sábado, octubre 16, 2010

Suárez Coppel, dispendio en tiempo de crisis

Designado por Felipe Calderón para dirigir, en tiempos de profunda crisis, la principal empresa del Estado, Juan José Suárez Coppel no es un funcionario que se afane en aplicar los recursos públicos con sobriedad. Durante su gestión como director corporativo de Finanzas, en el sexenio pasado, gastó dinero de Pemex en hospedaje en hoteles boutique de la realeza europea, en cenas en restaurantes gourmet con la aristocracia inglesa y en bebidas en los bares de moda de la Quinta Avenida de Nueva York y Londres.

Los especialistas en materia energética lo señalan como corresponsable de la quiebra técnica que hoy vive Petróleos Mexicanos (Pemex); las organizaciones de trabajadores petroleros, de ser partícipe de la privatización a la que se encamina la paraestatal. También ha sido señalado de estar implicado en contrataciones irregulares a favor de consultorías y transportistas de hidrocarburos –según dieron a conocer la Secretaría de la Función Pública y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional–. De allí el unánime rechazo que suscitó su nombramiento como director general de la paraestatal.

Pero hay algo más que abona al cuestionamiento de la decisión presidencial: el derroche de miles de pesos, dólares, euros y libras esterlinas entre 2001 y 2006 al viajar en vuelos premier a Europa y Nueva York, hospedarse en hoteles boutique y alimentos en mesa de reyes, sin que se tenga claridad sobre el objetivo de esos viajes, y que el hoy director de Pemex se negó a explicar en la solicitud de entrevista que hizo Contralínea.

Las facturas de los gastos personales que a cuenta del erario hizo Juan José Suárez Coppel durante su desempeño como director corporativo de Finanzas develan los excesos de quien tenía la misión de administrar financieramente la bonanza petrolera: los millones que generó la venta de los excedentes, aunado a los precios récord que alcanzó el crudo mexicano durante el sexenio foxista.

Parte de aquella bonanza fue: el consumo de costosas bebidas alcohólicas, el uso de artículos de tocador de diseñadores como Hermès, alimentación exclusiva de chefs internacionales y hasta la adquisición de boletos para los espectáculos que ofrecen los grandes teatros de Londres.

Felipe Calderón regresó a la administración pública a un personaje que a cuenta del erario, durante seis años, se hospedó en por lo menos 10 de los hoteles que figuran en la lista de “los mejores y más exclusivos del mundo”, según el ranking de las revistas internacionales de “vida y estilo”. También a cuenta del erario almorzó, comió y cenó en los restaurantes que aparecen en la Guía Michelín, publicación francesa que identifica los mejores restaurantes del mundo en calidad, servicio y lujo.

Las excentricidades de Coppel

En marzo de 2001 se hospedó durante dos noches en la habitación M1523 del New York Palace, un imponente hotel de lujo que combina el histórico hito Villard Mansion (pisos de mármol, estructuras italianas y chimeneas de mármol rojo de Verona), decretado monumento histórico desde 1882, con una moderna torre de 55 pisos, situado sobre la avenida Madison, justo frente a la Catedral de San Patricio, en el corazón de Manhattan. Pagó 1 mil 200 dólares.

El 2 de abril de ese año comió por 118.32 dólares en The Oyster Bar, en Central Park, un elegante restaurante de techo abovedado, identificado por las revistas de “vida y estilo” entre los 10 mejores restaurantes de ostras del mundo. Cenó por 160 dólares en el restaurante bar Manhattan Ocean Club.

El 3 de mayo, en Atlanta, por 45 dólares comió en Thai Chilli Cuisine –del chef Robert Khankiew–, considerado por el canal de cocina de CNN International como el mejor restaurante tailandés de Estados Unidos. Por la noche acudió al Atlanta Fish Market, un edificio de art decó que recrea las clásicas estaciones de trenes de Georgia, decorado con finos muebles de caoba y cedro de Nueva Inglaterra, desde donde los comensales se relajan mientras beben cerveza frente a las cinco pantallas planas que a toda hora ofrecen programas deportivos. Suárez Coppel cenó y bebió por 166 dólares.

