martes, diciembre 11, 2007

Nuevas provocaciones del Gobierno de EE.UU. contra la dignidad del pueblo cubano


• Manipula y agasaja la Sección de Intereses de Washington en La Habana a mercenarios proanexionistas

En la casa de uno de los funcionarios de la Sección de Intereses de EE.UU., los mercenarios reciben instrucciones del amo.




Pedro de la Hoz

El Gobierno de Estados Unidos incitó y auspició nuevas provocaciones contra la dignidad del pueblo cubano, las cuales tuvieron lugar el último domingo y ayer lunes en dos escenarios de esta capital.

En el paseo de la Quinta Avenida, frente a la Iglesia de Santa Rita de Casia, un grupúsculo de mujeres conocidas por sus estrechos vínculos de dependencia con las autoridades norteamericanas y la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana se manifestó de manera desafiante el domingo, con el apoyo de personas llegadas expresamente del extranjero aprovechándose de las bondades del visado turístico que Cuba otorga.

Al día siguiente, lunes, otro reducido grupo orquestó una provocación similar en el Parque Villalón, de la barriada de El Vedado, frente al teatro Amadeo Roldán.

En ambas ocasiones, trabajadores, estudiantes, vecinos, gente de pueblo, dieron una contundente respuesta verbal a estos elementos, sobre la base de los principios humanistas y éticos que fundamentan la unidad de la familia revolucionaria.

Detrás de estos hechos, que tomaron como pretexto la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, se halla la frenética actividad subversiva que contra nuestro país lleva a cabo la administración del presidente George W. Bush, comprometida visceralmente con la mafia anticubana del sur de la Florida, y sus representantes diplomáticos en La Habana.

A lo largo del año, funcionarios de la Sección de Intereses han sostenido más de 300 contactos de diversos tipos a fin de asegurar la sumisión de elementos mercenarios al publicitado programa con el cual los inquilinos de la Casa Blanca pretenden destruir a la Revolución cubana.

Durante las últimas semanas, por diversas vías, incluyendo las emisoras utilizadas en la agresión radial contra la Isla y sitios digitales especialmente diseñados para socavar las bases de nuestra sociedad, se dieron a conocer proclamas y convocatorias encaminadas a convertir la jornada internacional del 10 de diciembre por los derechos humanos en un falaz acto propagandístico: ante el mundo debería mostrarse la imagen de una supuesta oposición interna activa y victimizada.

La serenidad, la firmeza y el civismo de nuestro pueblo impidieron que fructificaran tales provocaciones. Ambos actos, raquíticos por su escasa convocatoria y sumamente disminuidos en el orden moral, se diluyeron como pompas de jabón. En el ánimo de los mercenarios, muchos de ellos con antecedentes delictivos, estuvo la intención de ganar méritos que faciliten su migración hacia los Estados Unidos.

Horas después del último incidente se hizo evidente, de manera impúdica, el maridaje entre Washington y sus lacayos en la Isla. Aproximadamente 60 mercenarios acudieron solícitos a la casa de uno de los funcionarios de la Sección de Intereses, sita en 7ma. y 24, Miramar, para recoger las invitaciones y tomar los vehículos que los conducirían a la residencia del jefe de la representación, Michael Parmly, quien los agasajó por sus servicios y los alentó a perseverar en sus actitudes genuflexas y anexionistas, respaldadas en el nuevo presupuesto de 45,7 millones de dólares aprobado recientemente por el Congreso de EE.UU. que asegura la paga a los mercenarios.

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