sábado, junio 09, 2012

Pemex alienta el mercado negro de refinados

Se incrementa el mercado negro de refinados, en el que participa el crimen organizado a través del robo de gasolina, diésel, lubricantes, turbosina y gasavión, producidos por Pemex Refinación. También el contrabando de materias primas que se utilizan para adulterarlos y multiplicar su volumen. En el país proliferan los establecimientos irregulares de venta clandestina, aunque también los comercializan los franquicitarios gasolineros. Ante los aumentos a los precios de la gasolina y el diésel, automovilistas, transportistas e industriales recurren cada vez más a esos combustibles robados o adulterados. Distribuidores oficiales de Pemex revelan cómo desde la paraestatal se promueve el mercado negro 

La ciudad de Mérida, en la península de Yucatán, y Puerto Vallarta, en el Pacífico mexicano, reflejan con claridad el crecimiento exponencial del mercado negro de refinados: en la llamada ciudad blanca, son 120 las gasolineras franquicia de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero hay 350 estaciones de servicio en las que los consumidores pueden comprar gasolina, diésel, lubricantes y hasta turbosina; es decir, más del doble –230– son estaciones piratas. En Vallarta operan 20 franquicias, pero sólo a seis les surte el único distribuidor oficial de Pemex.
En ambas metrópolis, como ocurre ya en muchos puntos del país, una buena parte de los refinados que se comercializan de manera formal e informal, lo mismo en gasolineras oficiales que en los expendios clandestinos, provienen del llamado mercado negro. Aunque todos los produce Pemex, éstos le son robados para su venta directa al consumidor o para su adulteración –como si fuese leche rebajada– y posterior reventa. Sus agentes consignatarios se identifican como “proveedores genéricos de Pemex”.
Entre los “proveedores genéricos” hay contratistas y empresarios de la industria petrolera, grupos de ordeñadores e integrantes de los cárteles de la droga, que a partir de 2006 incursionaron en la industria del “oro negro”, haciendo de ésta una de sus importantes fuentes de ingresos, tal y como lo documentan informes de seguridad interna de la paraestatal.
A pesar de que en diciembre de 2011 entraron en vigor las modificaciones a la ley que endurecieron la penalidad en el robo de hidrocarburos, tipificándolo como “delincuencia organizada”, no se ha inhibido ni el robo ni su comercialización ilegal; en todo el país el mercado negro de refinados continúa expandiéndose, constriñendo al formal.
En 2007 –el primer año de la administración de Calderón– por ejemplo, Pemex Refinación suministraba en promedio 15 mil 401 litros diarios a cada una de las gasolineras del país; ahora, a pesar de que el parque vehicular se incrementó, la cifra de ventas formales cayó a 12 mil 763 litros por gasolinera en promedio.
En cambio los “proveedores genéricos” van viento en popa. Expandidos por todo el país, manejan un negocio estimado por la contraloría interna de Pemex Refinación en 50 mil millones de dólares anuales. Sus ventas van a la alza, estimuladas también por los aumentos que el actual gobierno ha impuesto a los refinados.
La creciente demanda de “refinados baratos” tiene en consecuencia la mayor incidencia en la ordeña de poliductos de Pemex Refinación. Informes de la paraestatal señalan que entre enero y abril de este año se identificaron 503 tomas clandestinas, 383 de ellas en los poliductos de Refinación y otras 79 en sus oleoductos. El resto de tomas ilegales correspondieron 24 a instalaciones a cargo de Pemex Exploración y Producción y las otras 17 de Pemex Gas y Petroquímica Básica.
Desde esas 383 tomas en poliductos, se ordeñaron gasolina y diésel en cantidades industriales: unos 859 mil 417 barriles sólo entre enero y abril de este año. De las 79 tomas en oleoductos se extrajo petróleo crudo que los “proveedores genéricos” habrían comercializado para clientes que lo utilizan principalmente en abastecer calderas.
Igual que el año pasado, en 2012, Sinaloa sigue como la entidad con mayor incidencia de tomas clandestinas. Es la región donde, desde 2010, los “proveedores genéricos” de Pemex obtienen la mayor parte de refinados con que abastecen a su creciente clientela. Le siguen Tamaulipas, Veracruz y Nuevo León.
Comercializan sus refinados tanto en los expendios clandestinos como en algunas de las 9 mil 232 estaciones de servicio de Pemex. A estas les abastece no sólo de los refinados que se ordeñan de la red de ductos, sino también los que sustraen de forma “hormiga” de las seis refinerías –Tula, Salamanca, Cadereyta, Ciudad Madero, Salina Cruz y Minatitlán–, y los que los conductores de pipas (propiedad de Pemex, o las que la paraestatal renta a terceros para el transporte de sus hidrocarburos) sacan de varias de las 77 terminales de almacenamiento y reparto (TAR).
Al igual que la gasolina y diésel que los choferes sustraen mediante mangueras de los embarques adquiridos por otros clientes, práctica conocida como huachicoleo. Aunque esta sustracción regularmente se hace en pequeñas cantidades, ante la Cámara de Diputados, el presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros, Pedro González, refiere que la merma de gasolina que sale de Pemex es de hasta 10 mil litros por pipa, lo que equivale a entre el 20 y 25 por ciento de cada embarque. Según sus cálculos, en promedio 20 mil millones anuales de litros de gasolina se venden en el mercado negro.
Ante este panorama, distribuidores oficiales de Pemex denuncian que la flexibilidad que la subsidiaria Refinación da a los franquicitarios para que a libre albedrío elijan la vía de adquisición y transporte para sus embarques facilita que a las gasolineras oficiales les abastezca de sus productos los “proveedores genéricos”.
“Pemex comenzó a darle a los franquicitarios la opción de elegir la vía de suministro y transporte de sus entregas de refinados. Eso facilitó el trasiego y la comercialización de los hidrocarburos robados o adulterados, en los circuitos comerciales legales de Pemex”, coinciden en entrevista diversos distribuidores oficiales, que pidieron el anonimato.
Pemex tiene hoy autorizados a 23 distribuidores de primera mano que proveen de refinados a una parte de los franquicitarios de Pemex. Sobre esos distribuidores aún tiene mayor control. Sus instalaciones reciben periódicas visitas de inspección de las autoridades federales encargadas del combate al mercado ilícito de hidrocarburos.
Los distribuidores oficiales señalan que a lo largo del sexenio han visto una caída estrepitosa en sus ventas “debido al incremento del mercado negro”. Ahora, dicen, “desde Pemex Refinación se sigue impulsando que los franquicitarios decidan voluntariamente a quién le hacen su compra, y cuando se reporta que hay un franquicitario comprando producto robado o adulterado la autoridad no lo investiga”.
El argumento oficial de la paraestatal es que una vez que el refinado pasó de la garza de llenado de sus TAR a la pipa, es responsabilidad exclusiva del comprador.
Aunque en las sesiones del Consejo de Administración de Pemex Refinación el comercio ilegal de refinados es un tema que ha comenzado a plantearse como un asunto grave, en el área operativa y frente al creciente mercado negro, los funcionarios, lejos de extremar su control para evitarlo, buscan darle más flexibilidad al circuito de comercialización de refinados, según el oficio interno de Pemex Refinación PXR-SC-GVM-256-2012, emitido el pasado 17 de abril, clasificado como confidencial por un periodo de un año.

Negocio en boga
El mercado negro de refinados comenzó a registrarse en 1999. Jaime Mario Willards Andrade –amigo personal del expresidente Ernesto Zedillo– dirigía Pemex Refinación, subsidiaria en la que dejaría huella, implicado en un supuesto fraude por 140 millones de pesos. En aquellos años se detectó el contrabando de aditivos empleados para adulterar y duplicar el volumen de refinados.
La gasolina y el diésel se adulteran con solventes K (sucedáneo de diésel), L (sucedáneo de gasolina) o algunas otras sustancias que también produce Pemex. Los solventes K y L se obtienen del procesamiento de los líquidos de gas natural. Los compran los propios contratistas y franquicitarios para formular sus “combustibles alternos” que comercializan de manera directa, o bien, los revenden a otros franquicitarios o al sector industrial.
El diésel es el que se adultera con mayor facilidad: se mezcla aceite ligero con ciertos solventes para reducir la viscosidad y temperatura de inflamación. Los aceites que más se emplean para su adulteración son el Pale Oil, Pale Oil 45- 60 y Negro de Humo, debido a que tienen un nivel de viscosidad muy parecida a la del diésel.
En el gobierno de Vicente Fox, el desorden administrativo que privó en Pemex se reflejó también en la falta de controles volumétricos, lo que facilitó que los refinados del mercado negro pudieran comercializarse en los circuitos formales. Hasta hoy, el escenario es el mismo. La petrolera continúa sin inventarios precisos de la producción, almacenamiento y venta de sus petrolíferos, lo que facilita el negocio sucio.
 Prolifera diésel pirata   
En el sexenio de los gasolinazos, los refinados han registrado casi cien aumentos. El 1 de diciembre de 2006, el litro de gasolina Magna Sin costaba 6.74 pesos y 8.29 pesos la Premium; a mayo, la Magna llegó a 10.18 pesos el litro, y a 10.54 la Premium. El diésel alcanzó por primera vez un precio tan alto como la gasolina: de los 5.70 pesos que costaba el litro en diciembre de 2006, este mes de mayo llegó a 10.54 pesos.
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