¿Cuántos niños más?, Espurio!
Seiscientos diez niños, afirma La Jornada en las ocho columnas del Domingo de Resurrección, es el saldo, hasta ahora, de la “guerra contra el narco” del desgobierno federal. Pero lo cierto es que el narco sigue corrompiendo la vida cotidiana de nuestra bananera república y la desfachatez empresarial sigue corrompiendo las finanzas públicas, que poco tienen ya de públicas a menos que se trate de rescatar ladrones o presuntos narcotraficantes de traje y corbata, que abren las puertas de sus “haciendas”, en tierras despojadas, a asesinos presidentes y lacayos comparsas.610 niños víctimas de la guerra contra el narcotráfico o con más claridad de la guerra de la prohibición, son un saldo que pocos países en el mundo se lo permitirían; 610 niños son una cifra que revela la barbarie que nos desgobierna, que deja claro pues, el estado fallido, que ya tantos han denunciado y que la demagogia oficial intenta maquillar cada minuto, aunque cada día la cosmética sea revelada por la realidad concreta, inocultable ya para los bolsillos o los velorios de la inmensa mayoría.El agandalle es la nueva forma de hacer las cosas: “chíngate tú, antes que yo”, “quítate tú para ponerme yo”, son los imaginarios que nos ha dado el prianismo tecnócrata. El sistema se derrumba por todos los frentes, el país es rematado al mejor postor extranjero y cada día somos más menos bienvenidos en nuestra propia patria. “Si no hay dólares o euros, no vales nada” es la consigna de los pequeños comerciantes, también condenados a desaparecer, en la costa pacifica o el Caribe. “Si quieres encontrar tu voz interior compra 20,000 m2 de Caribe”, reza la publicidad monumental por toda la Riviera Maya. ¡Bienvenido el progreso!, aventuran algunos.Pero, ¿vender el Caribe tiene algo que ver con el progreso? ¿Se puede hablar de progreso y competitividad, donde en dos años son asesinados 610 niños? ¿De cuánto será la cifra de niños ultimados para finales del 2009? ¿Cuántos de los legisladores que aprobaron las leyes que permiten la venta y destrucción de selvas y manglares, fueron realmente elegidos por el voto popular? ¿Cuántos de esos legisladores se tomaron el tiempo de consultar a sus representados? Y me refiero a los que los votaron, no a los que los compraron.¿Cuántas playas del Mediterráneo francés o español han dejado de ser territorio español o francés en nombre de la competitividad y el progreso? ¿A cuántos ciudadanos de la Unión Europea les tienen prohibida la entrada a las playas de sus propios países? ¿Cuántos niños son asesinados en la vieja Europa en nombre de la prohibición de la droga que ellos mismos consumen? ¿Qué cifra de niños asesinados será capaz de sacarnos del marasmo telecrático, antes de que todos dejemos de justificar lo injustificable y desconozcamos a quienes nos desconocen desde el gobierno o sus corruptas instituciones que debería servirnos? ¿Cuántos niños más serán víctimas de la defensa de una prohibición absurda y amoral? ¿Cuántos niños asesinados, por balas, por desnutrición, por cáncer, por agua contaminada, por diabetes infantil, por plomo, por mercurio, por hambre, por violencia familiar, por neoliberalismo, somos capaces, como país, de soportar?
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