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miércoles, julio 15, 2009

Gobiernos inconscientes e irresponsables

Leonardo Boff

Quien tuvo el privilegio de acompañar la cumbre de los pueblos (192) en la ONU en los días 24-26 de junio para encontrar salidas incluyentes para la crisis económico-financiera, vivenció una doble perplejidad.
La primera, el hecho de haberse llegado a un sorprendente consenso acerca de medidas económicas y financieras a ser implementadas a corto y a mediano plazo, en función del desarrollo/crecimiento. La segunda, verificar que todo se concentró apenas en el aspecto económico-financiero sin ninguna referencia a los límites de la biósfera y la devastación de la naturaleza que el tipo de desarrollo vigente implica. Quiere decir, la economía vista como un conjunto de teorías y fórmulas que los expertos dominan y aplican en los países, olvidándose de que es parte de la sociedad y de la política, algo, por tanto, ligado a la vida de las personas. Era como si los políticos y expertos, no respirasen, no comiesen, no se vistiesen y anduviesen en las nubes y no bajo el sol. Peor aún, si como para ellos, tales cosas importantes fuesen meras externalidades que no cuentan.

Al oírlos, pensaba yo para mis adentros: cuán inconcientes e irresponsables son estos políticos, representantes de sus pueblos, que no se dan cuenta de que la verdadera crisis no es ésta de que discuten, sino la de insustentabilidad de la biósfera y la incapacidad de la Madre Tierra de reponer los recursos y servicios necesarios para la humanidad y para la comunidad. Bien advirtió el ex-secretario general de la ONU Koffi Annan: esta insustentabilidad no sólo impide la producción y la reproducción sino que pone en riesgo la sobrevivencia de la especie humana.
Todas son referencias a la economía-zombi del desarrollo, entendida como puro crecimiento económico (PIB). Ahora, exactamente este paradigma del desarrollo mentirosamente sustentable del actual modo de acumulación mundial está llevando a la humanidad y a la Tierra a la ruina. Las personas son lo último que cuenta. Primero ven siempre los mercados, los bancos, el sistema financiero. Con apenas 1% de lo que se aplicó para salvar a los bancos de la quiebra (algunos billones de dólares) se podría resolver toda el hambre del planeta testimonia la FAO. Y actualmente, la misma FAO advirtió, existen 40 países con reservas alimentarias de apenas tres meses. Sin una articulada cooperación mundial crecerá el hambre y la muerte de millones de personas.
Discutir la crisis económica-financiera sin incluir las demás crisis: el calentamiento global, la crisis alimentaria, la energética y la humanitaria es mentir a los pueblos sobre la real situación de la humanidad.
Temo que nuestros hijos y nietos, de aquí a algunos años, mirando para nuestro tiempo, tengan motivos de maldecirnos y de sentir por nosotros un soberano desprecio, porque no hicimos lo que debíamos hacer. Sabíamos de los riesgos y preferimos salvar las monedas y garantizar los bonos cuando podríamos salvar el Titanic que estaba hundiéndose.
Brasil en este sentido es una lástima. Si hay un país en el mundo que goza de las mejores oportunidades ecológicas y geopolíticas para ayudar a formular un otro mundo necesario para toda la humanidad, éste sería el Brasil.
Es la potencia de las aguas, posee la mayor biodiversidad del planeta, las mayores florestas tropicales, la posibilidad de una matriz energética limpia a base del agua, del viento, del sol, de las mareas y de la biomasa, pero no despertó aún. En los foros mundiales vive en permanente siesta política, inconsciente, "deleitado eternamente en hamaca espléndida". No despertó para sus posibilidades y para la responsabilidad frente a la preservación de la Tierra y de la vida.
Al contrario, a contramano de la historia, estamos construyendo fábricas a base de carbón. Desmatamos la Amazonia en 1,084 kilómetros cuadrados entre agosto de 2008 a mayo de 2009. Y somos el quinto mayor generador de polución del mundo. El factor ecológico no es estratégico en el actual gobierno. Somos ignorantes, atrasados, faltos de sentido de responsabilidad de cara a nuestro futuro común.
(Adital)

sábado, junio 06, 2009

¿Esta sociedad merece sobrevivir?

Leonardo Boff
Fusion

El actual Presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d’Escoto Brockmann, ex-canciller de la Nicaragua sandinista, está dotando de un rostro nuevo a la entidad.

Ha creado grupos de estudio sobre los más variados temas que interesan especialmente a la humanidad sufriente, como la cuestión del agua dulce, la relación entre energías alternativas y la seguridad alimentaria, la cuestión mundial de los indígenas y otros. El grupo tal vez más significativo, que incluye a grandes nombres de la economía, como el premio Nóbel Joseph Stiglitz, es el que busca salidas colectivas para la crisis económico-financiera. Todos son conscientes de que los países del G-20, por importantes que sean, no consiguen representar a los 172 países restantes, donde viven las principales víctimas de las turbulencias actuales. D’Escoto pretende reunir los días 1, 2 y 3 de junio de este año en la Asamblea de la ONU a todos los jefes de estado de los 192 países miembros para buscar juntos caminos sostenibles que sirvan a toda la humanidad y no solamente a los poderosos.

Lo más importante, sin embargo, reside en la atmósfera que ha creado, de diálogo abierto, de sentido de cooperación y de renuncia a toda violencia en la solución de los problemas mundiales. Su despacho está cubierto con los iconos que inspiran su vida y su práctica: Jesucristo, Tolstoi, Gandhi, Sandino, Chico Mendes entre otros. Todos lo llaman padre, pues sigue siendo sacerdote católico, con una profunda inspiración evangélica. Es un hombre de gran bondad, que le viene de dentro y que contagia a todos.
Bajo su influencia el presidente de Bolivia Evo Morales pudo proponer a la Asamblea General que se votase la resolución de instaurar el día 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, proposición que fue aceptada por unanimidad. Fue un honor para mí poder exponer a los representantes de los pueblos los argumentos científicos, éticos y humanísticos de esta concepción de la Tierra como Madre.

Todo esto parece natural y obvio y de un humanismo palmario. Sin embargo —vean la ironía—, hay representantes de los países ricos que encuentran el comportamiento del padre Miguel muy extraño. Hace poco apareció un artículo en el Washington Post haciéndose eco de esta cualidad. Decía el articulista que Miguel d’Escoto habla de cosas extrañísimas que nunca se oyen en la ONU, tales como solidaridad, cooperación y amor. En sus discursos saluda a todos como hermanos y hermanas (Brothers and Sisters all). Más extraño aún, dice el articulista, es el hecho de que muchos representantes y hasta jefes de estado como Sarkozy están asumiendo ese mismo lenguaje extraño.

Dios mío, ¿en que nivel del infierno de Dante nos encontramos? ¿Cómo puede una sociedad construirse sin solidaridad, cooperación y amor, privada del sentimiento profundo expresado en la Carta de los Derechos Humanos de la ONU de que todos somos iguales y por eso hermanos y hermanas?

Para un tipo de sociedad que ha optado por transformar todo en mercancía: la Tierra, la naturaleza, el agua y la propia vida, y que coloca el ganar dinero y consumir como ideal supremo por encima de cualquier otro valor, por encima de los derechos humanos, de la democracia y del respeto al ambiente, las actitudes del presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas parecen realmente extrañísimas. Están ausentes del diccionario capitalista.

