Ricardo Monreal Avila
El presidente de los Estados Unidos realiza su primera visita a nuestro país en medio de grandes expectativas entre la población y en el gobierno mexicano que podrían no cumplirse.Los sondeos previos señalan que el promedio de los mexicanos espera aportaciones en tres temas: crisis económica, seguridad y migración, en ese orden.
Que los ciudadanos mexicanos esperen soluciones desde Estados Unidos a los problemas económicos locales y nacionales no es gratuito. Es consecuencia de la integración de nuestra economía a la norteamericana en un grado nunca antes visto. Nuestros vecinos nos compran 80% de lo que exportamos, nuestros paisanos envían 20 mil millones de dólares anuales a sus familiares de este lado (es el verdadero programa “oportunidades” de combate a la pobreza) y el 70% de las series televisivas que se consumen en los hogares mexicanos provienen de EU. Hay niños que conocen más los héroes de las caricaturas norteamericanas que los héroes de carne y hueso de nuestra historia.Si a ello agregamos que las autoridades mexicanas se han encargado de afirmar que saldremos de la crisis hasta que se recupere la economía norteamericana, entonces tenemos motivos suficientes para desear que el señor Obama sea portador de alguna buena nueva en este campo. Pero no será así. Al estilo Fox, Obama podría preguntar a los mexicanos “¿y yo por qué tendré que sacar a México de la crisis?”. Si alguna economía tiene que poner de pie el presidente Obama es la de su país. Y si para ello tiene que proteger su mercado interno frente al libre comercio, así lo hará. Si para cumplir con sus compromisos de campaña, el presidente de EU tiene que cerrar la frontera a los sectores mexicanos, como los transportistas, seguramente también lo hará. Hoy mismo se discute en el vecino país la posibilidad de quiebra de la General Motors y la Chrysler. Sería un parteaguas en la economía norteamericana y un desastre para entidades enteras de México donde ambas firmas tienen armadoras y plataformas de producción, como Coahuila, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro. ¿Tendrá algún peso este daño colateral en la decisión última del presidente Obama? Por supuesto no. Así que olvidemos alguna buena noticia para la economía mexicana en esta ocasión.En el aspecto de la seguridad, en cambio, tenemos un escenario menos negativo, pero igualmente limitado. La administración de Obama ha reconocido que EU es corresponsable en la lucha contra las drogas. Acepta que existe un problema de adicciones en su país, que a su vez genera una de las demandas más altas de narcóticos en el mundo. De la misma forma, acepta que el 90% de las armas letales que utiliza el narco mexicano son vendidas en EU. Sin embargo, pasar de ese reconocimiento a una política pública norteamericana que conciba el problema de la drogadicción como un problema de salud pública, no exclusivamente criminal, y promover alguna enmienda que prohíba la venta de armas en EU, es punto menos que un sueño imposible. El gobierno de EU podrá establecer controles más estrictos en el consumo de drogas y en la venta de armas en su territorio, pero de ahí a cerrar la frontera a unas y otras hay un mar de distancia. El problema de la violencia asociada al crimen organizado sigue siendo un problema sustancialmente de México. Las aduanas por donde pasan las armas norteamericanas son de México, los criminales que las usan son de acá y la impunidad con que actúan las bandas tiene como origen el fallido sistema de justicia mexicana, no las armerías de allá. El arma más letal que tiene de su lado el crimen organizado es de manufactura cien por ciento mexicana y se llama corrupción. Sobre este factor el gobierno norteamericano no tiene ningún control ni más cosa que hacer que presionar al gobierno mexicano para que limpie sus estructuras de protección policiaca, judicial y política.Tenemos por último el tema de la migración. La reforma migratoria fue uno de los temas de campaña de Obama y el punto en torno al cual generó una exitosa alianza con el voto hispano. Desde antes de su toma de posesión se comprometió a presentar una iniciativa antes de cumplir el primer año. Y todo indica que así lo hará. ¿En qué términos? Curiosamente, en términos muy parecidos a la iniciativa que presentó su antecesor George W. Bush y que comprende una amnistía limitada y condiciones estrictas en la contratación laboral. Tal vez, también, facilidades para la inmigración de mano de obra altamente calificada.Después de ello, vendrá una presión fuerte hacia México para que selle su frontera Norte a la migración indocumentada. La policía mexicana deberá contribuir con la norteamericana no sólo en el decomiso de drogas en la frontera, sino en la detención de inmigrantes no documentados. Deberá compartir funciones con la DEA, pero también con la Border Patrol. Y esta labor tendrá un costo y una presión para la administración mexicana en turno. Así que no debemos estar muy alegres en México de que se apruebe cualquier reforma migratoria en EU, porque habrá costos altos por cubrir desde acá. Una vez más, la solución última al problema de la emigración se encuentra entre nosotros, no entre nuestros vecinos, y no se revertirá hasta que tengamos una política generadora de pleno empleo y no la actual de cuatro mil empleos por trimestre.Así que no esperemos grandes cambios ni aportaciones con la visita de un día y medio del presidente “superstar” Barack Obama. Es más probable que la visita aporte más beneficios al mandatario norteamericano que a nuestro país. Le servirá para seguir proyectándose como el presidente que reconstruye los puentes rotos con el resto del mundo; para reafirmar su presencia entre los 22 millones de ciudadanos de origen mexicano que viven en EU; le permitirá retomar directamente el liderazgo político en la región latinoamericana, sin la intermediación de “hermanos mayores” o conceptos similares; y obtendrá mayores concesiones y colaboración directa de los gobiernos latinoamericanos, especialmente de México, a cambio de levantarle la etiqueta de “Estado Fallido”. No obstante lo anterior, sea bienvenido el Presidente Barack Obama.
ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
jueves, abril 16, 2009
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