Barómetro Internacional
El ser social como factor de cambio en el Socialismo del siglo XXI
Por Rodrigo González
Cuando hablamos de concebir una sociedad nueva como alternativa al capitalismo, hablamos de una donde las formas organizativas políticas y económicas tengan como fin prioritario un modelo de equidad social y de desarrollo económico, que logre romper las desigualdades sociales, garantizando un excedente económico que se reinvierta en trabajo, educación, salud y una vida digna.
Nos obliga invariablemente a buscar las raíces históricas del pensamiento humanista, muchas veces relegado por corrientes marxistas ortodoxas, concebido como una mera concepción idealista del ser humano, alejado de la lógica materialista. La dialéctica del pensamiento humano nos lleva a no caer en conceptos inmutables, a no encajonar los valores de las distintas corrientes que buscan la igualdad de lo seres humanos, tanto en lo económico, político y social.
El mismo Carlos Marx en su trabajos iniciales habla del ser social como factor de cambio, como dinamizador de la luchas sociales hacia una alternativa socialista.
La idea moderna del "hombre nuevo" fue esbozada por J.Jacobo Rousseau, autor que profesó una fe inquebrantable en la capacidad de los cambios políticos para transformar al ser humano, "sustituyendo en su conducta el instinto por la justicia y dando a sus acciones la moralidad que les faltaba antes" (Contrato social, Libro I, cap. VIII).
Simón Bolívar, siguiendo a Rousseau, creyó también en el potencial de ciertos arreglos institucionales para hacer mejor al hombre en el plano ético. Poco se menciona su intento específico de establecer el llamado Poder Moral, presentado al Congreso de Angostura en febrero de 1819 como anexo a su Discurso y parte de su diseño constitucional. Dicho documento pone de manifiesto, a la vez, un apego ingenuo a la posibilidad de acrecentar la virtud ciudadana por medios políticos, así como una férrea disposición a utilizar el adoctrinamiento colectivo, como método para moldear conciencias.
Marx y los marxistas dieron forma más acabada a la utopía del hombre nuevo. La aspiración de Marx era que la concreción de la sociedad comunista daría origen a "la resolución definitiva del antagonismo entre el hombre y la naturaleza y entre el hombre y el hombre" (Manuscritos económico-filosóficos de 1844). Es innegable que el pensamiento socialista procura sustentarse sobre un esfuerzo de cambio moral, dirigido a erradicar el egoísmo y hacer del ser humano un ser "bueno" en el sentido cristiano del término. Este anhelo se palpa en algunos escritos de Ernesto Che Guevara, en especial su texto de marzo de 1965, "El socialismo y el hombre en Cuba". En el mismo, y frente a la abrumadora evidencia empírica que le contradecía, Guevara argumentó que "El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor".
El hundimiento del socialismo real, su asfixia de la libertad, y el desengaño en que culminó son asuntos en torno a los cuales pareciera innecesario insistir, pero si es bueno precisar que se abandonaron preceptos históricos marxistas y leninistas, al abandonar el empoderamiento del pueblo, la consigna leninista de “Todo el poder para los soviets” organización comunal del pueblo ruso, fue transfigurada y traicionada por Stalin, al cambiar el rumbo del socialismo al proclamar “Todo el poder al Soviet Supremo”, creando un estado burócrata con algunos logros sociales y tecnológicos en la carrera contra el modelo capitalista de posguerra en la década del 50 en el siglo XX.
No obstante la actual realidad venezolana, que está configurada en la convicción de crear un socialismo adecuado a la realidad histórica de este pueblo y el renacimiento del "hombre nuevo", nos demuestra tres cosas. Por una parte que el mito socialista siempre resurge de sus cenizas, pues remueve aspectos irracionales de la existencia y se vincula al resentimiento y al deseo de perfección que persigue al espíritu humano. Por otra parte, que la idea de un hombre éticamente bueno, como producto del cambio socialista, es ingrediente clave del mito.
Finalmente, el socialismo del siglo XXI surge como una nueva alternativa al cambio, como un nuevo niño que comienza a caminar, con un legado anterior de dos siglos de teoría humanista y socialista, con varios ensayos en la instauración de modelos socialistas o comunistas. Una historia que nos conmina a reflexionar sobre los nuevos valores, sobre los errores cometidos que hicieron fracasar el socialismo real, o las nuevas interpretaciones en Asia del modelo socialista. Si no aprendemos de la derrota, no podremos construir una alternativa colectiva, crearemos modelos bizarros que no lograran crear una sociedad justa, igualitaria y socialista.
gonzalez.rodrigo51@gmail.com
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