Antonio Gershenson
Las revisiones de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a la Cuenta Pública de 2005 incluyen datos importantes, de los que consideramos aquí algunos. La exagerada devolución de impuestos a unos cuantos privilegiados se muestra con cifras: 398 grandes contribuyentes recibieron más de la mitad del total de las devoluciones de impuestos. Se trató de más de 50 mil millones de pesos. Dentro de esta cantidad, más de la cuarta parte fue para una sola empresa, Transportación Ferroviaria Mexicana. Y luego que por qué la recaudación fiscal es pobre, y se quieren descargar las pérdidas del erario sobre los más amolados, cobrando IVA a alimentos y medicinas.
Esta es una muestra de que el gobierno de Fox no redujo para nada la corrupción y el subsidio a unos cuantos que caracterizaron a los últimos gobiernos priístas. En ambos casos los tecnócratas trazaron el camino, y lo siguen haciendo. También muestra que estaba justificada la demanda de Andrés Manuel López Obrador a lo largo de su campaña, en el sentido de que se cancelaran esos subsidios fiscales a unos cuantos, y que de ahí saldría una parte de los recursos necesarios para nuestro desarrollo.
Esta información proviene del informe de resultados de la mencionada cuenta pública, informe que elabora la ASF. El proceso que se sigue es el siguiente: la Secretaría de Hacienda sistematiza los montos de ingresos, gastos, inversiones y otras cantidades, para cada dependencia u organismo, para el año de que se trate. Unos meses después de terminado ese año, entrega a la Cámara de Diputados esta información bajo el nombre de Cuenta de la Hacienda Pública General, conocida abreviadamente como Cuenta Pública.
El órgano técnico de esta Cámara para esos propósitos es la ASF, y está dirigida por una comisión de diputados, la Comisión de Vigilancia de ese organismo fiscalizador. La ASF entrega primero un informe previo, sobre la base del cual se elabora una especie de plan de trabajo, que servirá de base para que la propia ASF llegue al informe de resultados. Este último incluye una especie de muestreo del gasto público, pues no le sería posible un análisis completo; y también incluye temas de interés especial para la Cámara o para la mencionada comisión. Este fue el caso del trato de privilegio en materia fiscal.
Lo que esto nos indica es que lo publicado sobre los impuestos y su devolución no es más que una pequeña muestra de problemas de mucho mayor alcance. Los informes de la ASF pueden tener un gran interés y uno puede ver ahí reflejados muchos problemas, puede uno aprender mucho; pero aun así son sólo una pequeña parte de la realidad.
La ASF tiene un amplio equipo de especialistas de diversas profesiones. Puede, por ejemplo, revisar y auditar una obra o varias. Puede analizar el ejercicio del presupuesto de una dependencia o de un organismo. Pero por más que se llame Cuenta Pública, esa gran cantidad de cifras llega en la práctica a muy pocas personas.
La devolución de impuestos por miles de millones de pesos a unos cuantos es una de las formas de transferir la riqueza pública a una minoría de multimillonarios. Otras de las más conocidas son el Fobaproa y sus continuaciones, desde el llamado rescate bancario, y sueldos y prestaciones exageradamente elevados a decenas de miles de funcionarios.
Uno de los problemas que tenemos es que si bien un organismo con facultades oficiales como la ASF puede detectar algunos de estos problemas, no por ello se les va a eliminar. Esta plaga de los últimos gobiernos priístas y los panistas ahí está y ahí sigue.
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