Debemos preguntarnos por la calidad humana y ética de este tipo de sociedad. Ella representa sencillamente un insulto a todo lo que la humanidad predicó e intentó vivir a lo largo de todos los siglos. No sin razón está en crisis, que más que económica y financiera es una crisis de humanidad. Representa lo peor que hay dentro de nosotros, nuestro lado demens. Se ha mostrado insostenible hasta financieramente, exactamente en el punto que es central para ella.
Este tipo de civilización no merece tener ningún futuro. Ojalá Gaia se apiade de nosotros y no ejerza su comprensible venganza. Mas si por diez justos, según dice la Biblia, Dios hubiera perdonado a Sodoma y Gomorra, nosotros esperamos también ser salvados por los muchos justos que todavía florecen sobre la faz de la Tierra.

Leonardo Boff. Teólogo de la Liberación. www.leonardoboff.com

sábado, mayo 02, 2009

El camino más corto hacia el fracaso

Leonardo Boff

De las muchas reflexiones acerca del colapso del sistema neoliberal, tres despuntan con claridad. La primera es que para salvar el Titanic que se hunde no bastan correcciones y regulaciones del sistema que naufraga. Se necesita otra ruta que evite el choque con el iceberg: una producción que no se rija solamente por la ganancia ni por un consumo ilimitado y excluyente.
La segunda, no valen rupturas bruscas con la ilusión de que nos transportarían a otro mundo posible, pues seguramente implicarían el colapso total del sistema de convivencia con incontables víctimas, sin tener la seguridad de que de las ruinas fuera a nacer un orden mejor. La tercera, la categoría sostenibilidad es el eje de cualquier intento de solución. Esto significa: el desarrollo necesario para el mantenimiento de la vida humana y para la preservación de la vitalidad de la Tierra no puede seguir las pautas de crecimiento hasta ahora vigentes (ojo al PAC de Dilma Rouseff). Es demasiado depredador del capital natural y parco en solidaridad generacional presente y futura. Es necesario encontrar un equilibrio sutil entre la capacidad de aguante y de regeneración de la Tierra con sus diferentes ecosistemas y el pretendido desarrollo necesario para asegurar el buen vivir humano y la continuidad del proyecto planetario en curso, equilibrio que representa la nueva e irreversible fase de la historia.
Esta diligencia necesita acoger la estrategia de la transición desde el paradigma actual, que no garantiza un futuro sostenible, a un nuevo paradigma, construido por la cooperación intercultural, que signifique un nuevo ajuste entre economía y ecología en la perspectiva del mantenimiento de la vida en la Tierra.
¿Dónde veo el gran cuello de botella? En la cuestión ecológica. Apenas está siendo citada en passant en las agendas políticas que buscan la superación de la crisis. En la reunión del G-20 el día 2 de abril en Londres, el tema no influyó en la formulación de los instrumentos para ordenar el caos sistémico. No se trata solamente del calentamiento global, el más grave de todos, sino también del deshielo, de la acidez de los océanos, de la desertización creciente, de la deforestación de grandes zonas tropicales y de la aparición del planeta-favela, a causa de la urbanización salvaje y del desempleo estructural. Y más todavía: la revelación de los datos que muestran la insostenibilidad general de la propia Tierra, cuyo consumo humano ha sobrepasado en un 30% su capacidad de reposición.
Una naturaleza devastada y un tejido social mundial dilacerado* desgarrado por el hambre y por la exclusión anulan las condiciones para reproducir el proyecto del capital dentro de un nuevo ciclo. Todo indica que los límites de la Tierra son los límites terminales de este sistema que ha imperado durante varios siglos.
El camino más corto hacia el fracaso de todas las iniciativas que buscan salir de la crisis sistémica es esta desconsideración del factor ecológico. No es una “externalidad” que se pueda tolerar por ser inevitable. O lo situamos en el centro de cualquier solución posible o tendremos que aceptar el eventual fracaso de la especie humana. La bomba ecológica es más peligrosa que todas las bombas letales ya construidas y almacenadas.
Esta vez tenemos que ser colectivamente humildes y escuchar lo que la propia naturaleza, a gritos, nos está pidiendo: renunciar a la agresión que el actual modelo de producción y consumo implica. No somos dioses ni dueños de la Tierra sino sus criaturas y sus inquilinos. Bellamente termina Rose Marie Muraro un libro que será publicado en breve por la Editorial Vozes: Queriendo ser Dios, ¿por qué?: “Cuando hayamos desistido de ser dioses podremos ser plenamente humanos, que aun no sabemos qué es, pero que intuíamos desde siempre”.

domingo, abril 26, 2009

Narciso y la Pacha Mama

Michel Balivo

(Produciendo al hombre cosa)

