José Antonio Rojas Nieto
Este viernes el precio internacional del crudo marcador de referencia, el West Texas Intermediate (WTI), cerró en 115.46 dólares por barril (107.54 nuestra mezcla mexicana).
Este nivel es prácticamente 30 dólares inferior (21 por ciento menos) al mayor valor anual registrado el pasado 3 de julio –145.29 dólares por barril. Por cierto, en el caso de la cotización de referencia del gas natural –Henry Hub– el cierre del viernes fue de 7.94 dólares por millón de BTU (unidades térmicas británicas, por sus siglas en inglés), casi seis dólares (58 por ciento) menos que su nivel máximo anual (13.58 dólares), también del pasado 3 de julio. No se ven razones estructurales para que ambos precios lleguen una vez más a esos altos niveles. En ambos casos ha habido una caída de la demanda. En parte por los altos precios, pero también por la menor actividad económica en este 2008.
Veamos qué se espera del petróleo. A escala mundial y por un crecimiento económico inferior al de 2007, se estima que el consumo mundial de petróleo sólo aumentará cerca de 500 mil barriles al día. Descenso en el incremento, pero no caída. Al menos todavía. En 2007 la demanda creció casi un millón de barriles diarios. En 2006 y 2005, 800 mil. Y en 2005, un millón.
Por cierto, hay que decir que hace unos ocho meses se estimaba un cercano al millón de barriles diarios. Hoy crece menos. Pero aún no cae. Por eso –justamente por eso, porque aún crece– al hablar de una caída de los precios no podemos dejar de pensar en un mundo que sigue presionando para que se expanda la capacidad de producción. Primordialmente por los requerimientos de transporte, que en 95 por ciento se satisfacen con un petróleo que pesa 57 por ciento en el consumo mundial.
Esta es una de las principales razones por las que los precios no ceden: la altísima –prácticamente absoluta– dependencia del transporte respecto del crudo y sus derivados. Es, asimismo, una de las más importantes para que se aliente e impulse la exploración y la explotación de yacimientos de desarrollo más complejo y delicado y, en consecuencia, de costos de producción más, mucho más altos. Los de aguas profundas entre ellos. Acaso por eso –razón válida– en nuestro país se ha fantaseado con eso del “tesoro de las aguas profundas”.
A ese respecto –distrayéndonos un poco– sólo diré que una consulta con los especialistas mediante la bibliografía más reconocida y reciente permite asegurar que es una mentira indicar que México tiene la garantía de “un tesoro petrolero en aguas profundas”. Lo que sí es una terrible verdad –poco se habla de ello, porque hay responsables que no se desea identificar– es que la producción de Cantarell desciende a pasos acelerados. A principios de 2001 su producción cruzó la línea del millón y medio de barriles diarios. A mediados de 2003 superó también en ascenso la de los 2 millones de barriles, misma que volvió a cruzar, pero ya en descenso, a mediados de 2005. A mediados de 2007 atravesó –también en severo descenso– la del millón y medio. Y apenas hace un par de meses la del millón de barriles diarios.
Sí, este floreciente yacimiento produce hoy menos de lo que en 2004. Algo se ha compensado con otros de la zona marina. Además –para bien y para mal–, la continua elevación de los precios desde 2002 también ha ayudado a compensar ese declive. Este año la cotización de nuestra mezcla estará muy cercana a 100 dólares por barril. Fue de 61.70 en 2007. Por eso, no obstante los descensos de producción de 174 y 226 mil barriles al día en 2007 y 2008, este gobierno recibirá un monto acumulado no menor a 125 mil millones de dólares por concepto de excedente petrolero (derechos de hidrocarburos, que en 2007 fueron de 51 mil 482 millones de dólares y de enero a junio de 2008 acumulan 41 mil 451 millones de dólares, el monto semestral más elevado en toda la historia de México).
Sorprende, entonces, que con ese ingreso y pese a la caída de la producción, la garantía de montos importantes de excedente petrolero para el resto del sexenio, se formulen iniciativas regresivas que comprometen entregar parte de esos excedentes a los privados, a cambio de que nos hagan el favor de ayudarnos a llegar al mundo de la fantasía de las aguas profundas.
¡Qué lamentable error!
rojasags@yahoo.com.mx
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