domingo, abril 10, 2011

Televisa y TV Azteca: La sociedad perversa

La socieda perversa

Con la compra de Cablemás y de la mitad de Iusacell, Televisa se alza como el único emporio nacional capaz de ofrecer el cuádruple play (televisión, internet y las telefonías fija y móvil). Para lograrlo unió fuerzas con su antiguo y acérrimo rival, TV Azteca. El propósito: frenar a la competencia en los servicios de banda ancha inalámbrica y de televisión abierta y restringida, lo que dio origen a la “guerra” contra Carlos Slim. A finales de enero último, en su columna Plaza Dominical del periódico Reforma, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, colaborador de Proceso, había adelantado el plan de Televisa y TV Azteca, pero el duopolio lo “desmintió” con insultos.

Una trama de simulación empresarial, financiera y política, así como la ambición por controlar las dos terceras partes del mercado de 35 mil millones de dólares anuales que genera el sector de las telecomunicaciones en México, están detrás de la reciente operación confirmada por Televisa para adquirir 50% de las acciones de Iusacell, la tercera empresa de telefonía móvil en el país y propiedad de Ricardo Salinas Pliego.

Esta transacción –a la que aún le falta la autorización de la Comisión Federal de Competencia (CFC)– incluye un compromiso de Televisa para invertir mil 600 millones de dólares (37.5 millones en capital y mil 565 millones en deuda convertible) a cambio de compartir con Salinas Pliego “los mismos derechos de gobierno corporativo” en Iusacell, así como permitir negociaciones entre la empresa de telefonía móvil y “filiales de Televisa para expandir su oferta de servicios”.

El control de la mitad de Iusacell le permitirá a Televisa ser la única empresa que dé los servicios de cuádruple play en México (televisión, internet y telefonía fija y móvil) a través de su red de empresas de televisión por cable (Cablevisión, TVI y Cablemás), más la de televisión satelital, Sky, y la telefónica Bestel.

El anuncio de la transacción entre Televisa y Iusacell coincidió con la autorización para que la empresa de Emilio Azcárraga Jean aumente de 58.3 a 100% su inversión en Cablemás, el segundo operador más grande de televisión por cable en el país, con 2.8 millones de suscriptores y una red de servicio de 17 mil kilómetros.

Esta concentración se realiza pese a que Televisa y Cablemás incumplieron las condiciones impuestas por la CFC en agosto de 2007: que Cablemás abandonara su participación directa o indirecta en la Productora y Comercializadora de Televisión (PCTV, a través de su filial Paxia), que Televisa diera acceso no discriminatorio a otras empresas a sus señales de televisión abierta y que se prohibieran “las ventas atadas”.

Para Banamex Casa de Bolsa, la concentración de Televisa y Cablemás (por 4 mil 700 millones de pesos) anticipa una compra de Televisa en Megacable, la empresa más grande del sector, con lo que Azcárraga dominaría más de 65% de la televisión por cable.

De esta manera las adquisiciones de Televisa en Iusacell y Cablemás le permitirán a Azcárraga tener 57 megahertz del espectro de telefonía móvil –sin necesidad de participar en una licitación–, competir directamente con Telcel (la empresa de Carlos Slim, que tiene 70% de los 90 millones de usuarios de telefonía móvil) y con la española Telefónica-Movistar (con 19.7 millones de suscriptores, que domina 70% de las frecuencias de televisión abierta y controla los contenidos en televisión restringida).

Frente a este nivel de concentración ninguna autoridad del sector ha podido frenar el avance de Televisa y el recrudecimiento de la guerra que esta empresa y TV Azteca han emprendido contra Telmex-Telcel, Grupo Dish y los otros medios que se atrevan a oponerse al duopolio televisivo.

El comisionado de la Cofetel Gonzalo Martínez Pous advirtió que la autorización de la compra de 50% de Iusacell “está en la cancha de la Comisión Federal de Competencia”. “Nosotros únicamente nos encargamos de la regulación”, afirmó.

Para Jorge Fernando Negrete y Jorge Bravo, analistas de Mediatelecom, “se confirma la colusión de intereses en televisión abierta para impedir la entrada de nuevos competidores en ese mercado, y serán cada vez más evidentes los beneficios y prebendas a favor de Televisa, aliada con TV Azteca para operar una plataforma inalámbrica que difundiría los contenidos de los dos principales productores, que llega a 95%”.

“Esta concentración excesiva de recursos comunicacionales, además de las alianzas y colusiones, no fomenta la competencia, sino su destrucción”, afirmaron los especialistas de Mediatelecom en su análisis sobre esta transacción.