Escuchando los discursos de Evo Morales y Leonardo Boff en la ONU en el día de la Madre Tierra, recordé que hace años que vengo escribiendo que la existencia es una estructura de funciones interdependientes, que interactúa en simultaneidad. En sencillo eso quiere decir que todo está interactuando y relacionándose, accionando y reaccionando aquí y ahora, en presente.
Quiere decir que cualquier pequeña alteración afecta a todo el ecosistema orgánico completo y exige que todas sus funciones se ajusten y equilibren a cada alteración. Hablar de funciones en relación presente implica hablar de procesos, de dinámica. Lo cual hace incompatible nuestra concepción de cosas o personas aisladas, existentes allí afuera y siempre iguales a sí mismas.
Quiere decir que la existencia se comporta como un todo orgánico y no como un rompecabezas de partes o piezas que hay que ir armando. El “mecano” es simplemente la concepción de un pensamiento mecánico, una representación o imagen del mundo que se ha ido construyendo a medida que hemos ido cayendo en cuenta de esas interrelaciones.
Pero si la vida, cuerpos incluidos, fuese un mecano que opera o reacciona por partes, una por vez, sencillamente no existiríamos. Ya sea que pensemos en los miles de funciones que realiza simultáneamente un organismo para mantener su integridad, su equilibrio. Ya sea por la sensibilidad de una madre a las necesidades del recién nacido, eso resulta evidente.
En otras palabras, el “mecano” es una acumulación histórica social, una construcción generación tras generación de experiencia y conocimiento, que proyectamos mentalmente sobre la percepción del paisaje, sobre el mundo percibido, visto, olido, saboreado, palpado. Pero que obviamente no existe “en el mundo externo”, o en la información que los sentidos externos entregan y la conciencia organiza y relaciona en imágenes, en objetos.
Basta mirar atrás para enterarse que hace solo quinientos años en la transición medioevo-renacimiento, se ponen los fundamentos rudimentarios para el pensamiento científico. Antes predominaba el pensamiento mítico, dogmático, analógico, alegórico, asociativo, sin categorías racionales. El mundo y el ser humano no se pensaban ni trataban, no se medían como cosas, no se intentaba sacar el mayor provecho de ellos.
No estoy sacando conclusiones, ni diciendo que antes era mejor o lo es ahora, esa es una actividad que cada conciencia ha de realizar con plena libertad, porque caer en cuenta de lo que sentimos, pensamos y hacemos, ser concientes de nosotros mismos es la función superior y decisiva del ser humano dentro del ecosistema planetario. Y llegaron los tiempos de experimentar en carne propia, tomar decisiones, elegir direcciones de vida y dejar de preguntarle a papá lo que es mejor o peor para los niños.
Decía Leonardo Boff en su alocución, que hubo un tiempo en que la Madre Tierra o Pacha Mama era experimentada, sentida y pensada, tratada como una madre proveedora y protectora justamente, como un hogar, como un refugio. Pero llegó un momento en que comenzamos a sentirla como naturaleza salvaje, insensible, como un lugar agresivo e inhóspito. Y en consecuencia a querer conquistarla, domarla, doblegarla, controlarla.
Si observamos nuestra experiencia cotidiana esa transición no resulta tan extraña ni antigua. Porque eso es exactamente lo que experimentamos en la adolescencia. El hogar parental de la ingenua infancia se convierte ahora en algo demasiado estrecho, la madre, de cómoda y protectora pasa a ser anticuada y limitativa.
El padre, de ser un admirado dios todopoderoso se convierte en un simple humano, y muchas veces un mentiroso fracasado al que no deseamos parecernos por ningún motivo. Esa desilusión no se debe a cambios en los padres, sino a la activación de la sexualidad intracorporal.
Una poderosa energía cambia nuestros sistemas de tensiones y nos impulsa hacia el sexo opuesto, hacia el mundo. Se activa nuestra intencionalidad, deseamos tomar la iniciativa, experimentar de primera mano, hacer las cosas a nuestro modo. Ese es el fundamento biológico para la sustitución de lo viejo por lo nuevo, la renovación generacional.
Y claro está, a medida que el conocimiento se acumula y la ciencia produce más y más sofisticados ingenios, la educación se masifica e incluye al sexo femenino, la brecha generacional se acelera y amplía. No hace muchos decenios aún vivíamos una vida cíclica, campesina, y el pater familia administraba los bienes de la gran familia.
Hasta que no moría o se volvía incapaz de hacerlo, los hijos, nietos o bisnietos no podían tomar decisiones, las nuevas generaciones, casadas, con hijos y nietos o no, estaban sujetas a las viejas y su transmisión de hábitos y creencias. Termino de leer un artículo de cómo crían hoy en día a los animales domésticos.
Se busca la mayor eficiencia, la mayor transformación de alimentos en gramos de carne. Por lo cual los animales se inmovilizan en jaulas, se ilumina el ambiente para que no duerman, para que no pierdan tiempo en ir al matadero excitando aún más nuestra impaciencia. El resto no se los cuento, si les interesa busquen artículos al respecto para que s enteren de lo que es la eficiencia.
Tal vez ese es uno de los motivos de que las nuevas generaciones se estén volviendo vegetarianas. Comento esto porque hoy en día se habla de “formar y producir al hombre nuevo”. Yo ya nos imagino dentro de jaulas con juegos de luces, músicas, aromas y colores estudiados para estimular los efectos deseados.
Pero “la máquina de instituciones de transmisión cultural” de la etapa cíclica campesina, o de las modernas oficinas y fábricas en serie, no me parece muy diferente como intencionalidad de lograr nuestra máxima eficiencia en lo que sea que se desee y espere “sacar de nosotros”, incluyendo la conveniencia de reproducirnos o no.
Todo ello podría estudiarse como la intención de dar dirección a ese plus energético sexual adolescente e indómito, que ha de ser domado, reprimido. En última instancia esa parece ser una de las funciones con que cumple la memoria y la transmisión generacional de cultura. Y en los tiempos modernos, los medios masivos de comunicación que nos sugestionan poderosamente con su capacidad de impresionar visual y auditivamente en simultaneidad.
Si eso fuese así, una de las medidas del cambio anhelado habría de ser masificar más aún la educación, ampliar más aún la brecha generacional para poner las bases de la discontinuidad de una transmisión cultural hipnótica. En la que hoy estallan el temor, la violencia y sus fantasmas.
Pero más allá de ello estimular el caer en cuenta, la libertad de expresar lo que se siente y piensa cuando ello no implique daño para la vida. Más aún, la libertad de caer en cuenta de cómo lo que pensamos y hacemos, reproduce y nos encadena a los resultados que heredamos socialmente de generación en generación.
Entonces tal vez sería más interesante prestar atención, para caer en cuenta de cómo es que frustramos y postergamos el anhelo profundo de libertad humana, y terminamos produciendo al hombre cosa, encadenado a reproducir la continuidad de instituciones negándose a sí mismo. No es extraño que aumente la sicosis colectiva, la drogadicción, el alcoholismo, la corrupción y la delincuencia, cuando soñando libertad y felicidad, producimos cadenas más gruesas y pesadas cada día.
El señor Evo Morales, expresó ente muchos loables pensamientos y sentimientos, que la Pacha Mama era inclusive más importante que el ser humano, que ella podía arreglárselas perfectamente para existir sin nosotros, mientras que nosotros no. Por ende “nosotros éramos el problema, la piedra de tranca en el camino del planeta”.
Yo no lo expresaría exactamente así. De hecho cuando hablamos de la existencia como ecosistema orgánico, como estructuralidad de funciones que interactúan en simultaneidad, ya estamos dando por hecho que todas las funciones son manifestación simultánea, presente e imprescindible. En ese sentido ninguna es superior ni inferior, porque todas se afectan mutuamente y la continuidad de la existencia depende de su integridad.
Continuar hablando de partes separadas, externas, independientes, prescindibles, es claramente un arrastre y rezago de pensamiento mecánico, de mecanos mentales ajenos al testimonio que da la existencia. De hecho, hemos tomado miles de años para llegar nuevamente a tomar conciencia de que vivimos en un ecosistema planetario y declarar un día para recordarlo y festejarlo. O tal vez sufrirlo.
Esa ausencia absoluta de conciencia del espacio en el que somos, existimos y nos expresamos, se parece mucho al cuento o mito de Narciso que mirándose en el espejo de un lago se enamoró de su propia imagen, (se hizo una imagen de sí, se auto concibió), se ensimismó olvidando a su compañera que en venganza le hizo un hechizo o conjuro.
