Carlos Fernández-Vega
Si todos los padres regadores de hijos actuaran ética y responsablemente como ahora lo hacen los panistas, otro gallo cantaría en este inmoral cuan destartalado planeta. Eso sí, los blanquiazules tuvieron el detalle de guardar la buena nueva para después de las elecciones veracruzanas, en las que, de cualquier suerte, perdieron hasta la camisa.
Con tal de ocultar la verdadera paternidad de la criatura que en forma de puñal fiscal clavarán sobre la espalda de los mexicanos a partir del primer día de 2008, los diputados panistas decidieron asumir públicamente la responsabilidad del engendro del impuesto “especial” a gasolinas, diesel y gas automotriz, cuya invención días atrás atribuyeron a los priístas, aunque en realidad la idea corresponde al inquilino de Los Pinos y sus genios de escritorio.
Resulta que la fracción del PAN en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa de reforma en la que propone un aumento de 5.5 por ciento (días atrás proponían 5 por ciento) al precio final de los citados energéticos. A nombre de su bancada, el legislador Christian Martín Lujano Nicolás presentó “la enmienda”, que fue turnada a comisiones para su análisis y se prevé sea aprobada esta semana (Notimex). Con ello, dijo, se busca destrabar la “reforma” fiscal, porque finalmente alguien asumiría el costo político del impuesto “especial”. Y en automático brincó a la palestra el coordinador priísta en San Lázaro, Emilio Gamboa, para coincidir con los blanquiazules que con dicha propuesta “se destraba” la negociación, porque “Acción Nacional asume la responsabilidad del incremento a la gasolina”.
En efecto, el asunto de la paternidad de la criatura “trabó” la negociación, tras gritar a coro “nosotros no fuimos”. Y dado que el verdadero padre permanece agazapado, pero los panistas asumen la paternidad plenamente, ahora los sonrientes priístas pueden presentarse como padrastros del engendro, porque si bien aceptan la propuesta, la avalan, la aplauden y la votarán favorablemente, muy distinto, según dicen, es reconocerse como los responsables de la criatura.
El hecho es que el plazo que tiene la “continuidad” para presentar el llamado paquete económico 2008 (Ley de Ingresos, presupuesto de egresos, criterios generales de política económica y lo que resulte en materia fiscal) vence el próximo sábado, y ya panistas y priístas auguran una rápida aprobación de la autodenominada “reforma” fiscal para que ingresos y egresos federales cuadren a la hora de la hora.
Nadie sabe cómo quedará finalmente la CETU (ya se habla de 14 por ciento, contra el 19 por ciento original, cinco puntos porcentuales menos, amén de aceptarse que salarios y prestaciones sean deducibles, lo que en los hechos reduce más la tasa original); no se ha escuchado más sobre el aberrante impuesto al graffiti, ni en torno al gravamen a la informalidad, pero lo cierto es que, resulte lo que resulte, los consumidores tendrán que pagar un nuevo impuesto a los citados energéticos (por medio del cual se recaudarían alrededor de 23 mil millones de pesos) y los mexicanos todos, a quienes lo menos que le importa es la paternidad del engendro, hacer frente al efecto multiplicador en precios y tarifas.
Por lo anterior, el gobierno de la “continuidad”, por medio de la Secretaría de Hacienda, tiene preparadas, como en los tiempos de Fox, dos versiones del referido paquete económico 2008: una con y otra sin “reforma”. La diferencia entre una y otra básicamente es la cantidad de dinero disponible: de 100 a 130 mil millones de pesos, pero en cualquiera de los casos no es mucho lo que hay que esperar.
Y mientras los genios de escritorio echan números y encienden veladoras, las estimaciones sobre el crecimiento económico mexicano en 2007 se mantienen a la baja. Semanas atrás fueron tres los organismos internacionales que recortaron sus respectivas proyecciones sobre el particular (Comisión Económica para América Latina y el Caribe redujo a 3.2 por ciento; Fondo Monetario Internacional a 3.1, y Banco Interamericano de Desarrollo a 3.09), y ahora son los especialistas del sector privado mexicano e internacional los que las bajan todavía más.
De acuerdo con la encuesta periódica que sobre el tema realiza el Banco de México (en esta ocasión correspondiente a agosto), dichos especialistas (34 grupos de análisis y consultoría) redujeron a 3.03 por ciento el posible incremento del producto interno bruto mexicano en 2007, una proporción que resultaría casi 40 por ciento inferior al aumento del PIB en 2006. Eso sí, la esperanza es lo último que se pierde, y para 2008 prevén un crecimiento –así le llaman– de 3.59 por ciento, y para 2009 de 3.83 por ciento (menores a los por ellos mismos pronosticados un mes atrás).
Los tres organismos internacionales (Cepal, FMI y BID) ubicaron a la economía mexicana en el último peldaño de América Latina y el Caribe en lo que a crecimiento económico en 2007 se refiere; los encuestados por el Banco de México sólo confirmaron el triunfo de la solidez macroeconómica del país, y los mexicanos, por vigésimo quinto año consecutivo, tendrán, en el mejor de los casos, que asumir las consecuencias de un “avance” raquítico, mientras les aumentan (excepto a los barones) los impuestos.
Las rebanadas del pastel
El consejo de administración de Aeroméxico ha dicho que sí, que está bien, que es feliz con la “razonable” propuesta económica y que los Saba se pueden quedar con la aerolínea. Pero si esperan un poco más, lo más seguro es que les salga más barato, porque la caída en picada de sus acciones aún no toca piso. Total, el que pierde es el erario… Otro chivo expiatorio para justificar la censura del primero de septiembre. Se le cortó la cabeza al director de Cepropie, René Antonio Palavicini Sánchez, aunque Gobernación asegure que “se le aceptó la renuncia”.
No sé porqué sospecho que a este Palavicini le fue súperbien, una muy buena lana para que se jubile, ¡dinero a pasto y ya no tener que trabajar! es un buen acuerdo.
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