La simulación empresarial

La farsa empezó la segunda semana de octubre de 2010. Tras sostener contra viento y marea su sociedad con Nextel para obtener –por 180.1 millones de pesos– el bloque más valioso de la Licitación 21 para telefonía móvil, Televisa anunció que rompía el compromiso de invertir mil 400 millones de dólares en esa telefónica y tener entre 37 y 40% de su capital accionario.

La Licitación 21 se volvió un escándalo político, legislativo y mediático. El Congreso aprobó una exención de dos años del pago de derechos en beneficio de las empresas que participaran en la licitación más compleja del sexenio.

El entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Juan Molinar Horcasitas, y el presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), Mony de Swaan, negaron una y otra vez que las bases se hubieran redactado para favorecer a la sociedad Nextel-Televisa, las únicas que pudieron competir por el bloque nacional de 30 Mhz.

Iusacell interpuso 95% de los más de 60 litigios a los que dio pie la Licitación 21. Su abogado, Salvador Rocha Díaz, salía un día sí y otro también a litigar contra el “favoritismo” de las autoridades a Televisa-Nextel.

Televisa manejó que debido a la “politización” de la Licitación 21 suspendía su compromiso de sociedad con Nextel y privilegiaba su inversión en Univisión, la cadena estadunidense de televisión de habla hispana que en junio de 2006 Azcárraga Jean perdió en su intento de adquirir el control accionario.

Aún en octubre de 2010 Iusacell firmó un convenio con sus acreedores para reestructurar una deuda de 544 millones de dólares: 344 millones con vencimientos en 2011 y 2012, y los otros 200 millones con vencimientos en 2013.

De esa deuda, 200 millones fueron adquiridos por el empresario regiomontano David Martínez, director de Fintech Advisory, quien tuvo el control de 98% de la deuda que vencía en 2011, 92% de la de 2012 y 76% de la correspondiente a 2013.

David Martínez, especializado en la adquisición de deudas corporativas (con descuento), tenía la intención de comprar 51% de las acciones de Iusacell y competir con Carlos Slim y Televisa. Martínez es un viejo adversario de Alfonso de Angoitia, vicepresidente ejecutivo de Televisa y estratega de la expansión del consorcio hacia el área de las telecomunicaciones.

Entre noviembre y diciembre de 2010, De Angoitia y Bernardo Gómez, los dos principales colaboradores de Emilio Azcárraga Jean, en sigilo emprendieron negociaciones con Ricardo Salinas Pliego para adquirir una parte del paquete de deuda de Iusacell y convertirse en accionistas mayoritarios de esa empresa.

Según fuentes cercanas a la negociación, el 21 de diciembre del año pasado se firmó un primer acuerdo confidencial entre Televisa y Iusacell.

Un mes después, el 23 de enero de 2011, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa adelantó en su columna Plaza Dominical, del periódico Reforma, que la operación de Televisa para quedarse con “la totalidad” de las acciones de Iusacell le permitiría, “además de desembarazarse de su principal adversario en tribunales, contar de golpe y porrazo con 53 Mhz del espectro”, lo que posee la telefónica.

El desmentido a Granados Chapa fue inmediato y ofensivo. Televisa y Grupo Salinas acusaron al periodista de haber mentido y de no haber consultado a las empresas. Manuel Compeán, vocero de Televisa, se dio el lujo de pontificar y dijo que el texto de Granados Chapa era “un desafortunado artículo que no cuenta con el mínimo rigor periodístico”.

Para los mismos días de diciembre de 2010, Telmex y Telefónica dieron a conocer un acuerdo de tarifas de interconexión por 0.95 centavos que sorprendió a los otros competidores. Tradicionalmente duros adversarios, la empresa de Slim y la dirigida en México por Francisco Gil Díaz llegaron a un acuerdo que aceleró la negociación entre Televisa y Iusacell.

En febrero de 2011 se inició la guerra abierta de Televisa y TV Azteca contra la dupla Telmex-Telcel, y se ha extendido hacia Grupo Dish, propiedad de MVS en sociedad con EchoStar y Telmex.

El inicio de las hostilidades públicas se generó a raíz del incremento de las pautas publicitarias en los canales de Televisa. Slim decidió suspender el convenio para este año. Menos de una semana después, TV Azteca anunció que suspendía los anuncios de Grupo Carso por desacuerdos en las negociaciones de las tarifas de interconexión de Iusacell con las empresas de Slim.

