El debate sobre la ley de telecomunicaciones fue una “pantomima”, además de que, entre otras ligerezas, se abrió a los extranjeros el control de esta industria vital y se fortaleció la dominancia de Televisa y TV Azteca. Esta es la opinión del senador Manuel Bartlett en torno a lo que califica como una reforma “tramposa”. En entrevista con Proceso explica: los beneficios que deberían obtenerse gracias a la ley se dejan para una inasible ley secundaria. Y sentencia: presentar reformas constitucionales sin saber cuál va a ser la legislación secundaria es un engaño.
“Es una
reforma tramposa” porque sólo combate a uno de los dos grandes
monopolios, el de la telefonía, mientras que “las televisoras no tienen
los criterios necesarios para ser declaradas dominantes” dice Bartlett a
Proceso.
“Es realmente un engaño”, insiste el exgobernador de
Puebla. Los beneficios que deberían obtenerse gracias a la ley, explica,
se dejan para una inasible ley secundaria.
“Pésima actitud,
perversa, de presentar reformas constitucionales sin saber cuál va a ser
la legislación secundaria. La técnica jurídica, política que se seguía
antes era: ‘Vamos a hacer una reforma constitucional que tiene necesidad
de una importante ley secundaria’; aquí es un galimatías que se
aprueba, como hoy estamos viendo”, denuncia.
A casi tres meses de
esa sesión en la madrugada –que se desahogó sin debate en tribuna y con
escasa cobertura de los medios–, Bartlett reitera que desde el proceso
de dictaminación se violó el reglamento del Congreso y se evitó
cualquier posibilidad de discutir asuntos importantes, como fue abrir
100% de las telecomunicaciones a la inversión extranjera y 49% en
televisión y radio.
Bartlett relata que, a las 11:30 de la noche
del 18 de abril, los integrantes de las cuatro comisiones dictaminadoras
terminaron de sesionar, pero sólo entregaron a algunos senadores el
paquete de casi 400 hojas que contenía el dictamen.
“El reglamento
dice que todos los senadores deben tener el dictamen. Ahí se violó un
aspecto sustancial. La mayoría desconocía lo que se iba a votar minutos
después”, indica.
A las 00:15 horas del 19 de abril se inició la
sesión del pleno del Senado, una medida inusual en el Congreso mexicano.
Sólo hubo 20 minutos de diferencia entre la sesión de comisiones y la
del pleno, recuerda Bartlett.
“Comenzamos a discutir sin que nadie
tuviera completo el dictamen. Fue monstruoso, cínico,
inconstitucional”, cuenta Bartlett, el mismo político que en 2006
encabezó, junto a legisladores del PRD, del PAN y 11 del PRI, la acción
de anticonstitucionalidad contra la Ley Televisa, aprobada sin que se le
modificara “una sola coma”.
Para Bartlett, la modificación a la
ley de telecomunicaciones fue otra reforma constitucional impuesta por
el Pacto por México y por las demandas de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que desde 2011 recomendó
abrir 100% la inversión extranjera directa en telecomunicaciones, partir
el conglomerado Telmex-Telcel y licitar otras dos cadenas de
televisión.
Irónico, Bartlett recuerda que en tribuna argumentó
que la aprobada “es una reforma altamente técnica, que para conocerla,
entenderla y saber cuáles serán sus efectos se necesita una gran
experiencia y se necesita de un traductor de sánscrito para poder
entender esto que se hace con mucha frecuencia, una serie de conceptos
técnicos que van a necesitar un diccionario tecnológico”.
En
entrevista con Proceso, Bartlett insiste en que su posición fue votar en
contra en lo general, porque había aspectos importantes que no estaban
contenidos en la reforma, como la misma regulación y los mismos
requisitos para considerar dominantes tanto a las televisoras como a
Telmex.
Un regalo al duopolio
Bartlett
asegura que “la reforma hace un regalo a Televisa y a TV Azteca de
millones de dólares. Automáticamente les deja vender 49% de sus
concesiones. ¿Cuánto vale eso? Es un regalo de miles de millones de
pesos”.
–¿No estaban en desacuerdo las televisoras con esta
apertura de 49%? Algunos legisladores metieron el candado de la
reciprocidad para el país de origen –se le comenta.
