escrito, porque no desperdiciaré los cada vez más caros insumos con los que se elabora este nuestro diario, subiéndome a una nube rosa para platicarle nada más de detalles tales como el wine party, previo a los esponsales, ni constriñendo su atención al dress code –las tallas de zapatos en US sizes—, pues todo ello lo puede usted encontrar con toda facilidad si ingresa en el sitio electrónico www.rodolfoylidi.com, donde además le informan la ubicación de las tiendas en las que usted puede adquirir los “regalitos” para quienes iniciarán abril cual recién casados.De lo que quiero platicarle es del patrimonialismo del que hacen gala los dizque servidores públicos. Patrimonialismo que, sabe usted mejor que yo, es la característica de no pocos gobiernos absolutistas, cual el mexicano donde el titular del Ejecutivo es rey sexenal, que no distingue entre lo público y lo privado y, por tal, usa los recursos a su alcance, cual si fueran propios.¿Qué tiene que ver una boda con el patrimonialismo del que hace gala el secretario de Turismo?Porque, cual la página electrónica reseña, todos los invitados al evento gozarán de tarifas especiales en la transportación aérea, lo mismo que en el hospedaje en uno de los hoteles más caros del lugar.Así, si usted ya cuenta con la invitación impresa, estará enterado de que en el hotel Camino Real Zaachila, justo al lado del Hotel Quinta Real donde se celebrará la boda, con sólo mencionar el apellido del titular de Turismo y la fecha del evento usted recibirá un precio especial.Para llegar allá, vía aérea, hay una tarifa sú-per-es-pe-cial de sólo 1 mil 925 viaje redondo, saliendo del aeropuerto internacional de la Ciudad de México, y otra muy por debajo de los 3 mil 500 pesos –round fare— desde cualquier otro aeropuerto servido por Mexicana de Aviación. Si usted es invitado y vive en Estados Unidos, no se preocupe. También hay tarifas especiales desde allá.¿Podría cualquier otro ciudadano conseguir esas envidiables tarifas o nada más son guiños con lagañas de corrupción por parte de las empresas prestadoras de servicios turísticos a quien, en teoría, debe regular y supervisar a la llamada “industria sin chimeneas?¿Qué compromisos adquiere Elizondo con las familias de Olegario Vázquez Raña y de Gastón Azcárraga, entre otros?¿O de lo que se trata es de un pago de favores ya otorgados?No es esta la primera boda que en tiempos recientes celebran en el clan del duranguense. Las dos anteriores fueron muy por el estilo.¿Cuántos compromisos y favores hay entonces de por medio?Escandalizan los altos salarios que perciben los burócratas situados en la cúspide de la Administración Pública, sobre todo ahora que cientos de miles de mexicanos pierden sus mal pagados empleos y millones más están sujetos a ingresos que ni en sueños son remunerativos, pero y esos extras que funcionarios disfuncionales como Elizondo, ¿no cuentan?Si alguien debiera tener prohibido aceptar ese tipo de “atenciones” de hoteleros y propietarios de líneas aéreas es precisamente él, por su desempeño (?) en la Secretaría de Turismo. Evitaría así el muy evidente conflicto de intereses, amén del tráfico de influencias, ¿no cree usted?Extras, también, como el uso o propiedad –que él niega— de un lujoso piso en el edificio York One, remodelado por el reconocido arquitecto mexicano Enrique Norten, en la exclusiva zona conocida cual Tribeca, en Manhattan.Extras a lo mejor conseguidos, vendiendo o “coyoteando” insurances en empresas públicas mexicanas.La corrupción cual lubricante de las ruedas que hacen girar al sistema político mexicano. Igual hoy que el criticado ayer. O quizá peor ahora, pues la hipocresía se suma cual pestilente ingrediente adicional.
Indice Flamígero: Gerardo Buganza ganó la partida. Colocó el impopular impuesto a la tenencia vehicular en el tapete de las discusiones, sabedor de que, de ser eliminado, acarreará votos a sus causas, amén de que golpearía en las arcas de los gobiernos estatales que tendrían que sacarse de la manga nuevas alcabalas para compensar sus multimillonarias pérdidas. De no aprobarse su iniciativa, los propios gobernadores cargarían con la responsabilidad que, hasta hoy, tiene sobre sus espaldas Calderón, quien la propuso como compromiso (jejeje) de su campaña.
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