02 julio 2009
A José Robles Martínez. Por su frontalidad en la dignificación personal y profesional del periodista en Veracruz.
I
La suscripción el 30/VI/09 del convenio entre la secretaría del despacho de Educación Pública del Poder Ejecutivo del Estado mexicano y la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión "para mejorar el perfil del periodista mexicano" mueve a reflexionar acerca del carácter vero de éste antiguo oficio de difundir hechos y sucedidos y su interpretación y de nuevas ideas.
Consígnese que el suso convenio fue firmado por Alonso Lujambio Ibarzábal, titular del despacho de Educación Pública, y Leopoldo Mendivil, presidente de la Academia Nacional de Periodistas. Señálese que el colega Mendivil es un distinguido y polifacético periodista.
Una reflexión, tal vez la de primacía insoslayable, es la de que el oficio de difusor hertziano o impreso o digital --que tiene, sin duda, elementos constitutivos del arte-- es un sincretismo.
Sincretismo, cabría añadir, trascendente no sólo por su dialéctica misma (tesis, antítesis y síntesis), sino porque sus practicantes por inclinaciones vocativas y propósitos profesionales ajenos al propagandismo y la conveniencia circunstancial, son educadores.
La condición de educador, sin embartgo, no la otorga únicamente el medio difusor --el micrófono, la cámara, la letra impresa o las imágenes y las palabras en el ciberespacio--, sino la filosofía que. desde los ejemplos de lo óptimo, inspira en lo orgánico el quehacer periodístico.
Por quehacer difusor nos referimos al desempeño intelectual que implica elaborar contenidos de los periódicos impresos, hertzianos (radio y TV) o digitales que contienen textos, sonidos e imágenes. Nos referimos, pues, al periodista en su sentido teleológico, no semántico.
II
Ello, hágase la salvedad, no comprendería a aquellos individuos que, por motivos que fuesen, son usufructuarios, empresarialmente, del régimen de propiedad de los medios que hacen posible la difusión de hechos, sucedidos, opiniones e ideas.
El sincretismo nos conduce así a la naturaleza del perfil del periodista. El periodista debe verse a sí mismo, centralmente, como un educador y, a la vez, debe ser visto y comprendido también como un educador por los destinatarios de sus empeños y desempeños.
¿Por qué? Porque la función fundamental del periodismo es el de educar. No cabría calificar si esa educación es buena o mala con arreglo a juicios de valor dados, sino de identificar y definir la centralidad del periodismo de educar cuyo efecto es liberar al hombre de sí mismo.
Y liberar al hombre de sí mismo implica, como premisa mayor, la que su liberador --el hombre mismo-- sea alguien liberto, primero, de prejuicios --secuelas de la ignorancia-- de toda clase, desde los filosóficos, ideológicos y políticos hasta los culturales.
¿Y cómo se libera de sí mismo (y de otros) ese individuo libertador de hombres? Educándose. Preparándose para educar. Alistándose en el uso de las herramientas que requiere. Un tipo de herramientas es la de las técnicas para elaborar contenidos y géneros periodísticos.
En esas técnicas se privilegian la práctica del discernimiento de la objetividad aséptica según paradigmas de la cultura prevaleciente que es, doquiera, acervo de experiencias subjetivas del humano como ser social. Pero esas técnicas tienden a descontextualizar hechos y sucedidos.
III
A esa descontextualización contribuye además la naturaleza propia de ciertos medios de difusión --denominados también, inapropiadamente, de comunicación pues ésta es dable sólo si hay ida y vuelta concurrente--, que no permite siquiera describir sus componentes.
Más otros tipos de herramientas, de importancia, para una progimnasma pedagógica serían:
1) Los codigos de ética, casi inexistentes en forma escrita en la inmensa mayoría de las empresas comerciales mexicanas de difusión impresa, hertziana o ciberespacial (algunas ni siquiera se rigen por manuales de estilo y guías gramaticales de la lengua castellana).
2) La convicción de que para educar hay que ser educador y ésta condición sólo se logra educándose permanentemente bajo rigurosa propedeútica y vivencias empírico-formales y experiernciales,-formativas, para despertar y desarrollar la conciencia del contexto circundante.
3) Así, ser consciente de la propia conciencia de los componentes del contexto y sus conductas e interacciones y de los prejuicios formativos personales devenidos del entorno cultural es crucial para discernir que no hay una verdad absoluta, sino muchas verdades relativas.
Educar desde esas magnas aulas del periodismo equivale a ejercer simultáneamente los oficios de mensajero, exégeta --hasta profeta incluso--, maestro, agente de opinión, vector de catálisis, pero, sobre todo, de la indeseada responsabilidad de dirección social.
Los periodistas debemos prepararnos todo el tiempo para ello, querrámoslo o no. Sería el quid protoorgánico, progestánte, del nuevo perfil del periodista. Hallar las verdades, comprenderlas, interpretarlas, cotejarlas y difundirlas: su conocimiento despertará otras conciencias y las liberará.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
I
La suscripción el 30/VI/09 del convenio entre la secretaría del despacho de Educación Pública del Poder Ejecutivo del Estado mexicano y la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión "para mejorar el perfil del periodista mexicano" mueve a reflexionar acerca del carácter vero de éste antiguo oficio de difundir hechos y sucedidos y su interpretación y de nuevas ideas.