La noche del 31 de mayo se hospedó en la habitación 1524 del JW Marriott Hotel, en Houston, Texas: un majestuoso hotel-galería que ofrece ropa de cama “de lujo” (sábanas de algodón y lino bordadas y edredones acolchados), pantallas planas de alta definición y habitaciones estilo contemporáneo “con ambiente residencial” rodeado por 200 tiendas de exclusivos diseñadores. Pagó 235 dólares.

El 22 de junio volvió al New York Palace a pernoctar en la habitación M2607. Se trata de uno de los siete emblemáticos hoteles de lujo en el mundo que opera la cadena Dorchester Collection. Que Suárez Coppel durmiera ahí la noche del 26 de agosto en la habitación M2905 costó a Pemex 564 dólares.

Aficionado a la comida asiática, Coppel frecuentaba los sitios gourmet más costosos, como el Nobu, el restaurante japonés más exclusivo de Nueva York, donde en 1 mil metros cuadrados se recrearon los paisajes japoneses con sus texturas naturales: abedules, pisos de madera y paredes cubiertas con piedras de río.

Viajar como lord

Viajó a Inglaterra en vuelo premier que costó a la paraestatal 59 mil 883 pesos. Arribó a Londres el 24 de septiembre de 2002. Tomó un taxi limousine, por 75.50 libras esterlinas, que lo trasladó al Mandarin Oriental Hyde Park, un palacio del siglo XIX que desde 1889 operaba como exclusivo club de caballeros y hoy alberga uno de los cuatro hoteles más ostentosos de Inglaterra; “creado con la elegancia del lujo inglés”, en plena avenida Knightsbridge, frente al emblemático Hyde Park, con los ecos de la guardia real asomando por el Palacio de Buckingham, la residencia oficial de la Reina Isabel II.

Fruta de la pasión

El 14 de noviembre de 2003 viajó de Madrid a Toledo –a 70 kilómetros de distancia– para almorzar en el Adolfo, “uno de los restaurantes más destacados de Iberia”, atendido por el chef Adolfo Muñoz Martín, premio Marqués de Desio de la Academia Nacional de Gastronomía y de la Buena Mesa “al mejor profesional de la restauración española”.

A cuenta de Pemex, Suárez Coppel y su acompañante comieron de las carnes de caza, frutos de huerto, aceites, especias y dulces que el chef Adolfo sirve en una casona judía del siglo XI, decorada con estucos venecianos, entre telares y policromías del siglo XV. Su mesa se vio rebozada de jamón de bellota, bogavante en ensalada y estofado de lentejas verdes, flor de calabacín en tempura y vieira, chipirón (calamar) sobre pisto de invierno y salsa en tinta, lubina a la parrilla y tiznao, ensalada de frutos rojos con fruta de la pasión.

Suárez Coppel, patrimonio en duda

En sus primeras declaraciones como director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) dijo que encontró la paraestatal mal administrada y con visos de corrupción. En 2007, como vicepresidente financiero del Grupo Modelo, Juan José Suárez Coppel fue involucrado por funcionarios de muy alto nivel de la Secretaría de la Función Pública (SFP) –entonces a cargo de Germán Martínez Cázares– en irregularidades en la asignación de millonarias adjudicaciones a contratistas de Pemex a cambio de sobornos en efectivo y viajes, y de depósitos millonarios en cuentas personales, que habría recibido entre 2001 y 2006 como financiero de la paraestatal, según las indagatorias que llevaba la SFP.

LEER ARTICULO VOMITIVO COMPLETO AQUI.

Mario Di Costanzo Director General De PEMEX, Suárez Coppel, 'Se Da Vida De "Diva" Cuando Viaja'

http://www.youtube.com/watch?v=WTWKmg3FU8I

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