Luis Javier Garrido
Las iniciativas políticas o golpes mediáticos de Felipe Calderón no nada más han generado un clima de violencia y desastre en México sino que siguen dañando a la vida económica y social sin permitirle a los grupos de ultraderecha que lo sostienen monopolizar el poder político como ha sido su objetivo.
1. La paradoja de Calderón es que pretendiendo gobernar a través de los medios, dando supuestos golpes efectistas, sigue hundiendo la economía del país, y dañando no sólo a los trabajadores sino a muchos empresarios aliados suyos, sin lograr levantar ni a su gobierno ni a él mismo del desprestigio en el que se hallan, el cual es consecuencia no sólo de su origen ilegítimo e ilegal, sino de las políticas antinacionales y antipopulares que han buscado imponerle al país.
2. La administración de facto calderonista no ha escondido a lo largo de estos 30 meses, en que él ha sido incapaz de gobernar y, en consecuencia, de aplicar la ley para beneficio de la mayoría de los mexicanos, que lo único que le interesa es lograr lo que no consiguió Vicente Fox durante su sexenio: que una serie de grupos mafiosos de la ultraderecha, subordinados a los intereses de algunas multinacionales, se apoderen plenamente del aparato de Estado en México para lucrar con los recursos estratégicos del país, y es por ello que sigue buscando con torpeza inaudita esos golpes seudoefectistas y pretende seguir violando la Constitución y las leyes a fin de satisfacer esas ambiciones privadas.
3. La estrategia que le diseñaron a Calderón sus asesores estadunidenses (que también los tiene) y, sobre todo los españoles, desde el inicio del sexenio, estuvo caracterizada por un profundo desconocimiento de la realidad mexicana, a la que creyeron podían manipular fácilmente gobernando a través de los medios, si a eso se puede llamar gobernar: el tratar de confundir, de engañar y de amedrentar. La derecha del PP español es la más derecha de todas, decía hace poco el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero (El País, 26 de mayo), queriendo decir seguramente la más fascista de toda Europa, y no se puede desconocer que son sus personeros los que están gobernando a México.
4. La trágica mascarada de la “guerra contra el narco” no significaba en realidad luchar contra los cárteles, que están más bonancibles que nunca, sino confundir y amedrentar a los mexicanos, que a pesar de todo nunca se dejaron, y crearle una aureola de líder a Calderón, lo que a fin de cuentas también resultó imposible, y el saldo ha sido en consecuencia de un desprestigio absoluto del gobierno, de las fuerzas armadas y del propio Calderón, luego de meses en que sistemáticamente se ha trasgredido el orden constitucional con una violación dramática de los derechos fundamentales de los mexicanos, y una serie de crímenes de Estado, de nuevos desaparecidos y de presos políticos, que superan a los de los años del diazordacismo. La alerta sobre la fiebre porcina no pretendía, a su vez, tampoco proteger la salud de los mexicanos, ya que el problema no existía como se presentó sino que fue magnificado por el gobierno, que por otro lado ha ocultado cómo el poder espurio sigue desmantelando las instituciones públicas de salud.
5. Las detenciones de funcionarios locales y municipales en el estado de Michoacán, el martes 26 –en un operativo militar que quiebra absolutamente el orden constitucional, pues el Ejército no es Ministerio Público ni Policía Judicial o ministerial–, no buscaron, a su vez, de ninguna manera depurar a la burocracia gobernante, pues si así fuera se tendría que arrestar a más de la mitad del gabinete de Calderón, y de paso a la familia del corrupto panista Vicente Fox, gran protector y aliado del narcopoder, sino funcionar como un nuevo golpe mediático para tratar de levantar al desprestigiado Calderón y al PAN en la coyuntura actual, lo que a todas luces tampoco les está funcionando. Fue indudablemente un burdo operativo con finalidad electorera, como tanto se ha repetido, cuyo eje no es la detención de unos cuantos servidores públicos, varios de los cuales habrán de ser pronto liberados, sino la presentación que de dicho operativo hicieron los medios, en especial la radio y la televisión, que ocultaron la filiación partidista de los arrestados para proyectar la imagen de un gobernador del PRD inepto e incapaz, en el que fue un nuevo acto de traición de Calderón esta vez a sus aliados perredistas de las corrientes cardenista y de los chuchos, a los que trató como a sus sirvientes recordando quizás su derrota estrepitosa como candidato a gobernador de Michoacán en 1995.
6. La obsesión patológica de Calderón y sus allegados por imponer al PAN en las elecciones los ha llevado a estos golpes mediáticos que buscan no tan sólo convencer al electorado de votar por ellos, lo que se ve como imposible, sino lo que es más grave: justificar el macrofraude electoral que se dice están preparando, y en el que los resultados oficiales, contrarios a la realidad, serían consecuencia, según la explicación que se daría, de un viraje del electorado. De ahí que varios de los asesores extranjeros de Los Pinos estén fraguando un macrogolpe mediático previo a los comicios.
7. Resulta muy significativo, por otra parte, que dicho operativo se haya efectuado ilegalmente por las fuerzas armadas en Michoacán, estado en donde el Ejército mexicano es objeto de gravísimas acusaciones a escala internacional por diversos delitos y actos de barbarie cometidos contra la población civil, según múltiples denuncias, como lo registra el más reciente informe de Human Rights Watch, que describe con detalle 16 crímenes atroces contra más de 70 víctimas, según destacaba en su primera plana El País el sábado 23.
8. El gobierno espurio de Felipe Calderón es señalado también a escala internacional en estos reportes, minimizados por los medios mexicanos, por la sistemática violación que ha cometido en materia de derechos humanos en estos dos años y medio en los estados más pobres del país, por los múltiples desaparecidos, entre los cuales se hallan Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, militantes del EPR, y por las decenas de presos políticos, como Ignacio del Valle y varios miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco, todo lo cual constituye una vergüenza para México.
9. Un hecho más no debe desdeñarse en este escenario, y es que el desastre nacional se ha agravado por el hecho de que cuantiosos recursos del país, que deberían ser utilizados para obras sociales, están siendo desviados para que los grupos mafiosos que sostienen a Calderón puedan apoderarse plenamente del poder político, y que parecen desconocer que el poder mediático tiene sus límites.
10. El poder mediático existe por el desprecio que algunos gobernantes tienen a sus pueblos, pero en México está fracasando, y lo que acontezca en los próximos meses va a poner las cosas en su sitio.
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