La interrelación entre todos los elementos del ecosistema del que os alienamos, es hoy evidente en la alteración del clima. Y el despertar del hechizo podríamos verlo como que creíamos que la dilapidación de recursos y el consumismo eran el mismo paraíso. Pero resulta que los recursos naturales no pueden reproducirse al ritmo que los consumimos y nos espera un agitado despertar del sueño y un necesario y veloz cambio de actitud y dirección de acción.
En consecuencia nuestra separación del ecosistema es solo una ilusión, sueño o mito mecanicista más, un error de concepción. Porque una vez más, los hechos demuestran que somos un ecosistema estructural de funciones interdependientes que interactúan en simultaneidad. No solamente en lo orgánico y natural como lo llamamos.
También la historia, (el conocimiento y la experiencia, las direcciones colectivas de acción), es acumulativa y se acelera produciendo la revolución económica y cultural y la sociedad global, continental y mundial. Es por eso que chocando con la fuerza de hechos desencadenada por nuestra ciencia y tecnología, llegamos inevitablemente a caer en cuenta de que vivimos en un ecosistema orgánico del que somos función, y hemos de reconocerlo y respetarlo, hemos de crecer en armonía como un todo estructural en dinámico proceso viviente.
Y en medio de, como concomitancia de esa actividad o acontecer global, ya que hablamos de simultaneidad, despierta una nueva sensibilidad que se manifiesta en los últimos diez años como nacionalizaciones de recursos naturales y servicios, como intencionalidad de distribuir mejor los dividendos públicos para palear la galopante pobreza y miseria social.
Su contra cara es un modelo económico de explotación y parasitismo, de creciente esclavitud del ser humano a sus instituciones sociales, de privatización de lo público y concentración de todos los recursos cada vez en menos manos. De crecientes hambrunas y desmoronamiento de un modelo, que de productivo se había convertido en especulativo.
Ahora, en medio de la caída libre de la economía mundial, se puede apreciar que todo ello no eran sino concomitancias de un mismo acontecer estructural, que no puede ser percibido ni entendido recogiendo y pegando pedacitos en el tiempo. Se pone en evidencia que nuestro modelo de la realidad, de la existencia, no es muy coherente con lo que la velocidad e intensidad de los hechos está forzando a entrar en el horizonte de conciencia.
Dentro de lo viejo que agotado está muriendo, y de lo nuevo que intenta nacer y desplazarlo se pueden apreciar dos tendencias básicas. La resistencia y autoafirmación de lo viejo, de la inercia némica, las instituciones culturales, los hábitos y creencias que se niegan a morir, a cambiar, y en consecuencia intentan generar la violencia y caos que los sustenta, que es su raíz, su método impositivo, autoritario.
De ese modo, particularmente en los países que intentan el cambio, poniendo al ser humano por prioridad, pero también en los que se prestaron a servir de base a la represión y persecución de lo nuevo, como en las décadas de los 60, 70 y 80, se pueden apreciar y reconocer los mismos métodos que antes nos pasaron desapercibidos a la gran mayoría.
Venezuela, Bolivia, Ecuador pueden servir de ejemplos más evidentes de lo primero, como en otro tiempo lo fueron Cuba, Nicaragua, Granada o Panamá. Mientras que México, Colombia y Perú se prestan a la paramilitarización, comercio de drogas y armas, expulsión de los campesinos de sus tierras, falseado de las elecciones, represión descarada, torturas y asesinatos. Manipulación de la información donde el victimario es presentado como la víctima.
Nada de ello es nuevo, solo que como sucede simultáneamente en muchos lugares y a velocidad e intensidad crecientes, es decir se globaliza; el contraste de las dos tendencias se hace evidente a la mirada de una misma generación, que despierta del ensueño en el que ha vivido y comienza a tomar conciencia del alcance de su dirección colectiva de acción.
Por eso digo que en esencia se trata de caer en cuenta, de conciencia de nuestras propias actividades, de conciencia de sí. De reconocimiento y revolución de nuestro pensamiento mecánico, de nuestras culturas e instituciones como fábricas y transmisoras de esclavitud, de cadenas.
Como modelos mentales, tropismos de pensamiento y conducta, hábitos y creencias que adoptamos ingenua, pasivamente, o que se imponen a base del conocido método de zanahorias y garrote, es decir por temor al castigo o la presión de chantajes emocionales variados.
Caer en cuenta de cómo es que soñando e intentando libertades y felicidades, hermandad, paz y justicia social, terminamos acumulando y encadenándonos a frustraciones, resentimientos, en fin sufrimiento mental. Todo ello es un tema de conciencia de los métodos de transmisión de experiencia y conocimiento generacional. De educación.
Y en esencia se trata de reconocer que un estado mental de temor y la cultura de la violencia resultante, se reproducen desapercibidamente por contagio. Alegorizando un poco podríamos decir que se transmiten en el aire que todos respiramos, de aliento a aliento, casi de boca a boca, de intimidad a intimidad.
Así que no se trata tanto de que estemos separados y solos en un mundo insensible, estúpido, agresivo e inhóspito. Sino que la inercia de violencia interna acumulada en memoria y transmitida de generación en generación, nos incapacita para la calidez y ternura, nos disciplina más bien para la subordinación y rigideces de un ejército social, que se mueve como un autómata sin conciencia al son de marciales marchas.
Se trata de que nuestra educación no ha puesto la prioridad en sentir, pensar, expresarnos con libertad, apuntando a caer en cuenta de la bondad o conflicto de los resultados. Materia prima de la cual la conciencia se nutre para discernir lo que le abre o cierra caminos en el mundo, decidiendo en consecuencia corregir o afirmar y desarrollar sus imágenes del mundo.
Sino más bien en respetar la autoridad, o más en concreto el temor al castigo de desobedecerla. En tragar los modelos heredados de transmisión de organización social, de lo bueno y lo malo, y repetirlos como loros, sin digerirlos. Para recibir el aplauso y beneplácito de la autoridad que se supone nos abre las puertas del mundo haciéndonos respetable y amables. Nos hace todo menos nosotros mismos. Es decir nos hace un remedo de lo que somos, una falsa o virtual construcción.
Dicho en otro lenguaje, hemos sido niños ingenuos en la madre naturaleza, hemos sido adolescentes que sentían fuerte presión interna hacia el mundo heredado, experimentado entonces como una limitación irritante, en cuyo espejo aprendimos a vernos reflejados, a auto concebirnos y crearnos imágenes de nosotros mismos. Tradujimos toda esa fuerte tensión intracorporal a racionalización, a temporalidad.
Ahora nos toca volver a ser niños, pero esta vez conscientes de si, de cómo canalizamos los niveles crecientes de tensión, de energía vital. Concientes de las relaciones trascendentes al pensamiento o concepción mecánica y el maquinismo, el industrialismo resultante en que convertimos la vida y el mundo.
Todo este pensamiento puede aún resultarnos extemporáneo a la gran mayoría, pero no sería la primera vez que ello sucede. Basta ver en el espejo retrovisor cuantas veces hemos cambiado de modos de pensar creyendo que teníamos la felicidad al alcance de las manos, a Dios tomado por las barbas.
Y si queremos un nuevo hombre y mundo, un buen principio sería orientarnos a reconocer como hemos concebido y producido esta presente imagen de nosotros mismos, esta organización social o modelo mental. Porque si por acaso resultara que hemos sido sus ingenuos creadores, entonces verdaderamente estaríamos en capacidad de reconcebirnos, de recrearnos.
Otro tema que hoy resulta difícilmente compatible con la racionalidad, es el de la religión y el amor. Porque en un mundo de pedacitos, de piezas reemplazables de máquinas en continuo y chirriante conflicto y desgaste, pareciera que solo la lucha y el caos sin fin son nuestro inevitable destino.
Sin embargo, para un pensamiento orgánico, el todo y sus funciones o partes son estructurales, interdependientes, simultáneas e inevitablemente uno. Jamás se han separado ni dividido salvo en la concepción humana, sus creencias y hábitos resultantes.
Por lo tanto amor o unidad puede ser la sustancia y el nombre de la existencia, y religión la visión y la praxis por la cual la conciencia alienada puede reconocerlo y volver a experimentarlo, resolviendo y liberándose de sus sobre tensiones, espejismos y alucinaciones.