Consígnese que el suso convenio fue firmado por Alonso Lujambio Ibarzábal, titular del despacho de Educación Pública, y Leopoldo Mendivil, presidente de la Academia Nacional de Periodistas. Señálese que el colega Mendivil es un distinguido y polifacético periodista.
Una reflexión, tal vez la de primacía insoslayable, es la de que el oficio de difusor hertziano o impreso o digital --que tiene, sin duda, elementos constitutivos del arte-- es un sincretismo.
Sincretismo, cabría añadir, trascendente no sólo por su dialéctica misma (tesis, antítesis y síntesis), sino porque sus practicantes por inclinaciones vocativas y propósitos profesionales ajenos al propagandismo y la conveniencia circunstancial, son educadores.
La condición de educador, sin embartgo, no la otorga únicamente el medio difusor --el micrófono, la cámara, la letra impresa o las imágenes y las palabras en el ciberespacio--, sino la filosofía que. desde los ejemplos de lo óptimo, inspira en lo orgánico el quehacer periodístico.
Por quehacer difusor nos referimos al desempeño intelectual que implica elaborar contenidos de los periódicos impresos, hertzianos (radio y TV) o digitales que contienen textos, sonidos e imágenes. Nos referimos, pues, al periodista en su sentido teleológico, no semántico.
II
Ello, hágase la salvedad, no comprendería a aquellos individuos que, por motivos que fuesen, son usufructuarios, empresarialmente, del régimen de propiedad de los medios que hacen posible la difusión de hechos, sucedidos, opiniones e ideas.
El sincretismo nos conduce así a la naturaleza del perfil del periodista. El periodista debe verse a sí mismo, centralmente, como un educador y, a la vez, debe ser visto y comprendido también como un educador por los destinatarios de sus empeños y desempeños.
¿Por qué? Porque la función fundamental del periodismo es el de educar. No cabría calificar si esa educación es buena o mala con arreglo a juicios de valor dados, sino de identificar y definir la centralidad del periodismo de educar cuyo efecto es liberar al hombre de sí mismo.
Y liberar al hombre de sí mismo implica, como premisa mayor, la que su liberador --el hombre mismo-- sea alguien liberto, primero, de prejuicios --secuelas de la ignorancia-- de toda clase, desde los filosóficos, ideológicos y políticos hasta los culturales.
¿Y cómo se libera de sí mismo (y de otros) ese individuo libertador de hombres? Educándose. Preparándose para educar. Alistándose en el uso de las herramientas que requiere. Un tipo de herramientas es la de las técnicas para elaborar contenidos y géneros periodísticos.
En esas técnicas se privilegian la práctica del discernimiento de la objetividad aséptica según paradigmas de la cultura prevaleciente que es, doquiera, acervo de experiencias subjetivas del humano como ser social. Pero esas técnicas tienden a descontextualizar hechos y sucedidos.
III
A esa descontextualización contribuye además la naturaleza propia de ciertos medios de difusión --denominados también, inapropiadamente, de comunicación pues ésta es dable sólo si hay ida y vuelta concurrente--, que no permite siquiera describir sus componentes.
Más otros tipos de herramientas, de importancia, para una progimnasma pedagógica serían:
1) Los codigos de ética, casi inexistentes en forma escrita en la inmensa mayoría de las empresas comerciales mexicanas de difusión impresa, hertziana o ciberespacial (algunas ni siquiera se rigen por manuales de estilo y guías gramaticales de la lengua castellana).
2) La convicción de que para educar hay que ser educador y ésta condición sólo se logra educándose permanentemente bajo rigurosa propedeútica y vivencias empírico-formales y experiernciales,-formativas, para despertar y desarrollar la conciencia del contexto circundante.
3) Así, ser consciente de la propia conciencia de los componentes del contexto y sus conductas e interacciones y de los prejuicios formativos personales devenidos del entorno cultural es crucial para discernir que no hay una verdad absoluta, sino muchas verdades relativas.
Educar desde esas magnas aulas del periodismo equivale a ejercer simultáneamente los oficios de mensajero, exégeta --hasta profeta incluso--, maestro, agente de opinión, vector de catálisis, pero, sobre todo, de la indeseada responsabilidad de dirección social.
Los periodistas debemos prepararnos todo el tiempo para ello, querrámoslo o no. Sería el quid protoorgánico, progestánte, del nuevo perfil del periodista. Hallar las verdades, comprenderlas, interpretarlas, cotejarlas y difundirlas: su conocimiento despertará otras conciencias y las liberará.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
Géneros periodísticos: nota informativa sim'0ple o compuesta, entrevista, reportaje, crónica, reseña, ensayo, artículo de fondo, etcétera.
Hertziano: herciano. De hertz (en castellano, hercio, en hyonor del científico alemán H. R.Hertz). Relativo o perteneciente a las ondas hercianas. Unidad de frecuencia del sistema internacional radioelectrico que equivale a la frecuencia de un fenómeno cuyo período es un segundo.
Progestante: que contribuye a la gestación.
Progimnasma: ensayo o ejercicio preparatoprio de un orador para prepararse para hablar en público.
Propedeútico: enseñanza prepareatoria para el estudio de una disciplina.
Protoorgánico: de proto, primero, y orgánico, relativo a órgano. Indica prioridad, preeminencia o superioridad.
Quid: esencia, punto más importante o porqué de una cosa.
Teleológico: perteneciente o relativo a la teleología. Doctrina de las causas definitivas.
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