* El total fracaso económico y social del gobierno de Vicente Fox se explica -además de su incapacidad y la de su equipo para planear el desarrollo del país- porque dilapidó la renta petrolera de seis años en gasto corriente y servicios personales
* Pasó de 778 mil 200 millones de pesos a un millón de millones 345 mil 900 millones de pesos, entre el inicio y el fin de su sexenio, concluye la Comisión de Presupuesto en su informe sobre las cuentas públicas foxistas
MEXICO, D.F., 12 de abril (LA JORNADA/UNIVERSAL).- El total fracaso económico y social del gobierno de Vicente Fox Quesada se explica no sólo por la incapacidad del ex presidente y de su equipo para planear el desarrollo del país, sino porque dilapidó la renta petrolera de seis años en gasto corriente y servicios personales, rubro que pasó de 778 mil 200 millones de pesos a un billón 345 mil 900 millones de pesos, entre el inicio y el fin de su mandato, concluyó la Comisión de Presupuesto, en su informe de las cuentas públicas del primer gobierno del PAN.En el documento, que se prevé sea discutido en el Pleno a pesar de la oposición de Acción Nacional, los legisladores indican que Fox Quesada “desaprovechó la década de mayor crecimiento” impulsada por las principales economías del mundo, y cuestionan que privilegió los altos salarios de los funcionarios públicos a la inversión en capital.Las cuentas públicas de los seis años de Vicente Fox aún no han sido votadas por el Pleno de la Cámara de Diputados, debido a los obstáculos que ha presentado el PAN desde la 59 Legislatura, y más recientemente a las constantes faltas del presidente de la comisión, Raúl Alejandro Padilla.Y es que las conclusiones del sexenio foxista no son positivas, especialmente en el derroche de recursos para la nueva clase política del PAN. Así, por ejemplo, se señala que si bien hubo un recorte de personal en distintas áreas del gobierno federal, y que por ejemplo en el sector energético las nuevas plazas sólo se incrementaron en 16.9 por ciento a lo largo del sexenio, las remuneraciones a los nuevos funcionarios crecieron 43.2 por ciento.La administración federal 2000-2006, agrega, estuvo mal planeada desde el arranque de la misma.Expresa que mientras los criterios generales de política económica para el último año de gobierno de Ernesto Zedillo consideraron un crecimiento de 4.5 por ciento del PIB, Fox prometió que ese indicador sería de 7 por ciento al cierre de su primer año de gobierno.Asimismo, en una gráfica sobre el crecimiento económico de esos seis años, ubican un desplome de la economía entre el 2000 y el 2001, así como un ligero repunte a partir del 2002 y un cierre de 3 por ciento, muy lejos de la oferta de campaña de Fox.También señala que si bien para el 2006 el balance presupuestario fue positivo, de más 0.4 por ciento, equivalente a 9 mil 109.6 millones de pesos, los primeros cinco años fueron deficitarios, lo que para efectos de crecimiento económico expresa un déficit promedio de menos 2.27 por ciento. Esto es, define, “se considera como un sexenio perdido en términos de crecimiento y desarrollo económico”.Además, los ingresos también modificaron su perfil. De ser un 70 por ciento los tributarios y 30 por ciento los no tributarios en el 2001, ambos indicadores pasaron a casi 58 por ciento y 42 por ciento, respectivamente, para el fin del gobierno. Si bien uno de los factores que incidieron en ello fue una caída crítica de los ingresos en el 2002, en especial los obtenidos por hidrocarburos que se redujeron más de 25 por ciento, la modificación en el tipo de ingresos no varió.Respecto del análisis del gasto, a lo largo de la administración de Fox, se mantuvo en una proporción de 65 por ciento y 35 por ciento entre el gasto programable y el no programable. Esto indica, señala el documento, “que el 35 por ciento del gasto fue improductivo, con las consiguientes consecuencias en el crecimiento económico, empleo, ingreso per cápita y combate a la pobreza, y que (Fox) destinó más de un tercio de los recursos en gasto corriente, en servicios personales y en materiales y suministros”.Inclusive, de manera sostenida, la Secretaría de Hacienda autorizó constantes incrementos al gasto corriente y se precisa que los ramos y entidades que mayores variaciones presentaron entre el presupuesto ejercido y el autorizado por la Cámara de Diputados en gasto corriente fueron las secretarías de Energía, Educación Pública, Medio Ambiente y Comunicaciones y Transportes, así como Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad y el Instituto Mexicano del Seguro social, así como la propia Hacienda.También advierte que si bien a nivel general existió una política de reducción de personal, ésta “fue aparente dado que en algunos sectores hubo un crecimiento excesivo, así como de remuneraciones, lo cual dejó ver claramente una falta de racionalidad, disciplina presupuestal, de control de gasto corriente, y por tanto una estrategia financiera errática”.El Pleno de la Cámara de Diputados debatirá esta y la próxima semanas la validez de las cuentas del gasto público que entregó Vicente Fox, de los últimos cuatro años de su sexenio, cuya revisión había pospuesto la actual Legislatura, a la que sólo le restan siete sesiones para cumplir con esa obligación constitucional.La Junta de Coordinación Política, que reúne a los coordinadores de las ocho bancadas de San Lázaro, aprobó debatir los ejercicios fiscales del trienio 2003, 2004 y 2005, el próximo miércoles 15, y la Cuenta Pública del 2006, con la que se cierra el expediente de Fox en San Lázaro, el jueves 23 de abril.Desde septiembre del 2008, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública había concluido el estudio de los ejercicios fiscales, que quedaron en la congeladora de la cual deben salir cuanto antes, en cumplimiento de las obligaciones de los diputados.La oposición en San Lázaro tiene un paquete de reclamos hacia la gestión del sexenio anterior, por cuestiones de ineficiencia, pero también por acusaciones de corrupción sobre los proyectos de Enciclomedia, la Megabiblioteca y la Terminal 2 el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a la cabeza de un catálogo de escándalos.El debate de los últimos cuatro años de Fox en la Presidencia de la República tendrá lugar cuando los partidos políticos realizan actividades para recuperar posiciones en la preferencia electoral de la opinión pública.En la revisión de las cuentas públicas, que sancionó la Auditoría Superior de la Federación, los partidos políticos obtienen elementos para la calificación de la eficiencia del gobierno del presidente Vicente Fox.
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