Del y sobre el miedo
MÉXICO, D.F., 9 de julio (apro).- Patéticos vivientes: reciban el saludo del que escribió: “al que vive temiendo, nunca le tendré por hombre libre”.
Lo siento, mis distinguidos, pero conforme a mi pensar y aunque me apene decirlo, contra lo que ustedes creen y sostienen con tanto énfasis y arrogancia, no considero que sean seres libres, ya que el miedo es el sentimiento que más los conforma y rige en ese hoy en que respiran. Nieguen, si pueden, que en ese su hoy los ricos no temen a los pobres, por aquello de que se suelte la caballada, si los pobres, por su parte, no tienen miedo a los ricos, si esos miedos no pocas veces se diluyen en silencios cómplices, conscientes ambos grupos o tribus de que “calladitos nos vemos más bonitos”, aunque todo siga igual, la cuestión es no hacer olas.Desmientan, si pueden, que en ese hoy en que se mueven, los obreros no tienen miedo a que sus patrones, empleadores como los llaman actualmente, los despidan; si no tiene miedo el empresario a ser absorbido, a ser desplazado por otro competidor más eficiente del libre mercado; si no tiene miedo el ciudadano incluso en su casa --¿no que es su castillo?— a ser víctima de la violencia de los delincuentes solitarios, de las mafias del crimen organizado, a las acciones arbitrarias de la policía, a los huecos, a las lagunas de la ley, que tantas y tantas veces propician la impunidad de los transgresores de toda laya de la misma; si no tienen miedo a los países ricos a los trabajadores que les llegan de países pobres, y hasta de los considerados emergentes, en busca de mejores sueldos o de trabajos que no encuentran en sus países de origen… y aquí le corto, pues seguir sería el cuento de nunca acabar.Ustedes, mis distinguidos, dirán si es o no verdad que el miedo siempre disminuye e incluso degrada al que lo siente; si el miedo no puede llevar a la desesperación; si el miedo no hace al hombre pusilánime, sumiso y hasta servil.Teniendo en cuenta lo anterior y que en ese su hoy por el miedo, y en el miedo se mueven generalmente, no es extraño que haya tantos frustrados, tantos amargados, tantos enfermos de estrés entre ustedes, pues como dijo el Arcipreste de Hita:
Al ome con el miedo nol sabe dulce cosa,
non tiene voluntad clara, la vista temerosa,
non miedo de la muerte la miel non es sabrosa
todas cosas amargan en vida peligrosa.
Tampoco es de extrañar, pero sí lamentable, que tantos de ustedes hagan del miedo una industria, como lo hace la delincuencia organizada, o como esos sujetos que hacen del uso del miedo un modo de vida; esos, los que se suben al transporte público, generalmente por parejas, y limosnean diciendo a la gente: “Perdonen. Acabamos de salir de la cárcel y no tenemos trabajo, por eso les pedimos que nos ayuden con lo que sea su voluntad. Perdonen las molestias, pero esto es preferible a que los asaltemos”.Y más lamentable es que los ricos, los amos del dinero, a través de sus instituciones, de sus corporaciones también hagan uso del miedo, del chantaje, como cuando amenazan con no hacer inversiones de capital si no se le hacen concesiones, ejemplo: cuando piden reformas laborales que dejen de lado a derechos conseguidos por los trabajadores o flexibilidad en los contratos de trabajo que precarizan al mismo, o cuando demandan privilegios fiscales, disminución e incluso exención de impuestos, todo lo cual lleva a una mayor concentración del capital, del dinero, cada vez más en menos manos y a una brecha mayor entre los ricos y los pobres, así entre los países como entre las personas, lo que fomenta, alimenta y contribuye a la persistencia del recelo y el miedo entre ricos y pobres igualmente entre los países y los individuos, como ya hemos mostrado en lo expuesto hasta aquí.Hay algo que inquieta y agita el polvo de mis huesos: el que no falten y más bien sobre gobiernos, de países incluso considerados emergentes; que aceptan e incluso hasta amplían y privilegian más esas peticiones del capital, de los amos del dinero.
Ante esta realidad, pregunto: ¿lo hacen por ignorancia? ¿Por necesidad? ¿O porque se benefician intereses muy particulares con esas peticiones de los amos del dinero? ¿O acaso por miedo?
Servidor, fiel a lo que ha expuesto a lo largo de la presente, cree que por miedo.
Lector, ¿cuál es tu opinión?
Por favor no tengas miedo y sé sincero al menos contigo mismo.
De ustedes en verdad por la verdad y en la verdad.
HORACIO
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