Dr. Delfín Quezada Domínguez
Las últimas cuchilladas por la espalda que nos asentaron con el alza de dos elementos básicos dentro de nuestra economía, luz eléctrica y diesel, nos muestra con amplitud la visión miope del gobierno espurio de Fecal, así como el desprecio que tiene por la sociedad civil. No cumplió su palabra cuando dijo que haría un pacto al no volver a incrementarle el precio al combustible, como tampoco ha cumplido para cuidar la economía de los que menos tienen, y menos de crear más empleos en el país.
stras casas.
Vemos y escuchamos las manifestaciones públicas del malestar ciudadano respecto de temas como los altos costos que han alcanzado los suministros básicos, en especial el valor del gas y la corriente eléctrica y que, como nunca antes, consumen gran parte del ingreso mensual de los sectores más modestos. No es la influenza ni nada que se parezca, es la incapacidad administrativa y política de ese gabinete espurio que está llevando al país a un estado de movilización social.
Ante la gravedad de la crisis que actualmente vemos con la administración fecalista, caen máscaras y se vacían discursos, como la receta de los agro-combustibles y los supuestos “beneficios” del libre comercio y la agricultura de exportación. La soberanía alimentaria y el Derecho a la Alimentación resultan las respuestas más evidentes. La irracionalidad del sistema capitalista, “Quemar alimentos de los pobres para que sirvan a la movilidad de los países ricos” es un crimen contra la humanidad. Como ejemplo, desde hoy debemos comprar azúcar del extranjero, pues desgraciadamente no tenemos la capacidad para el consumo interno (Primero Noticias;7;08;09).
Nos hallamos frente a un desmoronamiento estructural, resultado directo de tres décadas de globalización neoliberal. En otras palabras, el mercado de valores no da de comer a los hambrientos, sino los condena a muerte. El neoliberalismo, en muchos lugares pobres, enfrenta hoy una crisis de grandes proporciones, y más aún con las alzas de los precios a los productos de primera necesidad. Ello es así, en virtud de sus manifestaciones las cuales dan muestras de ser las de una crisis sistémica en todo el sentido de la palabra. Detrás del hambre, detrás de los disturbios se encuentran los fracasos de los llamados acuerdos de libre comercio y de los brutales acuerdos de préstamos de emergencia impuestos a los países pobres por instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional.
La pobreza y el hambre que observamos ahora no son fatalidades, sino consecuencias directas de un sistema económico inhumano y destructor que viola el derecho a la vida. La falta de sensibilidad social del usurpador fecal está llevando a un camino descrito líneas arriba. Pronto veremos más desempleo, la tierra dejará de producir porque los pequeños propietarios y campesinos no tendrán para saldar sus deudas ante la Comisión Federal de Electricidad; los pequeños comerciantes (tiendas, restaurantes y talleres familiares) tristemente renunciarán a la actividad que les da el sustento diario, y todo por esas medidas criminales impuestas desde atrás de los escritorios.
Pero no sólo es quejarnos y lamentarnos de estas criminales medidas, sino que es importante y necesario hacer propuestas como medidas opositoras. Estas serían;
a). Exigir un aumento salarial de emergencia.
b). Implementar un programa de apoyo a los productores de alimentos básicos (pescadores, agricultores, pequeños comerciantes, etc.,) mediante el establecimiento de préstamos subsidiarios, precios de garantía o de referencia
c). Exigir que se aplique un subsidio urgente para que se reduzca el precio de la tortilla.
Las criminales medidas impuestas por la espuria administración federal atenta contra el patrimonio de nuestros hijos, de nuestras familias y de nuestras comunidades. No podemos seguir cruzados de brazos ante tanta infamia: debemos manifestar nuestro descontento con acciones prontas. Transportistas, productores, campesinos, pescadores, obreros, mujeres y hombres es hora de pedir el respeto y garantía de nuestras vidas, pues de seguir con este paso pronto veremos al fantasma del hambre rondar por nuevos caminos.
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