jueves, febrero 19, 2009

Boletín Informativo ISA núm 633

http://serviciodenoticiasisa.blogspot.com

Sumario:

I. Inicia el presidente legítimo de México una gira de trabajo para recorrer 15 municipios de la Sierra de Durango

II. La muerte a las puertas de casa, por José Saramago

III. El hoyo perfecto, por Leonardo Boff

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INICIA EL PRESIDENTE LEGÍTIMO DE MÉXICO UNA GIRA DE TRABAJO PARA RECORRER 15 MUNICIPIOS DE LA SIERRA DE DURANGO

Por considerar que el pueblo de México es pacífico y responsable, Andrés Manuel López Obrador descartó una rebelión armada o un estallido social, como consecuencia de la grave crisis económica “y de la ineptitud del presidente espurio, Felipe Calderón, para resolver los grandes y graves problemas nacionales”.

Así lo declaró al iniciar ayer una gira de trabajo de cinco días que lo llevará a encabezar 19 asambleas informativas en igual número de municipios del estado de Durango.

El presidente legítimo de México aclaró, sin embargo, que hay “mucha violencia” en el país, que ha dejado un saldo de aproximadamente 8 mil asesinatos en dos años de gestión calderonista, y atribuyó el origen de dicho flagelo a la imposición del modelo económico neoliberal que sólo beneficia a unos cuantos y mantiene en la pobreza a millones de familias.

En entrevista que concedió a su arribo a la capital del estado, López Obrador aseguró que apoyará a los candidatos a diputados federales y locales, presidentes municipales, gobernadores y jefes delegacionales que postulen los partidos del Frente Amplio Progresista —PRD, PT y Convergencia— para la contienda electoral del próximo 5 de julio.

A casi cinco meses de los comicios federales, precisó que brindará su apoyo a los aspirantes del PRD a un cargo de elección popular en el DF, Tabasco y otras entidades e informó de las causas por las cuales también respaldará a las fórmulas de los Partidos del Trabajo y Convergencia.

“Lo que queremos es que salgan bien en las urnas tanto el PT como Convergencia, que obtengan el suficiente número de votos para que no les quiten el registro como partidos políticos”, explicó.

En otro orden de ideas, López Obrador afirmó que Calderón, al igual que el gobernador del estado, Ismael Hernández, y los integrantes de la llamada clase política, resultaron ser un fracaso y unos ineptos para enfrentar la crisis y la ola de violencia que azota el país.

“Calderón no sólo no tiene autoridad moral, sino que se ha revelado como un inepto. El país está muy descompuesto por una violencia que no se había visto desde tiempos de la Revolución mexicana; nunca habían perdido la vida tantos mexicanos como ahora”, subrayó.

Acompañado por dirigentes estatales y locales del PT y Convergencia, dijo que el gobierno usurpador ha perdido la batalla contra la inseguridad, mientras que en materia económica la situación es similar, con una devaluación de 40 por ciento del peso frente al dólar y en los últimos tres meses se han perdido más de 500 mil empleos y “no hace nada Calderón. Es un cero a la izquierda”.

En las asambleas informativas que sostuvo este día con los habitantes de Tayoltita y El Mezquital, el presidente legítimo de los mexicanos habló del mitin que se realizó la tarde de ayer en la sede del Palacio Legislativo de San Lázaro. Mencionó que “es necesario que el Congreso entre al quite en estos momentos de grave crisis económica y que se aplique, por consenso de las fuerzas políticas representadas en ese órgano, un plan de austeridad que se sustente en una reducción sustancial de los privilegios de diputados, senadores, jueces, magistrados, ministros, directores generales, subsecretarios, secretarios y hasta el presidente pelele”.

Con un reajuste al presupuesto nacional, se obtendrían ahorros por 200 mil millones de pesos y dichos recursos se podrían canalizar al desarrollo nacional, para apoyar a los productores nacionales y reactivar la economía nacional, añadió.

Para trasladarse del entronque carretero Durango-Mazatlán al municipio de Tayoltita, la camioneta que transporta a López Obrador tuvo que recorrer 111 kilómetros de caminos de terrracería en aproximadamente 5 horas y un tiempo similar para salir de la localidad.

En el mensaje que dirigió a los ciudadanos de ese lugar, les expresó que son unos verdaderos héroes y heroínas. “No había transitado por caminos tan malos y tan largos de terracería”, mencionó al referirse a las giras que ha hecho por casi 2 mil municipios del país. Y se comprometió a denunciar públicamente en todos los foros la situación de aislamiento en que se encuentra Tayoltita. “No es posible que esta situación ocurra en pleno siglo XXI”, añadió.

Regidores, trabajadores, amas de casa y oficinistas del ayuntamiento —que es gobernado por el PAN— pidieron la intervención de López Obrador para evitar el cierre de la minera San Luis, cuya razón social es Goldcorp México.

Los dueños, de origen canadiense, del mencionado consorcio alegan que las minas, de donde se extraen oro y plata, ya no son rentables, cuando en realidad la verdadera intención es venderla a otra compañía, afirmaron.

Los más de mil mineros del complejo perderán su fuente de trabajo y, en consecuencia, su único medio de subsistencia, si se concreta hacia finales de este mes el acto de compra-venta de la Minera San Luis.

Cabe mencionar que en las colinas de la región se observan los restos de árboles aserrados, como parte de la tala irracional y clandestina de los bosques de pino. Por los caminos de terracería transitan pesados camiones con gigantescos troncos de árboles que son llevados para su comercialización.

Para hoy, el presidente legítimo de los mexicanos visitará los municipios de San Juan de Guadalupe, General Simón Bolívar, Santa Clara, San Juan del Río y Coneto de Comonfort.

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La muerte a las puertas de casa

por José Saramago

(publicado en El Cuaderno de Saramago el 16 de febrero de 2009)

A la puerta de Lanzarote, a la puerta de la casa que, si la suerte ayudase, tal vez pudiera llegar a ser la nova casa. A veinte metros de la costa, en Costa Teguise, cuando seguramente ya intercambiaban unos con otros risas y palabras de alegría por haber conseguido llegar a buen puerto, el cayuco se volcó. Habían atravesado los cien kilómetros que separan la isla de la costa africana y acabaron muriendo a veinte metros de la salvación. De los más de treinta inmigrantes a quienes la necesidad extrema obligó a enfrentar los peligros del mar, en su mayoría jóvenes y adolescentes, veinticuatro murieron ahogados, entre ellos una mujer embarazada y algunos niños de pocos años. Seis se salvaron gracias al valor y la abnegación de dos surfistas que se lanzaron al agua y los libraron de una muerte que sin su intervención habría sido inevitable.

Este es, con las palabras más simples y directas que he podido encontrar, el cuadro de lo que ha pasado aquí. No sé que más podría decir. Hoy me faltan las palabras y sobran las emociones. ¿Hasta cuando?

