Historia de una construcción social
La noticia del año
Las noticias son una construcción mediática. Todos los medios construyen noticias.Algunos lo hacen con ética, otros -decididamente- mienten.
Los medios de comunicación disputan la construcción de la realidad. Muchos intentan que esa realidad esté lo más próxima a la verdad, otros -definitivamente- la inventan en línea con sus intereses económicos, políticos e ideológicos.
Desde una ideología de la desideologización de los públicos, los inventores de la realidad negada trabajan diariamente para universalizar su mensaje.
De la mano de la concentración económica -hora tras hora-, van imponiendo noticias que dan la vuelta al mundo en formato televisivo, radial y gráfico. Repicando por Internet sus mejores títulos.
Resistencias verdaderas
Pero no todo está perdido.
La resistencia a la manipulación mediática (por ahora fragmentada y desorganizada) tiene activistas atrincherados en todas las tecnologías de la comunicación.
En Latinoamérica, un puñado de gobiernos, asumió desde hace dos años la tarea de gestar un medio público de alcance mundial.
Ante el anuncio de tamaño propósito se lanzaron sobre esta iniciativa quienes se creen dueños del poder simbólico del mundo. El parlamento de EEUU analizó la posibilidad de impedir, por vía tecnológica, el nacimiento de TeleSUR.
En una lucha desigual por llegar al público, la empresa multiestatal integrada por Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela sufre diariamente una velada ofensiva, secuela de aquella intentona parlamentaria, que le impide entrar en las cadenas de cable controladas monopólicamente por quienes desde organizaciones como la SIP dicen defender la libertad de prensa.
La criminalización de la realidad
La mayoría de los gobernantes de América Latina buscan caminos de integración en temas que tienen que ver con la seguridad de la gente: el Banco del Sur, en lo económico, o PetroSur y PetroCaribe, en lo energético.
Los medios de comunicación que consolidaron su posición económica en los 90, que se ubicaron en el centro de la escena política, que alentaron el modelo privatizador y el desguace de los Estados, los mismos que demolieron la justicia con denuncias sin pruebas, hoy van por el control de toda la realidad.
El cambio de signo en los gobiernos, ganado por los triunfos populares que rechazaron los ajustes y los tratados neocolonialistas como el ALCA, produjo en los medios un corrimiento de su acción.
Los medios en línea con el Poder real no dan tregua a los nuevos gobernantes. En una acción combinada y persistente utilizan estrategias de desgaste y apelan a la discriminación ya sea por su origen obrero o indígena como Lula y Evo Morales. Por su carácter de militar, pero popular, como Hugo Chávez o ex-combatientes como Daniel Ortega. No soportan que Bachelet, Correa, Cristina Fernández o Tabaré Vasquez convoquen a su gestión a ex-guerrilleros, piqueteros o luchadores sociales.
La judicialización del conflicto social que sufrieron cuando movilizaban, cortaban rutas o hacían paros, se convierte ahora en judicialización de los actos soberanos de gobierno.
Así sucede cuando cancelan la deuda con los organismos multilaterales de crédito, cuando renacionalizan o estatizan los patrimonios nacionales, cuando avanzan con retenciones a las exportaciones, o lo más significativo: cuando impulsan reformas constitucionales.
La celosa mirada del amo se hace foco o editorial periodística para censurar la acción transformadora.
Bajo el estricto control de la agenda diaria, los grandes medios orientan a la gente para que se desentienda de los cambios propuestos.
En activa defensa del orden económico, social y político establecido en el fin de siglo, los diarios, las radios y los canales de televisión privados, privan a la gente de la información que les permitiría debatir las propuestas.
Favorecidos por las reformas a los estados realizadas por los Menem, Collor de Melo, Fox, Andrés Perez, Batlle, Gutierrez o García Meza, los medios concentrados y transnacionalizados criminalizan la realidad.
La noticia del año
Pero por distintas razones que contradicen la realidad descrita, el fin de año nos encuentra en la espera(nza) activa de una buena noticia.
Más de 50 años de lucha interna en Colombia comenzarían a cambiar por el signo de la paz, si se confirma la decisión de las FARC.
TeleSUR participó de la construcción de la noticia del Canje Humanitario. Utilizó todas las herramientas periodísticas a su alcance para que aquella convocatoria de Alvaro Uribe a Piedad Córdoba y Hugo Chávez se convirtiera en la información más esperada: la liberacíón de los prisioneros.
El temor al show de la guerrilla fue el argumento con el que se cortó abruptamente aquella mediación y hoy sigue siendo el discurso del gobierno colombiano para sumar incertidumbre a las liberaciones prometidas. Argumento débil para romper el camino de la negociación.
Pero por vía de la comunicación -construída humanitariamente- el espíritu del Canje alcanzó a la derecha francesa y movilizó a la nueva izquierda latinoamericana, con Kirchner, Lula y Correa en el compromiso solidario.
La intención de truncar el camino se revirtió; la noticia construída con la participación de la sociedad civil, los usuarios de medios, gobernantes humanitarios y algunos empresas entre los que se incluye TeleSUR, se presenta hoy como un modelo del rol integrador que le cabe a la Comunicación Social.
A la realidad y a los Medios que la construyen le está llegando la hora de la verdad.Enhorabuena.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario