México es un país que ha desarrollado gran capacidad para la producción y refinación petrolera. Las primeras refinerías datan del siglo XIX: en 1887 se refinaba petróleo en Villa Cecilia y en Pueblo Viejo, hoy Ciudad Madero, Tamaulipas.
Hemos tenido la capacidad de
desarrollar nuestra industria. Los grandes descubrimientos de
yacimientos petroleros en Veracruz, Tamaulipas y San Luis Potosí fueron
descubiertos por el ingeniero mexicano Ezequiel Ordoñez.
A partir de 1901 los trabajadores
mexicanos comenzaron a explotar el petróleo en El Ébano, San Luis
Potosí, pero esa gran riqueza sólo era aprovechada por la Mexican
Petroleum Company y la Huasteca Petroleum Company. A los trabajadores
sólo les tocaba la explotación y el maltrato. A Doheny le apodaban el Cruel.
A los pobladores se les despojaba de sus tierras, dividían sus
comunidades, asesinaban a sus familias. Novelas como La rosa blanca, de
Bruno Traven, y México negro, de Francisco Martín Moreno, se refieren a esta amarga historia.
Los trabajadores mexicanos construían
refinerías y oleoductos, y al final de la obra eran despedidos. En 1908
se estableció una nueva refinería en Minatitlán, Veracruz. En 1915, La
Huasteca Petroleum Co construyó una nueva refinería en Mata Redonda,
Veracruz, con capacidad de 75 mil barriles diarios.
Los petroleros que enfrentaban una
cruel situación laboral convirtieron a las ciudades de Veracruz y
Tampico en baluartes de la organización. Las refinerías se convirtieron
en semilleros de lucha sindical: para sus actividades necesitaban
electricistas, soldadores, mecánicos, fogoneros, técnicos y
trabajadores calificados como perforadores, medidores, probadores,
mayordomos. Para el funcionamiento de las refinerías se les daba planta a
los trabajadores, lo que les permitió organizarse. En Tampico ya había
organizaciones de ferrocarrileros, electricistas, alijadores y panaderos
que influyeron en sus compañeros.
El ingeniero mexicano Ezequiel Ordoñez
y su cuadrilla de perforación descubrieron en 1916 el espectacular pozo
Cerro Azul Número 4, en Veracruz, uno de los mantos más productivos a
nivel mundial; obtuvo una producción, al 31 de diciembre de 1921, de
poco más de 57 millones de barriles. Pero toda la ganancia fue para la
Huasteca Petroleum. Las utilidades, para los extranjeros; el trabajo,
para los mexicanos.
Las condiciones laborales eran
terribles: jornadas de 12 a 16 horas; empleo precario, sin descansos ni
prestaciones. Los petroleros comenzaron a organizarse en mutualidades,
uniones y fraternidades. En la segunda década comenzaron a organizar
sindicatos de oficio. Los petroleros se organizaron principalmente en
Veracruz y Tampico.
En 1915 había llegado la Casa del
Obrero Mundial a Tampico. Influyó en los trabajadores petroleros de la
Huasteca Petroleum y del Águila; entre los electricistas del Sindicato
Mexicano de Electricistas (SME); entre alijadores y estibadores. Los
trabajadores exigían jornadas de 8 horas, 1 día de descanso semanal,
servicio médico, respeto al escalafón, reparto de utilidades, una tienda
de abasto barata. La negativa de las empresas a garantizar los mínimos
derechos de los trabajadores llevó al estallido de huelgas en 1917 y en
1919. Ese año los Trabajadores Unidos de La Pierce que habían formado un
Sindicato de Empresa estallaron la huelga por 1 mes, que fue reprimida
brutalmente: varios trabajadores fueron asesinados y 18 fueron enviados a
las Islas Marías.
En 1919 comenzó la construcción de
cuatro plantas refinadoras en las inmediaciones de Puerto Lobos,
localizado en la Laguna de Tamiahua, Veracruz. Su propósito fue la
exportación de productos refinados. Texas Co construyó en Agua Dulce,
Veracruz, una refinería con capacidad de 9 mil 500 barriles diarios.
