Pemex y la Bolsa
Entre la "reforma fiscal" y el afán de meter a Pemex en la Bolsa de Valores, tienen una causa: al privatizar Pemex, el gobierno pierde millones de pesos de ingreso y necesita compensar con impuestos esa pérdida. El pagano, como siempre, es el pueblo.
por Fausto Fernández Ponte
I
La llamada reforma fiscal (o "reformón", así descrito por Agustín Carstens, secretario del despacho de Hacienda del Presidente de Facto) y la propuesta de invertir el capital social de Petróleos Mexicanos en la bolsa de valores, son afines.
Vero. Existe una vinculación estratégica entre la reforma fiscal --en realidad, una socaliña pretextoria para aumentar impuestos ya establecidos y crear nuevas tributaciones-- y el afán obsesivo por bursatilizar el capital social de Pemex.
Antes de proseguir cabría precisar por pertinencia el significado de capital social y la modalidad verbal "bursatilizar". El primero es la aportación de los propietarios de una empresa dada o sociedad mercantil que, en el caso, es Pemex.
Así, el capital social de los propietarios de Pemex --los mexicanos todos, los ya nacidos doquiera que estén y los que están por nacer aquí o en el exterior-- es, dígase, el monto máximo de su responsabilidad con terceros o con la empresa misma.
Y esa responsabilidad con terceros o con la empresa misma queda establecida en las escrituras y en la Ley Orgánica de Pemex, debiendo aparecer el monto del capital social como aportaciones de los socios, los casi 110 millones de mexcanos.
II
Por supuesto que el capital social de una empresa puede modificarse --aumentar o disminuir-- con nuevas aportaciones o retiros. Tocante a los retiros, éstos son realizados a discreción --no siempre acertada-- del gerente de la empresa, el gobierno.
Tocante a la bursatilización, señálese que ésta es la emisión de valores --o acciones-- en una bolsa o lonja mercantil o mercado. Esas acciones pueden ser compradas por cualquiera, incluso extranjeros, y arrebatarnos así el capital social.
Dicho de otro estilo: al bursatilizar el capital social de Pemex --que no huelga reiterar que es propiedad de todos los mexicanos-- la empresa podría cambiar de dueños, convirtiéndose así en privada y no de propiedad colectiva.
Lo grave de ésta propuesta es que fue presentada en el Senado por la bancada del Partido Revolucionario Institucional y bienquista y considerada por la del Partido Acción Nacional. Ambas bancadas enarbolan el sofisma de que bursatilizar es "democrático".
Subráyese que quien trata de privatizar Pemex es un gobierno que ni siquiera es representativo, sino de facto y, por tanto, espurio. Y bajo esa espuriedad realiza en nuestro nombre una operación que equivale, legal y moralmente, a un delito muy grave.
III
Ese gobierno surgió de un fraude electoral para alzarse con el poder y, ya ejerciendo éste, cometer una ringlera de ilícitos, empezando con la privatización de Pemex y, luego, las empresas del pueblo de México que operan en el ramo eléctrico.
Esto nos lleva al vínculo estratégico aludido párrafos atrás, entre la privatización del aprovechamiento de los hidrocarburos (desde extraerlos hasta exportarlos crudos e industrializarlos) y la generación de energía eléctrica y su abasto al consumidor.
Sábese que esa privatización sería en beneficio de intereses creados de grandes consorcios trasnacionales de Estados Unidos y España principalmente y, en segundo lugar, de los dueños, especuladores y operadores de capitales mexicanos.
Empero, privatizar el usufructo del petróleo, gas y energía eléctrica implicaría que el Estado mexicano dejaría de percibir ingresos cuyo total financia el 40 por ciento del gasto público. Para atenuar esa pérdida, aumenta viejos impuestos y crea otros.
¿Por qué ese empeño de un gobierno espurio en regalarle al capital privado estadunidense y español y local los bienes de todos nosotros? La respuesta es compleja, pero podría resumirse así: ese gobierno fue instalado por las trasnacionales.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Bienquista: bien vista, recibida con simpatía.
Ringlera: ristra, hilera, fila.
