Antonio Gershenson
A finales de abril, con motivo de una reducción en el precio oficial esperado para el petróleo crudo mexicano de exportación, mostrábamos que la tendencia real de este combustible, aquí y en el mercado mundial en el que se basa, era al alza. Nuevo datos apuntan a una alza a precios incluso mayores.
Primero, consideramos los precios promedio de los crudos de referencia tradicionales, WTI del oeste de Texas y Brent de la parte inglesa del Mar del Norte. Después de los datos mencionados en ese artículo anterior, que se pueden resumir en una alza de alrededor de tres dólares por mes de enero a abril de 2007. Luego de una baja de unos centavos en mayo, en lo que va de junio (la primera mitad) hay una alza de dos dólares y medio. Y tenemos enfrente el periodo de vacaciones de verano en el hemisferio norte, con un mayor consumo de gasolina en las carreteras; los posibles, meteorológicamente previstos, huracanes en el Golfo de México, aunque no necesariamente tengan que ser tan fuertes como los que hicieron subir de manera muy importante los precios de la energía hace dos años, y la inestabilidad política en regiones en las que hay países exportadores de petróleo.
Hay un segundo elemento, muy importante y que puede traducirse en cambios básicos en el mercado mundial del petróleo crudo. Uno de los crudos de referencia, el WTI, está dejando de serlo. Su comportamiento está dejando de ser representativo del comportamiento del conjunto del mercado mundial. Y este tipo de crudo es ahora más barato que, por ejemplo, el Brent, a pesar de ser más ligero (lo cual implica mayor rendimiento en gasolina en una refinería similar) y con menos azufre que el Brent. Históricamente, y técnicamente, ese crudo texano era y debía ser más caro que el Brent.
Todavía en enero pasado el WTI fue, en promedio mensual, casi dos dólares más caro que el Brent; pero luego ha sido, desde abril, más de tres dólares más barato. Podemos comparar este crudo texano con el ANS de Alaska, de peor calidad y que es el principal abastecedor de la costa del Pacífico del mismo Estados Unidos. En enero, el ANS era, como corresponde a su calidad, tres dólares y medio más barato que el texano. Pero su precio relativo ha subido sin cesar, y ya en abril era más de un dólar más caro que el WTI. ¿Hasta qué punto se puede seguir considerando como "de referencia" este último, si el comportamiento del precio de la variedad más importante para la costa del Pacífico de su mismo país es totalmente diferente?
De ahí que en algunos medios petroleros se empiece a considerar al Brent como crudo de referencia por sí solo. Y si esta apreciación se generaliza, eso implica que el precio promedio real del crudo en el mercado internacional sería mayor que el promedio de los "dos crudos de referencia" que hemos tomado como base para los precios mundiales.
Esto, a su vez, es parte de un fenómeno más amplio. El proceso de abandono del dólar como moneda de referencia en el ámbito mundial es gradual, pero no se ha detenido. En especial, se le usa menos para transacciones petroleras, aunque hay países que han hecho el cambio de manera más general.
Todo lo anterior nos muestra que lo que decíamos a finales de abril, en cuanto a que la baja en la previsión oficial de precios petroleros de exportación para 2007 iba en el sentido contrario de una realidad con precios crecientes del petróleo y de la energía en general. Ahora se ve que hay incluso, en ese sentido, elementos adicionales como el debilitamiento como pieza de mercado del crudo WTI, que a su vez es la parte más barata del promedio que hemos usado en el plano mundial. Esto, como vimos, lleva a un precio promedio real más elevado, además del aumento en el mismo binomio WTI-Brent.
También, como dijimos entonces, debemos estar alertas ante la distribución de los nuevos excedentes petroleros. Deben usarse en inversión de Pemex, y el remanente en inversión en infraestructura, y no, como ha sucedido, para beneficiar a minorías privilegiadas.
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