Monsanto y la Conspiracion de la Marihuana /Ex ejecutivo de Microsoft planea la primera marca de Marihuana en EE.UU.
George Soros a través de su fundación
Open Society, financia diferentes grupos por todo el mundo con la
intención de expandir su visión de “reducción de daños”. A la vez, es
accionista de Monsanto, que busca desarrollar semillas de marihuana
transgénica con fines medicinales y para producir textiles y
biocombustibles. Soros mantiene en el país capacidad estratégica para
plantar y cosechar cualquier planta. Unir los puntos resultaría
sugestivo pero… ¿de esto no se enteran en la revista THC?
Las pruebas sobre la forma en que una conspiración logró la prohibición
del cáñamo de marihuana en buena parte del planeta a partir de 1937 son
abrumadoras y ya bien conocidas. A esta altura de los acontecimientos, el
debate sobre si un porro es adictivo o no parece ingenuo, sobre todo si
se toman en cuenta los poderosos lobbys que están manejando la opinión
pública en un tema que genera polémica: la despenalización de la
tenencia de estupefacientes y el tratamiento que debe darle el Estado a
los adictos a las drogas.
Desde legislación tendenciosa hasta
atentados y encarcelamientos injustos de activistas han dado más de un
argumento a los defensores del libre consumo del cannabis a lo largo de
la historia para sostener que una injustificada persecusión se lleva
adelante en su contra. La persecusión genera presión que tarde o
temprano estalla en expresiones populares, ya sean espontáneas o
inducidas.
Que el narcotráfico es un flagelo, no cabe la menor duda. Ver
a un tranquilo e intelectual director de la revista THC, Sebastián
Basalo, y a un descontrolado Claudio Izaguirre, presidente de la
Asociación Antidrogas de la República Argentina, acusandose mutuamente
de “narco” y alimentando el alicaído rating televisivo de Gerardo Rozín
en C5N, bastan para ver la seriedad del asunto: en el tema de la
legalización, nadie quiere estar del lado de las bandas organizadas que
cortan cabezas en Tijuana, ni del lado de los que cavan fosas comunes en
Cali, ni de los vendedores de paco minoristas en las villas.
El
debate está planteado e incluye a diferentes actores que van desde
pequeños emprendimientos editoriales a grandes conglomerados
agroindustriales, sin pasar por alto la mirada disimulada del gobierno
frente al avance de la despenalización, que parece inexorable. Más aún
en un año electoral.
La revista y el ministro
La
iniciativa 7.258 es un proyecto de modificación a la ley 23.737 del
Código penal, que establece las condenas a quienes realicen actividades
relacionadas en mayor o menor medida con el consumo, tenencia y
comercialización de estupefacinentes.
Esta iniciativa fue
presentada por las diputadas Victoria Donda y Cecilia Merchán, de Libres
del Sur, el partido de Humberto Tumini, quien a principios de este año
fue catalogado de “estúpido” por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández,
durante un (muy de moda) cruce de declaraciones en la red social Twitter
por el caso del narcoavión en Palomar.
Una de las principales
características de la propuesta es la despenalización de la tenencia de
estupefacientes y la derogación de artículos e incisos de la ley 23737 que
preveen la asistencia médica pública a los adictos condenados por
delitos. Otra sutil modificación deroga la penalización de la
comercialización de semillas para cultivar plantas utilizables para
producir estupefacientes aunque no así de la planta en sí misma. Es
decir: según esta modificación, se podrá comercializar semillas pero no
plantas vivas. Este dato es muy importante si se observa cómo se
desarrolla el entramado más adelante.
El proyecto de modificación de ley está disponible online en el sitio web de la Revista THC,
cuyos realizadores colaboraron con la redacción de la propuesta. La
revista salió a la calle en diciembre del 2006, anunciando en tapa la
cercanía de la despenalización en una tirada de 8.000 ejemplares. El
último ejemplar de la revista muestra la imagen de 8.000 jóvenes (de 30
mil en todo el país) que marcharon el pasado 11 de mayo de Congreso a
Plaza de Mayo para pedir que la policía ya no los moleste por fumar
porro en una plaza sin molestar a nadie. “Despenalización ya, no a la
tenencia simple”, fue la consigna de los manifestantes que se
encolumnaron detrás de la bandera de la revista.
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