Socaliña: truco, engaño, ardid, mentira.
Sofisma: argumento aparente o artificioso para ocultar las intenciones verdaderas de una acción.
I
La llamada reforma fiscal (o "reformón", así descrito por Agustín Carstens, secretario del despacho de Hacienda del Presidente de Facto) y la propuesta de invertir el capital social de Petróleos Mexicanos en la bolsa de valores, son afines.
Vero. Existe una vinculación estratégica entre la reforma fiscal --en realidad, una socaliña pretextoria para aumentar impuestos ya establecidos y crear nuevas tributaciones-- y el afán obsesivo por bursatilizar el capital social de Pemex.
Antes de proseguir cabría precisar por pertinencia el significado de capital social y la modalidad verbal "bursatilizar". El primero es la aportación de los propietarios de una empresa dada o sociedad mercantil que, en el caso, es Pemex.
Así, el capital social de los propietarios de Pemex --los mexicanos todos, los ya nacidos doquiera que estén y los que están por nacer aquí o en el exterior-- es, dígase, el monto máximo de su responsabilidad con terceros o con la empresa misma.
Y esa responsabilidad con terceros o con la empresa misma queda establecida en las escrituras y en la Ley Orgánica de Pemex, debiendo aparecer el monto del capital social como aportaciones de los socios, los casi 110 millones de mexcanos.
II
Por supuesto que el capital social de una empresa puede modificarse --aumentar o disminuir-- con nuevas aportaciones o retiros. Tocante a los retiros, éstos son realizados a discreción --no siempre acertada-- del gerente de la empresa, el gobierno.
Tocante a la bursatilización, señálese que ésta es la emisión de valores --o acciones-- en una bolsa o lonja mercantil o mercado. Esas acciones pueden ser compradas por cualquiera, incluso extranjeros, y arrebatarnos así el capital social.
Dicho de otro estilo: al bursatilizar el capital social de Pemex --que no huelga reiterar que es propiedad de todos los mexicanos-- la empresa podría cambiar de dueños, convirtiéndose así en privada y no de propiedad colectiva.
Lo grave de ésta propuesta es que fue presentada en el Senado por la bancada del Partido Revolucionario Institucional y bienquista y considerada por la del Partido Acción Nacional. Ambas bancadas enarbolan el sofisma de que bursatilizar es "democrático".
Subráyese que quien trata de privatizar Pemex es un gobierno que ni siquiera es representativo, sino de facto y, por tanto, espurio. Y bajo esa espuriedad realiza en nuestro nombre una operación que equivale, legal y moralmente, a un delito muy grave.
III
Ese gobierno surgió de un fraude electoral para alzarse con el poder y, ya ejerciendo éste, cometer una ringlera de ilícitos, empezando con la privatización de Pemex y, luego, las empresas del pueblo de México que operan en el ramo eléctrico.
Esto nos lleva al vínculo estratégico aludido párrafos atrás, entre la privatización del aprovechamiento de los hidrocarburos (desde extraerlos hasta exportarlos crudos e industrializarlos) y la generación de energía eléctrica y su abasto al consumidor.
Sábese que esa privatización sería en beneficio de intereses creados de grandes consorcios trasnacionales de Estados Unidos y España principalmente y, en segundo lugar, de los dueños, especuladores y operadores de capitales mexicanos.
Empero, privatizar el usufructo del petróleo, gas y energía eléctrica implicaría que el Estado mexicano dejaría de percibir ingresos cuyo total financia el 40 por ciento del gasto público. Para atenuar esa pérdida, aumenta viejos impuestos y crea otros.
¿Por qué ese empeño de un gobierno espurio en regalarle al capital privado estadunidense y español y local los bienes de todos nosotros? La respuesta es compleja, pero podría resumirse así: ese gobierno fue instalado por las trasnacionales.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Bienquista: bien vista, recibida con simpatía.
Ringlera: ristra, hilera, fila.
Socaliña: truco, engaño, ardid, mentira.
Sofisma: argumento aparente o artificioso para ocultar las intenciones verdaderas de una acción.
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