–Es mentira
que estuvieran en desacuerdo. Este es el gran acuerdo con las
televisoras y el gobierno: fomentar la inversión extranjera directa.
Para que no haya duda de que se trata de un brutal beneficio para
Televisa ahí está el spot a favor de la inversión extranjera, insertado
en una de las telenovelas de la empresa.
“Si hoy tenemos una
televisión rupestre, desnacionalizadora, imagínese qué tipo de
televisión tendremos si se adueñan de 49% de la producción y
distribución de contenidos”, alega.
Incluso, cita una frase de
Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional de Estados Unidos en
la época de Richard Nixon: “El verdadero poder estadunidense está en su
industria mediática y cinematográfica”.
El tema de la apertura a
la inversión extranjera apasiona al exprecandidato presidencial priista
en 1987 y 1999. Afirma que durante las sesiones de consulta del Senado,
el representante de la OCDE “nos vino a decir muy contento que eso
estaba muy bien”. También algunos especialistas, comenta, dijeron que
este sector ya estaba abierto en otras partes del mundo.
“Eso es
mentira. En Canadá no se permite que se adueñen de sus industrias
culturales. Canadá tiene muy clara su posición en la frontera con
Estados Unidos. ¿Qué dice Canadá? Abre las telecomunicaciones, con
límites, pero no abre la radiodifusión. Y lo explica muy claro: el tema
de telecomunicaciones es de recursos, de dinero, pero el de
radiodifusión es un asunto político, de poder y de defensa de la
soberanía”, alega Bartlett.
El senador del PT hace notar que en la
exposición de motivos el tema de la apertura a la inversión extranjera
sólo está en 17 líneas. No hay, dice, mayor argumentación ni
justificación.
“No puede ser un criterio jurídico decir que como
está abierto en todos lados, aquí también debe estarlo. Esto es una
demanda de Estados Unidos a través de la OCDE. Es una cuestión de poder
político”, sentencia.
–Sin embargo, hay otros especialistas que
consideran que la televisión analógica ya va de salida y que ahora lo
importante será internet. ¿Qué opina usted de eso?
–La televisión
es de un valor enorme y seguirá siendo muy importante. Construye esa
infraestructura que te costó 50 años tener. Todo eso no se discutió
durante la sesión del Senado.
–El mismo día que la Cámara de
Diputados aprobó la reforma de telecomunicaciones, Carlos Slim anunció
que obtenía los derechos de transmisión de las Olimpiadas. ¿No era una
manera de demostrar que no le iba a afectar su interés de entrar a la
distribución de publicidad y de contenidos?
–Ahí se trata de un
evento. La reforma es un cambio estructural. Quien tenga 49% de nuestra
industria televisiva tendrá un poder enorme.
Críticas silenciadas
–¿Qué espera usted de las leyes secundarias en telecomunicaciones?
–Serán
arreglos de poder. El ejemplo de cómo se aprobó la reforma es
atentatorio de la Constitución. Y cómo se manejó en los medios: se
silenciaron las críticas.
Bartlett insiste en que lo más
preocupante fue “el cinismo de la mayoría de los legisladores. No
existió un mínimo análisis de las consecuencias ni de lo que se estaba
aprobando”.
No obstante, el coordinador de los senadores del PT
anuncia que participará en la legislación secundaria eligiendo algunos
temas importantes, como, justamente, el de la apertura a la inversión
extranjera.
Pesimista, Bartlett dice no esperar muchos cambios en
lo que atañe a la concentración y el dominio de Televisa y TV Azteca en
la televisión. “Tenemos 10 años escuchando que vienen las dos cadenas.
Las dos cadenas son una expectativa, son algunos elementos que sí, en
efecto, van a tener alguna posibilidad de ir abriendo a Televisa y TV
Azteca, pero no es simétrica, ni siquiera simultánea la apertura”,
abunda.
Sobre el derecho de réplica y la posibilidad de la
radiodifusión indígena, el exsecretario de Gobernación también recuerda
que eso se está regulando desde hace 10 años y “nos lo vuelven a
presentar como una gran esperanza a futuro”.
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