Queda ahora una recomendación: vean el video del que dejo el enlace. Se trata de un corte, que alguien ha colgado en You Tube, de un magnífico programa que sobre el drama de la emigración realizó Marisa Márquez para Televisión Española. El fragmento que circula por la red corresponde a la intervención de Pilar, que se conduele con las víctimas y señala los responsables.

http://www.youtube.com/watch?v=7hcBeGPKe8U

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EL HOYO PERFECTO

por Leonardo Boff

(publicado el 6 de febrero de 2009)

Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique y uno de los más agudos analistas de la situación mundial, llamó a la actual crisis económico-financiera “la crisis perfecta”. Putin, en Davos, la llamó “la tempestad perfecta”. Yo por mi parte la llamaría “el hoyo perfecto”. El grupo que compone la Iniciativa Carta de la Tierra (M. Gorbachev, S. Rockfeller, M.Strong y yo mismo, entre otros) advertía hace años: “no podemos continuar por el camino ya andado, por más llano que se presente, pues más delante se encuentra un hoyo abismal”. Como un estribillo lo repetía también el Foro Social Mundial, desde su primera edición en Porto Alegre en el año 2001.

Pues bien, ha llegado el momento en que el hoyo ha aparecido. Dentro de él han caído grandes bancos, fábricas tradicionales, inmensas corporaciones transnacionales. Fortunas personales de miles de millones de dólares se han unido al barro de su fondo. Stephen Roach, del banco Morgan Stanley, también afectado, confesó: “Se equivocó Wall Street. Se equivocaron los reguladores. Se equivocaron las agencias de evaluación de riesgo. Nos equivocamos todos”. Pero no tuvo la humildad de reconocer: “Acertó el Foro Social Mundial. Acertaron los ambientalistas. Acertaron grandes nombres del pensamiento ecológico como J. Lovelock, E. Wilson y E. Morin”.

En otras palabras, los que se imaginaban señores del mundo —hasta el punto de decretar alguno de ellos el final de la historia—, que sostenían la imposibilidad de toda alternativa y que en sus concilios ecuménico-económicos promulgaron los dogmas de la perfecta autorregulación de los mercados y de la única vía, la del capitalismo globalizado, han perdido ahora todo su latín. Andan tan confusos y perplejos como un borracho por una calle oscura. El Foro Social Mundial, sin orgullo pero con sinceridad, puede decir: “nuestro diagnóstico era correcto. No tenemos todavía la alternativa pero una cosa es segura: este tipo de mundo ya no tiene capacidad para seguir y proyectar un futuro de inclusión y de esperanza para la humanidad y para toda la comunidad de vida”. Si continúa, puede poner fin a la vida humana y herir gravemente a la Pachamama, la Madre Tierra.

Sus ideólogos tal vez no crean ya en dogmas y se contenten con el catecismo neoliberal, pero andan buscando un chivo expiatorio. Dicen: “No es el capitalismo en sí el que está en crisis. Es el capitalismo de corte norteamericano que gasta un dinero que no tiene en cosas que la gente no necesita”. Uno de sus sacerdotes, Ken Rosen, de la Universidad de Berkeley, por lo menos ha reconocido: “El modelo de Estados Unidos está equivocado. Si todo el mundo utilizase el mismo modelo, nosotros ya no existiríamos”.

Hay aquí un engaño evidente. La razón de la crisis no está solamente en el capitalismo estadounidense como si hubiera otro capitalismo correcto y humano. La razón está en la lógica misma del capitalismo. Ya J. Chirac y una gama considerable de científicos han reconocido que si los países opulentos situados en el Norte quisiesen generalizar su bienestar a toda la humanidad, necesitaríamos por lo menos tres Tierras iguales al actual.

El capitalismo es, por su propia naturaleza, voraz, acumulador, depredador de la naturaleza, creador de desigualdades y sin sentido de solidaridad hacia las generaciones actuales y mucho menos hacia las futuras. No se le quita la ferocidad a un lobo haciéndole algunas caricias o limándole los dientes. El lobo es feroz por naturaleza. Igualmente, el capitalismo, poco importa el sitio donde se realice, ya sea en Estados Unidos, en Europa, en Japón o en Brasil, cosifica todas las cosas, la Tierra, la naturaleza, los seres vivos y también a los humanos. Todo forma parte del mercado, y de todo se puede hacer negocio. Este modo de habitar el mundo regido solamente por la razón utilitarista ha cavado el hoyo perfecto. Y ha caído en él.

La cuestión no es económica. Es moral y espiritual. Solo saldremos del hoyo a partir de otra relación con la naturaleza, sintiéndonos parte de ella y viviendo la inteligencia del corazón que nos hace amar y respetar la vida y a cada ser. De lo contrario, continuaremos en el hoyo en el que el capitalismo nos ha metido.

lunes, enero 05, 2009

Todos contra Gaia

Leonardo Boff

El cataclismo económico-financiero, fruto de avidez y de mentiras, esconde un vía crucis de sufrimiento para millones de personas que perdieron sus economías, sus casas y sus puestos de trabajo. ¿Quién habla de ellos? Los verdaderos culpables se reúnen más para salvaguardar o corregir el sistema que les garantiza hegemonía sobre los demás actores que para encontrar caminos con características de racionalidad, cooperación y compasión hacia las víctimas y con toda la humanidad.
Esta crisis evidencia otras crisis que, cual espadas de Damocles, pende sobre la cabeza de todos: la climática, la energética, la alimentaria y otras más. Todas ellas remiten a la crisis del paradigma dominante. La situación de caos generalizado suscita preguntas metafísicas sobre el sentido del ser humano en el conjunto de los seres en evolución. En este momento callan los posmodernos con su every thing goes. Quieran ellos o no, hay cosas que tiene que valer, hay sentidos que deben ser preservados, en caso contrario nos hundimos en el más burdo cinismo, expresión de profundo desprecio por la vida.
Ya hace tiempo que pensadores como Teilhard de Chardin o René Girard notaron cierto exceso de maldad en el camino de la evolución consciente. Cito un pensamiento de Girard, estudioso de la violencia, cuando estuvo entre nosotros en 1990 dialogando con teólogos de la liberación: "Todo parece probar que las fuerzas generadoras de la violencia en este mundo, por razones misteriosas que intento comprender, a cierto nivel son más poderosas que la armonía y la unidad. Este es el aspecto siempre presente del pecado original, en cuanto que, más allá de cualquier concepción mítica, representa un nombre para la violencia en la historia". No hay por qué rechazar este sombrío veredicto. Solamente el pensamiento de la esperanza contra toda esperanza, de la compasión y de la utopía nos ofrece un poco de luz.
Incluso hay que convivir con la sombra de que somos seres con una inmensa capacidad de autodestrucción, hasta el último hombre. Hace años, una investigación alemana sobre las guerras en la historia de la humanidad, citada por Michel Serres en su último libro Guerre mondiale (2008), llegaba a los siguientes datos: desde tres mil años antes de nuestra era hasta el momento presente, habrían sido asesinados tres mil ochocientos millones de seres humanos, muchos de ellos en guerras de exterminio total. Sólo en el siglo XX, fueron muertas doscientos millones de personas. ¿Cómo no cuestionarse, honestamente, sobre la naturaleza de este ser complejo, contradictorio, ángel bueno y Satán de la Tierra que es el ser humano?
Hoy vivimos una situación absolutamente inédita. Es la guerra colectiva contra Gaia. Hasta la introducción de la guerra total por Hitler (totaler Krieg), las guerras tenían su ritual: eran entre ejércitos. Después pasaron a ser entre naciones y entre pueblos: era la guerra de todos contra todos. Hoy se ha radicalizado: es la guerra de todos contra el mundo, contra el planeta Gaia (bellum omnium contra Terram). Eso es lo que está implicado en nuestro paradigma civilizacional que se ha propuesto explotar y extraer, con violencia tecnológica, la totalidad de los recursos del planeta Tierra. En efecto, atacamos la Tierra en todos sus frentes, en los suelos, en los subsuelos, en los aires, en las selvas, en las aguas, en los océanos, en el espacio exterior. ¿Cuál es el rincón de la Tierra que no es objeto de dominación y de conquista por el ser humano?
Hay heridas por todas partes, sangre y heridas de nuestra madre Tierra, que sufre y gime en los terremotos, los tsunamis, los ciclones, las crecidas devastadoras de santa Catalina y las sequías pavorosas del Nordeste. Son señales que nos está enviando. Cabe interpretarlas y cambiar nuestra conducta. Esta guerra no la ganaremos nosotros. Gaia es paciente y con una inmensa capacidad de aguante. Como ha hecho con tantas otras especies en el pasado, ojalá no decida librarse de la nuestra en las próximas generaciones.
No nos basta el sueño del filósofo Kant de la paz perpetua entre todos los pueblos. Necesitamos con urgencia hacer un pacto de paz perenne de todos con la Tierra. Ya la hemos atormentado demasiado. Hay que curarle las heridas y cuidar de su salud. Sólo, entonces, Tierra y Humanidad tendremos un destino mínimamente garantizado.