Para 1920 existían en México 80
compañías petroleras productoras y 17 exportadoras, cuyo capital estaba
integrado en un 91.5 por ciento por empresas anglo-estadunidenses. La
refinación se multiplicaba rápidamente. En mayo iniciaron las
operaciones de la refinería La Atlántica, propiedad de la Compañía de
Petróleo Atlántica, con una capacidad de 20 mil barriles diarios.
El 27 de agosto la empresa Continental
Mexican Petroleum Co fue autorizada para construir una refinería en
Pueblo Viejo, Ozuluama, Veracruz, con capacidad de 10 mil barriles
diarios.
Para 1920, México ya era el segundo
productor mundial de petróleo, gracias a yacimientos como el Faja de
Oro, ubicado en los estados de Veracruz y Tamaulipas. Se producían casi
200 millones de barriles anuales. En 1923 se obtuvo el nivel más alto de
producción de petróleo crudo en la época previa a la expropiación de
1938, equivalente a 530 mil barriles diarios. Comenzaron a operar
refinerías en Tamiahua, Veracruz; Doña Cecilia (hoy Ciudad Madero), y en
Tampico, Tamaulipas.
Las empresas extranjeras eran
depredadoras, sobreexplotaban los mantos, no invertían en exploración ni
daban mantenimiento a las instalaciones. Tras el boom de la década de 1920, la producción petrolera llegó a un mínimo histórico de 31 millones en 1933.
Mientras la situación de los
trabajadores no mejoraba, la organización sindical iba en ascenso. En
1923 se fundó un sindicato de empresa en El Águila, en Ciudad Madero. El
proceso de unificación fue complejo y las empresas extranjeras
alimentaban divisiones entre los trabajadores. En 1932 ocurrieron
enfrentamientos entre sindicatos de la empresa El Águila. La unión de
los trabajadores era clave para conseguir sus intereses.
Para ese año operaban 14 refinerías en
México en Mata Redonda, Madero, Tuxpan, Tampico, Agua Dulce,
Minatitlán, Árbol Grande, dos en Tampico, Tamiahua, Oxuluama, dos en
Puerto Lobos y en El Ébano.
Los obreros iban desarrollando sus
capacidades y realizando obras cada vez más complejas. En 1927 los
trabajadores mexicanos construyeron el primer gasoducto de la República,
que va de Cerro Azul a Mata Redonda, donde el gas natural era utilizado
como combustible para ser aprovechado por la Huasteca Petroleum.
En 1933 la Compañía Petrolera El
Águila inauguró la refinería de Azcapotzalco con una capacidad de 7 mil
500 barriles diarios, abastecida a través del oleoducto de Tampico. En
1934 se organizó la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la
Industria del Petróleo y Derivados en Puerto México, Veracruz: un paso
hacia la unidad de los trabajadores. Ese mismo año nació Petróleos de
México, AC, como encargada de fomentar la inversión nacional en la
industria petrolera. Y, por otro lado, se expidió un decreto que
ampliaba la franja costera hasta 100 kilómetros, con lo que se preveía
futuras exploraciones petroleras. La compañía, abreviado su nombre a
Petromex, recibió una pequeña planta de refinación primaria localizada
en Bellavista, en el margen derecho del río Pánuco.
Hubo un proceso unitario en apoyo a la huelga de 1934, de los petroleros
que exigían mejores salarios, séptimo día, jubilación, vacaciones,
vivienda. Al movimiento se integraron los petroleros de Minatitlán, Agua
Dulce, las Choapas, Nanchital, Cuchiapan, Coatzacoalcos y Francisca.
Ganaron el descanso en séptimo día pero fueron reprimidos por no
levantar la huelga cuando lo dispuso el gobierno de Abelardo Rodríguez, y
a los dirigentes los mandaron presos a las Islas Marías. En 1935
estallaron huelgas en la Huasteca Petroleum Co, en solidaridad con los
del Águila. Lograron reinstalar 14 trabajadores gracias a una huelga
general en Tampico.
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