martes, mayo 12, 2009
El gobierno panista asustó al mundo, se desplomó la economía mexicana y ya somos el hazmerreír planetario
En un artículo publicado este lunes, Fidel Castro dijo: "Hoy se anunció la presencia del virus de influenza A (H1N1) en Cuba. El portador es un joven ciudadano mexicano que estudia medicina en nuestro país. Lo único que puede afirmarse ahora es que no lo introdujo la CIA. Vino de México". Castro preguntó: ¿De qué se queja Felipe Calderón "con relación a las medidas que Cuba adoptó, de acuerdo a las normas establecidas y sin la menor intención de afectar al hermano pueblo de México? Estábamos lejos de imaginar que allí y en Estados Unidos se desataría la epidemia. Las autoridades mexicanas no le informaron al mundo la presencia de la misma esperando la visita de Obama". Está claro que el dictador cubano se está burlando. Bueno sería que solo ridiculizara a Calderón. Por desgracia, se está pitorreando de todos los mexicanos. Y como el gobierno de Cuba, muchos otros nos están dando de patadas. Pienso en las administraciones públicas que han cancelado vuelos a México, las que han aconsejado a sus ciudadanos no viajar a nuestro país, las que han ordenado poner en cuarentena y hasta arrestar a los mexicanos que han arribado a ciertas naciones, las que han alentado a sus operadores turísticos a dejarnos sin vuelos charters y las que han propiciado que sus empresas de cruceros cancelaran sus visitas a los puertos mexicanos. Qué desastre. Pero Calderón dirá que ese el precio a pagar por salvar a la humanidad. Un momento, ¿de qué carajo salvó Calderón a todos los pueblos de la tierra? De nada, por supuesto. Porque el nuevo virus de la gripe ahí está, ya en todas partes. Y no parece haber nadie capaz de detener su avance. De hecho, donde más casos se han presentado no ha sido en México, sino en Estados Unidos. Muy bien, antes de seguir adelante hagamos algunas preguntas y demos algunas respuestas. ¿Es verdad que la nueva gripe ha enfermado a más gente en Estados Unidos que en México? Sí, eso es verdad. ¿Se han suspendido, por orden del gobierno central, las clases en Estados Unidos? No, en Estados Unidos no se han suspendido clases. ¿Cerraron, por orden del gobierno, todos los cines de Estados Unidos? No, en Estados Unidos los cines no han cerrado. ¿Mantuvieron en Estados Unidos cerradas sus puertas, por orden del gobierno, todos los restaurantes? No, en Estados Unidos los restaurantes no han cerrado sus puertas. ¿El gobierno ha exigido a los estadounidenses cubrirse la cara con tapabocas? No, en Estados Unidos nadie ha exigido a la gente andar con tapabocas. ¿Se han celebrado en Estados Unidos, por disposición oficial, juegos de futbol, beisbol o basquetbol en estadios vacíos? No, en Estados Unidos no se han vaciado los estadios. ¿En los aeropuertos de Estados Unidos hay cámaras para detectar la temperatura de los pasajeros? No, en Estados Unidos no hay cámaras para detectar la temperatura de los pasajeros. ¿Barack Obama ha salido en cadena nacional para anunciar casi el apocalipsis? No, Obama no ha asustado a su pueblo. No es tan irresponsable. Esas preguntas y esas respuestas lo explican todo. El gobierno de Estados Unidos, a diferencia del de México, no generó pánico porque está claro que el nuevo virus de la gripe no es mortal si se atiende a tiempo. De hecho, sobra evidencia para considerarlo menos perjudicial para la salud que otros virus que también ponen griposas a las personas. Es decir, el virus A (H1N1) no ha sido para tanto. Por consecuencia, en Estados Unidos no ha habido pánico. Esta es la razón de que la gripe estadounidense no haya asustado a nadie ni dentro ni fuera de ese país. Nadie, entonces, ha cancelado sus vuelos a Estados Unidos. Nadie ha prohibido a los cruceros atracar en los puertos estadounidenses. Nadie ha suspendido vuelos charters a los destinos turísticos de esa nación. En Estados Unidos, entonces, no ha pasado nada. La vida sigue su curso normal, a pesar de que tienen a más griposos que en México dañados por el nuevo virus que, en mala hora, el gobierno de Calderón puso de moda. En cambio, en México todo ha salido mal. El miedo paralizó la economía, sin duda; a los mexicanos se nos ve, tristemente, como apestados en el mundo; eso ha destruido nuestra tercera fuente de divisas, el turismo, y para colmo, Fidel Castro encuentra placer en burlarse de nosotros. Malagradecida humanidad que Calderón salvó de la extinción.
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