lunes, diciembre 29, 2008

No desperdiciar las oportunidades de la crisis

Leonardo Boff

Dos escenarios frente al cataclismo económico-financiero

Frente al cataclismo económico-financiero mundial se dibujan dos escenarios: uno de crisis y otro de tragedia.
Tragedia sería si toda la arquitectura económica mundial se desmoronase y nos empujase hacia un caos total con millones de víctimas, por violencia, hambre y guerra. No sería imposible, pues el capitalismo generalmente supera las situaciones caóticas mediante la guerra. Gana al destruir y gana al reconstruir. Solamente que hoy esta solución no parece viable, pues una guerra tecnológica liquidaría a la especie humana; sólo caben guerras regionales sin uso de armas de destrucción masiva.
Otro escenario sería el de crisis. Para ella, no acaba el mundo económico, sino este tipo de mundo, el neoliberal. El caos puede ser creativo, dando origen a otro orden diferente y mejor. La crisis tendría, por tanto, una función purificadora, abriendo espacio para otra oportunidad de producción y de consumo.
No necesitamos recurrir al ideograma chino de crisis para saber de su significado como peligro y oportunidad. Basta recordar el sánscrito, matriz de las lenguas occidentales.
En sánscrito, crisis viene de kir o kri que significa purificar y limpiar. De kri viene también crítica que es un proceso por medio del cual nos damos cuenta de los presupuestos, de los contextos, del alcance y de los límites sea del pensamiento, sea de cualquier fenómeno. De kri se deriva además crisol, utensilio químico con el cual se limpia el oro de las gangas y, finalmente, acrisolar que quiere decir depurar y decantar. Entonces, la crisis representa la oportunidad de un proceso crítico, de depuración de lo esencial; sólo queda lo verdadero; lo accidental, sin sustentación, cae.
Alrededor y a partir de este núcleo se construye otro orden que representa la superación de la crisis. Los ciclos de crisis del capitalismo son notorios, conocidos. Como nunca se hacen cortes estructurales que inauguren un nuevo orden económico sino que siempre se recurre a ajustes que preservan la lógica explotadora de base, nunca supera propiamente la crisis. Alivia sus efectos dañinos, revitaliza la producción para nuevamente entrar en crisis y así prolongar el ciclo de crisis recurrente.
La crisis actual podría ser una gran oportunidad para la invención de otro paradigma de producción y de consumo. Más que nuevas regulaciones son urgentes las alternativas. La solución de la crisis económico-financiera pasa por el encarrilamiento de la crisis ecológica general y del calentamiento global. Si estas variables no fuesen consideradas, las soluciones económicas dentro de poco tiempo no tendrán sostenibilidad y la crisis volverá con más virulencia.
Las empresas en las bolsas de Londres y de Wall Street tuvieron pérdidas de más de un billón y medio de dólares, pérdidas del capital humano. En cuanto a esto, según datos de Greenpeace, el capital natural tiene pérdidas anuales del orden de 2 a 4 billones de dólares, provocadas por la degradación general de los ecosistemas, desarborización, desertificación y escasez de agua. La primera produjo pánico, la segunda ni siquiera fue notada. Pero esta vez no hay posibilidad de seguir con el business as usual.
Lo peor que nos puede pasar es no aprovechar la oportunidad proveniente de la crisis generalizada del tipo de economía neoliberal para proyectar una alternativa de producción que combine la conservación del capital natural junto con el capital humano. Hay que pasar de un paradigma de producción industrial devastador a otro de sustentación de toda la vida.
Esta alternativa es imprescindible, como lo mostró valerosamente François Houtart, sociólogo belga, en una conferencia ante la Asamblea de la ONU el 30 de octubre del presente año: si no buscamos una alternativa al actual paradigma económico, del 20 al 30% de las especies vivas podrán desaparecer en quince años y a mediados de siglo habrá de 150 a 200 millones de refugiados climáticos. Ahora la crisis en vez de oportunidad se vuelve un peligro aterrador.
La crisis actual nos ofrece la oportunidad, tal vez una de las últimas, para encontrar un modo de vida sostenible para los humanos y para toda la comunidad de vida. Sin eso podremos ir al encuentro de lo peor.

