jueves, octubre 29, 2009

De robar tratan las reformas de Hacienda



Cancelados los principios y los valores, convertido el cinismo en forma de vida y la desvergüenza en regla de la política: todo se vale en tratándose de un beneficio para las mafias políticas que desgobiernan el país, desde hace ya tantos sexenios, que los mexicanos hemos perdido la capacidad de entender el abuso desmedido que el fecalpriísmo se empeña en instaurar como la regla de vida, para siempre, para el pueblo mexicano.

Veo en el canal del Congreso —recién arribando de un breve viaje a Veracruz y a Oaxaca, del que ya les contaré— una parte de la discusión del martes que se desarrolla en el Senado. Y pienso, al escuchar a un senador del PRI oponerse a la decisión de Carstens —que tampoco hay que olvidar que es el inconcebible secretario de Hacienda del fecalpriísmo usurpador que desgobierna a favor de las mafias que controlan el poder, buscando hacer estallar al país— que busca la reforma que permita a la Secretaría de Hacienda apoderarse también del ahorro que los mexicanos puedan hacer a base de embargarle al pueblo lo que voluntariamente ahorra. Con los ojos y el pelo de loco que como máscara porta uno de los empleaduchos de Hacienda que participan en la sesión, un sujeto de apellido Pérez Porrúa. Lástima de apellidos, pienso también, mientras lo escucho balbucear ante la imposibilidad de responder a lo más elemental, en el mejor de mis maestros Juan Pérez Abreu y en la familia Porrúa dueña de las entrañables librerías, referencia obligada a la carrera elegida como opción profesional de vida. Antes de ver y escuchar al segundo empleado de Hacienda, que en la discusión participa, todo un espectáculo con clara vocación de policía, quien con cinismo inaudito señala que las primas pagadas con cargo a los seguros es obvio que no se pueden embargar porque pertenecen a la afianzadora.
Pensando —me digo—, el impresentable sujeto, que con actitud de gestos y cara golpista se maneja, que la preocupación del legislador del PRI y de la legisladora del PRD, que a la aberración al menos de cara a los telespectadores se oponen, que la preocupación es la afectación que las afianzadoras puedan sufrir. Y, a lo mejor sí, me rectifico ante mí misma, es eso lo que preocupa a los legisladores, mientras va dejando en claro el impresentable segundón, que al pueblo destinado está el robo, embargando, que Hacienda busca hacer.Otro robo como el que a través del IETU se permite Hacienda hacer. Esa especie, el IETU, de préstamo obligatorio que Hacienda se hace afectando fundamentalmente a empresarios pequeños y no tan pequeños. A los que no pertenecen a las familias mafiosas que se reparten el poder como hacienda propia. Préstamo inaceptable puesto que los impuestos a través del ISR se cubre en México. Más allá de que el pueblo mexicano entero es causante obligado también a través de IVA. Préstamo, el que a través del IETU se hace Hacienda, que debe ser devuelto. Lo que sin duda a las familias mafiosas sí se le regresa. Pero el que no se regresa ni siquiera a los que apenas tienen ingresos para subsistir. De robar trata la reforma, también, que busca que los legisladores a modo del sistema legislen a favor de la Hacienda usurpadora y contra los mexicanos que todavía algo pueden guardar para enfrentarse de menos mala manera al final de la vida. El fecalpriísmo usurpador —que representa la forma extrema de aplicar el neoliberalismo a la mexicana— ha convertido al abuso en tan atroz regla que deja sin palabras el ir conociendo los pormenores de la forma en que ya sin el menor rubor nos imponen a los mexicanos, los desgobernantes más corruptos jamás vistos en el planeta, la cancelación para siempre, para cada vez más millones de mexicanos, de la posibilidad de algo que pueda considerarse una vida digna. Aprobadas en lo general las reformas, guardado para discutirse previa comparecencia de Carstens, en persona, para ayer, el nuevo robo, que Hacienda pretende hacer, a través de la posibilidad de embargo del ahorro de los mexicanos, igual hoy ya habrán aprobado esta nueva bajeza los que sólo representan a la mafiosa clase política.

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