Iván Restrepo
Aunque 2007 no resultó tan grave en huracanes en el Atlántico y fallaron los pronósticos de los especialistas en el tema, en cambio fue uno de los más calurosos del último siglo. Los recientes 10 años fueron los de mayor calor. Los contrastes entre altas y bajas temperaturas son cada vez más extremos y el año pasado fue el que más evidencias ofrece del deshielo polar y el aumento del nivel de mar. Todo lo anterior ejemplifica los desajustes que causa el cambio climático. Al respecto, el secretario del medio ambiente de México advirtió durante la magna reunión de Bali que el Protocolo de Kyoto, tal como está planteado, es ineficaz para resolver los problemas derivados de dicho cambio. Agregó que al igual que los países industrializados los subdesarrollados, como el nuestro, también deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Pero olvidó decir que no contamos todavía con las políticas para lograr tal reducción.
Mientras elaboran dichas políticas, comienza el año y Estados Unidos sigue renuente a cambiar su modelo de crecimiento. Es la potencia que más derrocha hidrocarburos y más contribuye al calentamiento global, seguida muy de cerca por China e India. Primero los monopolios y después la salud del planeta. El presidente Bush, además, quiere un pacto fuera de los organismos internacionales contra el calentamiento global y a gusto de las trasnacionales de su país. Aventura destinada al fracaso. China e India, por su parte, no responden a la demanda de la comunidad internacional de que revisen su política de crecimiento a cualquier costo por los efectos nocivos que causa al ambiente global, a la salud pública y a los recursos naturales de esas dos potencias. También a otros países, como los de África, hoy receptora de la inversión asiática a cambio de recursos naturales.
En tanto, la última década se duplicó el número de muertos por los 500 desastres naturales que hubo, en buena parte por el cambio climático. Los tecnológicos dejaron 10 mil muertos, en especial por vertidos de gases o compuestos químicos tóxicos. El año pasado 142 millones de personas resultaron afectadas por los desastres naturales.
Se inicia el año que el licenciado Calderón promete óptimo en lo económico y lo social. Otra es la visión de los organismos internacionales y hasta de algunos analistas cercanos a Los Pinos. En lo ambiental seguirán los desajustes. Por ejemplo, la tercera parte de la basura que se genera en el estado de México va a sitios que no reúnen las condiciones mínimas de seguridad. A nivel nacional apenas uno de cada 10 municipios la deposita en lugar adecuado. Lejos se está de cumplir la legislación vigente sobre la materia. Tampoco se observa la aprobada para evitar la contaminación del agua: ni en el campo, las ciudades y la industria se efectúa a cabalidad el tratamiento de las aguas negras que generan. Las autoridades afirman que apenas se trata una tercera parte: el resto contamina las cuencas hidrográficas y los mantos freáticos. Por eso aumenta la contaminación de estos últimos, de los que se extrae el líquido que consumen millones de habitantes. Y si por sobrexplotación del acuífero sigue hundiéndose el área metropolitana de la ciudad de México, ocurre ya igual con Celaya.
Nuevo año y mal reporte sobre Costa Rica, ejemplo de conservación de la naturaleza y turismo no depredador: aunque prohibida desde 2005, continúa allí la práctica de cercenar las aletas a los tiburones, que luego mueren desangrados en el mar. Esas aletas, dicen los chinos, tienen propiedades curativas y afrodisiacas. No es cierto. En Asia pagan elevado precio en dólares por ellas. Los intereses económicos se imponen a la legislación protectora y continúa la captura de tiburones para cercenarles las aletas. La pesca irresponsable diezmó en México a los tiburones. Hoy las especies están más protegidas. Pero, como en Costa Rica, grupos de pescadores violan la ley en complicidad con autoridades y empresarios corruptos.
Comienza el año y Carmen Aristegui deja su espacio informativo por razones suficientemente conocidas y los funcionarios rebosan optimismo. ¿Alguien cree en las promesas oficiales?
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