domingo, diciembre 07, 2008

No aman la vida

Leonardo Boff

La búsqueda de una salida para la crisis económico-financiera mundial está rodeada de peligros. El primero es que los países ricos busquen soluciones que resuelvan sus problemas, olvidando el carácter interdependiente de todas las economías. La inclusión de los países emergentes significó poco, pues sus propuestas fueron escasamente tenidas en cuenta. Siguió prevaleciendo la lógica neoliberal, que asegura la parte leonina a los ricos.
El segundo peligro es perder de vista las demás crisis: la ecológica, la climática, la energética y la alimentaria. Concentrarse solamente en la cuestión económica sin considerar las otras es jugar con la insostenibilidad, a medio plazo. Cabe recordar lo que dice la Carta de la Tierra: «nuestros desafíos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales están interligados, y juntos podemos forjar soluciones incluyentes» (Preámbulo).
El tercer peligro, más grave, consiste en mejorar sólo las reglas existentes en vez de buscar alternativas, con la ilusión de que el viejo paradigma neoliberal tenga todavía la capacidad de volver creativo el caos actual.
El problema no es la Tierra. Ella puede continuar sin nosotros, y continuará. La magna quaestio, la cuestión magna, es el ser humano, voraz e irresponsable, que ama más la muerte que la vida, más el lucro que la cooperación, más su bienestar individual que el bien general de toda la comunidad de vida. Si los responsables de las decisiones globales no consideran la inter-retro-dependencia de todas estas cuestiones y no forjan una coalición de fuerzas capaz de equilibrarlas, entonces sí estaremos literalmente perdidos.
En realidad si hubiera un mínimo de buen sentido, la solución del cataclismo económico y de los principales problemas infraestructurales de la humanidad se podría encontrar. Bastaría proceder a un desarme amplio y general, ya que no existen enfrentamientos entre potencias militares. La construcción de armas, propiciada por el complejo industrial-militar, es la segunda mayor fuente de lucro del capital. El presupuesto militar mundial es del orden de un billón cien mil millones de dólares/año. Sólo en Irak se han gastado ya dos billones de dólares. Para este año, el gobierno estadounidense comprometió un gasto de armas por valor de un billón y medio de dólares.
Estudios de organismos de paz revelaron que con 24 mil millones dólares/año —apenas un 2,6% del presupuesto militar total— se podría reducir a la mitad el hambre del mundo. Con 12 mil millones —un 1,3% del referido presupuesto— se podría asegurar la salud reproductiva de todas las mujeres de la Tierra.
Con gran valentía, el actual Presidente de la Asamblea de la ONU, el padre nicaragüense Miguel d'Escoto, denunciaba en su discurso inaugural de mediados de octubre: existen aproximadamente 31,000 ojivas nucleares en depósitos, 13,000 distribuidas en varios lugares del mundo y 4,600 en estado de alerta máxima, es decir, listas para ser lanzadas en pocos minutos. La fuerza destructora de estas armas es aproximadamente de 5,000 megatones, fuerza destructiva 200,000 veces mayor que la bomba lanzada sobre Hiroshima. Sumadas a las armas químicas y biológicas, se puede destruir de 25 formas diferentes toda la especie humana. Postular el desarme no es ingenuidad, es ser racional y garantizar la vida que ama la vida y que huye de la muerte. Aquí se ama la muerte.
Sólo este hecho muestra que la humanidad está formada en gran parte por gente irracional, violenta, obtusa, enemiga de la vida y de sí misma. La naturaleza de la guerra moderna ha cambiado sustancialmente. Antaño «moría quien iba a la guerra». Ahora no, las principales víctimas son civiles. De cada 100 muertos en guerra, 7 son soldados y 93 son civiles, 34 de los cuales niños. En la guerra de Irak han muerto ya 650,00 civiles y solamente unos 3,000 soldados aliados.
Hoy presenciamos algo absolutamente inédito y de extrema irracionalidad: la guerra contra la Tierra. Siempre se hacían guerras entre ejércitos, pueblos y naciones. Ahora, todos unidos, hacemos la guerra contra Gaia: no dejamos un momento de agredirla y explotarla hasta derramar toda su sangre. Y todavía invocamos la legitimación divina para nuestro crimen, pues cumplimos el mandato: «multiplicaos, llenad la Tierra y sometedla» (Gn 1,28).
Haciéndolo así, ¿hacia dónde vamos? No hacia el reino de la vida.

viernes, octubre 10, 2008

Los engaños del mercado

Barómetro Internacional

Por Leonardo Boff

Este es otro de los trabajos que será parte de una nueva sección de Barómetro, “lo mejor de la web” en la cual incluiremos artículos que si bien no son generados por nuestro equipo y nuestros corresponsales, consideramos necesarios de difundir, por la importancia de sus contenidos, o la relevancia de sus autores.
Podemos imaginar la profunda perplejidad que a causa de la crisis de los mercados mundiales se ha abatido sobre los ideólogos del neoliberalismo, del Estado mínimo y de los vendedores de las ilusiones del mercado. La caída del muro de Berlín en 1989 y el desmantelamiento de la Unión Soviética provocó la euforia del capitalismo. Reagan y Tatcher, ahora sin el contrapunto socialista, aprovecharon la ocasión para radicalizar los «valores» del capitalismo, especialmente las excelencias del mercado que resolvería todo. Para facilitar la obra, comenzaron por desmoralizar al Estado como pésimo gestor y a difamar de la política como el mundo de la corrupción. Naturalmente había y todavía hay problemas en estas instancias, pero no podemos desentendernos del Estado y de la política si no queremos retroceder a la barbarie completa.
En su lugar, se decía, deben entrar los ordenamientos ideados en el seno de los organismos nacidos en Bretton Woods y los grandes conglomerados multilaterales. Entre nosotros se llegó a ridiculizar a quien hablara de proyecto nacional. Ahora, bajo la globalización, insistían, se fortalece el proyecto-mundo y Brasil debe insertarse en él, aunque sea en posición subalterna. El Estado debe ser reducido al mínimo y dejar campo libre para que el mercado haga sus negocios.
Los que venimos, como tantos otros, del compromiso con los derechos humanos, especialmente los de los más vulnerables, pronto nos dimos cuenta de que ahora el principal violador de esos derechos era el Estado mercantil y neoliberal, pues los derechos dejaban de ser inalienables y eran transformados en necesidades humanas cuya satisfacción debe ser buscada en el mercado. Sólo tiene derechos quien puede pagar y es consumidor. Ya no es el Estado quien va a garantizar los mínimos para la vida. Como la gran mayoría de la población no participa del mercado sus derechos se han visto negados.
Podemos y debemos discutir el estatuto del Estado-nación. En la nueva fase planetaria de la humanidad se notan cada vez más las limitaciones de los Estados y crece la urgencia de un centro de ordenación política que atienda las demandas colectivas de la humanidad de alimento, agua, salud, vivienda y seguridad. Pero mientras llegamos a implantar ese organismo cabe al Estado llevar a cabo la gestión del bien común, imponer límites a la voracidad de las multinacionales e implementar un proyecto nacional.
La crisis económica actual ha desenmascarado como falsas las tesis neoliberales y el combate al Estado. Con miedo, un periódico empresarial ha escrito en letras enormes en su sección de economía «Mercado Irracional», como si alguna vez hubiese sido racional un mercado que deja fuera de él a dos tercios de la humanidad. Una conocida comentarista de asuntos económicos, verdadera sacerdotisa del mercado y del Estado mínimo, llena de arrogancia, escribió: «Las autoridades estadounidenses se equivocaron en la regulación y en la fiscalización, se equivocaron en la valoración de la dimensión de la crisis, se equivocaron en la dosis del remedio y se equivocan cuando tienen un comportamiento contradictorio y errático». Y por mi cuenta añadiría: se equivocaron en no llamarla a ella como la gran pitonisa que habría adivinado la solución a la actual crisis de los mercados.
La lección es clara: dejada por cuenta del mercado y de la voracidad del sistema financiero especulativo la crisis se habría transformado en una tragedia de proporciones planetarias poniendo en grave peligro el sistema económico mundial. Lógicamente las víctimas serían los de siempre: los llamados ceros económicos, los pobres y excluidos. Fue el difamado Estado quien tuvo que entrar con casi dos billones de dólares para evitar en el último momento lo peor.
Son hechos que nos invitan a revisiones profundas o por lo menos, a algunos, a ser menos arrogantes.
Traducción de MJG
Tomado de http://www.atrio.org