En una calca de lo sucedido con la Licitación 21, comenzó la ronda de demandas y denuncias. Iusacell, a través de su director jurídico, Federico Borrego, interpuso ante la CFC una demanda contra Telcel por presuntas prácticas discriminatorias y luego la demandó por el pago correspondiente al mes de febrero por interconexión.

Telcel y Telmex no se quedaron de brazos cruzados. Inundaron las páginas de medios impresos y cibernéticos con cintillos y desplegados contra el “duopolio televisivo”. Acudieron también a la CFC para denunciar la dominancia de Televisa en el mercado de la televisión restringida y se defendieron ante la guerra de spots por las altas tarifas de interconexión.

En una de sus últimas inserciones, Telmex afirmó: “Iusacell, ex monopolio celular, pierde participación del mercado del 100% a 4.4 % y usa noticiario con mentiras para presionar a las autoridades”.

Emilio Azcárraga Jean promovió en su cuenta de Twitter un blog contra Telmex (www.todoslosmexicanos.org) y el nivel de agresión llegó casi al insulto.

Redondean el negocio

Lo que antes negaron airadamente Televisa y Grupo Iusacell se confirmó el lunes 4, cuando el periodista Alberto Aguilar publicó que existían negociaciones entre ambos para aliarse y para que Azcárraga Jean adquiriera la deuda de David Martínez.

“Hasta donde se sabe, Televisa adquiría la importante tenencia de deuda del regiomontano David Martínez, dueño de Fintech Advisory”, publicó Aguilar.

El miércoles 6, The Wall Street Journal citó una fuente de Televisa y adelantó que ese grupo comprará 50% de Iusacell por mil 600 millones de dólares. El vocero de la televisora afirmó al rotativo que esta adquisición es “una movida defensiva” en la batalla contra Slim.

“(Slim) nos está tratando de ahogar en una guerra de precios”, afirmó esta fuente. Criticó que a través de los servicios de comercialización y facturación que Telmex ofrece con Grupo Dish se ha reducido el costo de la televisión satelital, mientras que Telcel incrementó el número de teléfonos de la compañía.

Ese mismo día el Consejo de Administración de Televisa aprobó la negociación realizada por Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia con su contraparte de Grupo Salinas, Pedro Padilla. El mercado bursátil no reaccionó favorablemente al anuncio: las acciones de Televisa disminuyeron entre 2.9 y 4% entre el miércoles 6 y el jueves 7.

Grupo Iusacell, que cotizaba en la Bolsa Mexicana de Valores, fue deslistada el año pasado por el alto costo de su deuda, de 12 mil 47 millones de pesos. A finales de 2009 la Casa de Bolsa Ixe calificó de “delicada” la situación financiera de la compañía, ya que su flujo en efectivo era negativo y el pago de intereses absorbía prácticamente todo su flujo operativo.

“Teniendo como socio a Televisa se abre la posibilidad de que Iusacell se vuelva un jugador un poco más importante, dependiendo de los acuerdos a los que lleguen y de la nueva estructura deuda-capital que tenga; el principal lastre de Iusacell siempre fue la deuda”, comentó Manuel Jiménez, subdirector de análisis de Ixe Casa de Bolsa a la agencia CNN Expansión.

Para distintos observadores los ganadores de esta operación son David Martínez y Ricardo Salinas Pliego; la fortuna de este último es de 8 mil millones de dólares según la revista Fortune.

David Martínez –quien vive en el extranjero– estuvo en México para hacer las últimas negociaciones a fin de vender a un precio mayor los 200 millones de dólares de tenencia de deuda que adquirió de Iusacell.

Para el financiero regiomontano esta transacción representa también una vieja revancha financiera: en junio de 2003, Grupo Salinas lo dejó en el camino en la adquisición de las acciones de Verizon y Vodafone en Iusacell, empresa creada por Carlos Peralta, quien vendió en 2001 su última participación de 34.5% por 973.4 millones de dólares.

En 2003 Ricardo Salinas Pliego compró en 10 millones de dólares el 100% de los títulos de Iusacell, empresa que ya arrastraba una deuda de 800 millones de dólares.

Ahora Televisa pagará 37.5 millones de dólares en capital y mil 565 millones de dólares en deuda convertible. A cambio, une fuerzas con TV Azteca para frenar a cualquier otro competidor en televisión abierta y para “congelar” un tiempo el ingreso de Telmex a la televisión restringida y la autorización para que MVS ofrezca servicios de banda ancha inalámbrica móvil a un precio mucho más barato que el cuádruple play de las televisoras.

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