Ricardo Loewe
En México llevamos la cuenta
La tortura es la producción intencional de un daño físico, mental, familiar, comunitario y social, causado desde el poder del Estado, con el fin de lograr conductas que de otra manera no se producirían.
Este daño ha sido definido como un delito de lesa humanidad por las legislaciones nacionales de casi todos los países del mundo (con excepción de los EEUU e Israel), así como por diversos convenios y tratados internacionales.
Cuando los perpetradores de este daño no son castigados, cuando hay impunidad, se combinan dos delitos: la tortura y la impunidad; estos delitos son cometidos por servidores de los gobiernos, con la aceptación y el aprovechamiento de sus efectos por parte de los dueños del gran capital (financiero, oligárquico) y por otros sectores minoritarios, pero poderosos del Estado, así como por las capas medias reaccionarias de la población.
La conducta inmediata más importante que se produce por la tortura es el terror, que neutraliza provisoriamente la voluntad de las personas y las colectividades. Más adelante, la tortura busca la destrucción de la persona torturada, con lo cual se intensifica el terror en el entorno social de esa persona. Por ello, la combinación de esos dos delitos, la tortura y la impunidad, sumados al efecto de los mensajes emitidos por los grandes medios de comunicación, producen una situación de terror generalizado, conocido como TERRORISMO DE ESTADO.
El terrorismo de Estado es, hoy, un recurso del gran capital y de su Estado, cuando ya no tiene argumentos que disminuyan la inconformidad social causada por la explotación, la opresión, el saqueo y la destrucción de la naturaleza. Así, es un recurso de las dictaduras de los propietarios del gran capital, ya instituidas o en formación.
En otras palabras, la oligarquía y su Estado usan a la tortura –combinada con impunidad y con los medios de comunicación– contra el pueblo. El terrorismo de Estado es un arma de la lucha de clases para imponer la voluntad de los dueños del capital sobre el resto de la población.
En las sociedades actuales, la instauración de la dictadura empieza por la contradictoria violación de las leyes antes existentes. Para ello, los sectores dominantes –los grandes propietarios de capital– establecen redes de complicidad entre los políticos, los jueces, los militares y policías, los altos funcionarios de las iglesias, los medios de comunicación masiva y los profesionales directamente involucrados en la tortura: médicos, psicólogos, abogados, antropólogos, etc.
Esto es lo que ha sucedido durante el nazifascismo, en las dictaduras del Cono Sur y en Centroamérica. Es lo que está sucediendo de manera intensificada en todos los territorios del mundo afectados por la política imperial de los EEUU a partir del 11 de septiembre de 2001.
En México, al igual que en el resto del mundo capitalista, los nombres de los sobrevivientes y de los muertos por la tortura son, con raras excepciones, nombres de trabajadores, de indígenas, de estudiantes, de luchadoras y luchadores sociales. Y los nombres de los torturadores pertenecen a los sirvientes del capital: a presidentes, gobernadores, jueces, policías, oficiales del ejército y profesionistas cómplices.
La lista de los torturados y de los perpetradores impunes en México es larga, muy larga. Así que a continuación se transmite sólo una pequeña muestra.
- Tlaltelolco, 1968. Miles de estudiantes torturados y masacrados. Responsable: Luis Echeverría Álvarez. Nadie ha sido castigado.
- Oaxaca 1996-98.155 indígenas zapotecos torturados y encarcelados, 22 ejecuciones extrajudiciales, 22 desapariciones forzadas. Responsables: Diódoro Carrasco Altamirano, Lucio Esteban Vázquez Ramírez. Nadie ha sido castigado.
- Oaxaca, 1997-2003. Marcelino Santiago Pacheco, indígena miembro de la OPIZ. Encarcelado 5 años, absuelto por inocencia, torturado, 2 veces desaparecido. Responsables: Diódoro Carrasco Altamirano y los que resulten. Nadie ha sido castigado.
- Distrito Federal, 2001. Digna Ochoa y Plácido. Defensora de los derechos humanos. Torturada y ejecutada. Responsables: Rogaciano Alba Álvarez, Rafael Macedo de la Concha, Vicente Fox Quezada, Gerardo Clemente Vega García, José Luis Soberanes Fernández. Nadie ha sido castigado.
- Ciudad Juárez, 2001-2005. Víctor García Uribe. Taxista. Torturado, encarcelado 5 años y absuelto. Gustavo González Meza. Taxista. Torturado, encarcelado y asesinado. Responsables: José Reyes Baeza Terrazas, Rafael Macedo de la Concha, Alberto Vázquez Quintero y los que resulten. Nadie ha sido castigado.
- Atenco, 2006. 2 asesinados, 47 mujeres y 160 hombres torturados, 3 líderes en una cárcel tumba con una condena arbitraria equivalente a 2 vidas. Casi todos integrantes de la Otra Campaña o del Frente de Pueblos por la Defensa de la Tierra. Responsables: Enrique Peña Nieto, Vicente Fox Quezada, Wilfrido Robledo Madrid, Abel Villicaña, Eduardo Medina Mora, Miguel Ángel Yunes Linares. Nadie ha sido castigado.
- Zongolica, 2007. Ernestina Ascensión Rosario. Indígena. Torturada, violada, asesinada. Responsables: Guillermo Galván Galván, José Luis Soberanes Fernández, Felipe Calderón, soldados del 63 Batallón de infantería. Nadie ha sido castigado.
- Oaxaca, 2006-2007. Incontables miembros de la APPO. Torturados masivamente, desaparecidos, asesinados, encarcelados. Responsables: Vicente Fox Quezada, Ulises Ruiz Ortiz, Bulmaro Rito Salinas, Heliodoro Díaz Escárraga, Lino Celaya Luria, Manuel Baráibar Constantino, Roberto Lara Hernández y los que resulten. Nadie ha sido castigado.
- Oaxaca, 2007. Emeterio Merino Cruz Vásquez, integrante de CODECI-Xanica. Torturado. Responsable: Ulises Ruiz. Nadie ha sido castigado.
- Guerrero, 2009. Manuel Ponce Rosas y Raúl Lucas Lucía. Defensores de los DDHH de la Organización para el Desarrollo del Pueblo Mixteco. Indígenas. Torturados y ejecutados. Responsables: Rogaciano Alba Álvarez y los que resulten. Nadie ha sido castigado.
- Guerrero, 2009. Javier Torres Cruz. Campesino integrante de la Organización Ecologista de la Sierra de Coyuca y Petatlán. Desaparecido, torturado y acosado. Responsables: Rogaciano Alba Álvarez, Nadie ha sido castigado.
Nadie ha sido castigado… pero llevamos la cuenta.
Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad
5º Aniversario
26 de junio de 2009
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